Capitulo 26: El corazón

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         Nota: No se si este capítulo les parezca algo "sádico" o "agresivo" a algunas. De antemano, les pido una disculpa si es así. En fin, gracias por leer :)

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    El demonio levantó su huesuda pero recia mano rojiza al cielo, apuntando hacia la luz que lo bañaba a él y al guardián. Sus largas y puntiagudas uñas, negras como la noche misma, brillaron resplandecientes bajó aquel blanco brillo. Eso solo las hacía lucir más espeluznantes, dándoles un aire aún más mortífero y sanguinario.

    La chica abrió la puerta justo a tiempo para apreciar aquella escena. El joven albino parecía temeroso ante la enorme garra que se levantaba sobre él, y sin embargo, no se retorcía intentando escapar. Podría tener miedo, pero no era ningún cobarde.

    El corazón de la humana latió rápidamente, lleno de adrenalina al ver en peligro a la persona que tanto anhelaba tener a su lado. Ella sintió una poderosa ola de adrenalina recorrer cual rayo fugaz su cuerpo, impulsándola a hacer algo que nunca antes había pensado hacer: ponerse al descubierto para salvar a alguien más.

– ¡Daemon! – el instinto y el cariño que profesaba hacia aquel chico la hicieron gritar, adueñándose completamente de su boca para abrir sus labios y hacerla proferir aquella palabra. En su voz, se podía apreciar un atisbo de miedo y preocupación bastante claros. El aludido, al igual que el espíritu que tenía preso, se volvieron de inmediato al escuchar aquella voz, posando sus ojos sobre la nerviosa humana que permanecía de pie frente a la puerta. – Déjalo ya.

    El ser de las tinieblas le dedicó una horrible sonrisa que dejaba entrever sus demoniacos dientes puntiagudos mientras bajaba el brazo, de vuelta a su lugar. Sus ojos parecían los de un preso observando el paisaje a través de una ventana, añorando su libertad. Daba miedo.

– Valla, valla, ¿pero que me ha venido a traer el destino hasta mi puerta? – exclamó, de forma un tanto teatral.

– Ya me tienes aquí, ahora déjalo ir – ordenó ella, sin dejarse intimidar por el ente.

    El corazón del chico aceleró de golpe al ver a la joven humana frente a ellos. Ahora no había marcha atrás: Daemon la mataría. Y todo por no saber escuchar. Un escalofrío sacudió su cuerpo al entender que la persona que tanto quería iba a sufrir las consecuencias de sus propios actos, y él no podía hacer nada por evitarlo.

– ¡Lilly! – gritó, en un intento por prevenirla de lo que la esperaba. La aludida volvió sus ojos a los de él, y Jack pudo leer claramente el miedo que ella sentía reflejado en sus pupilas. – No lo hagas. Tienes que...

    Sin permitirle terminar la frase, un objeto grueso  y seco  se enroscó  alrededor de su cabeza, abriendo su boca para quedar en medio y separando sus labios, impidiéndole moverlos. Luchó por deshacerse de aquello, pero era imposible. Descubrió a Daemon observándolo fijamente, con una mano estirada en su dirección. Aparentemente, él era quien lo había amordazado y, por lo visto,con una gruesa tela imposible de desatar.

    El espectro parecía complacido con el resultado, pues ahora el joven no podía hacer otra cosa que balbucear palabras ininteligibles. Se giró nuevamente para encarar a la humana.

– ¿Así que vienes a salvar al guardián cuando ayer los traicionaste sin tentarte el corazón? – el ser se detuvo de golpe, esbozando una expresión de falsa sorpresa. – Espera... ¡tú no tienes corazón! – se burló.

– Sabes bien porqué lo hice, maldito mentiroso – lo silenció Lilly.

    El demonio se puso serio una vez más, observándola fijamente a los ojos.

Rise of the Guardians: The Key of HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora