Capitulo 19: Culpabilidad

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    Una serie de rápidos golpes sordos la sacó de aquel trance. Daemon tenía razón: alguien se acercaba. Los veloces pasos resonaban por el túnel, haciendo eco y llegando hasta los oídos de la chica. Cada uno más cerca que el anterior.

    Lilly reaccionó ante eso, despertando de golpe. Se apresuró a ocultar la llavecita, guardándola dentro del bolcillo derecho delantero de su pantalón rojo. Sacó la mano de la bolsa, y se quedó observando los pinos, fingiendo que veía algo entre ellos. No se atrevía a volverse hacia la puerta, no hasta saber de quien se trataba.

    Un chico, pálido como luz de Luna, se detuvo bruscamente agarrándose de la puerta. Se asomó detrás de este y encontró a la chica de espaldas, parada sobre el segundo escalón del umbral. Parecía entretenida observando algo entre las ramas de los árboles. Jack trató de seguir la trayectoria de sus ojos, pero no encontró nada fuera de lo común.

    Dio un par de pasos hacia afuera, traspasando el marco de la puerta. Se limitó a observarla. Después de lo que había ocurrido hacía unos minutos, no sabía cómo hablarle. No tenía ni idea de que decirle.

Vamos, ¿qué puede ser tan difícil? Actúas como si nunca antes le hubieses hablado, resonó una voz en su cabeza. Solo acércate a ella, y dale la noticia de Norte.

    Jack inhaló hondo, avanzó por el frio mármol hasta el filo del primer escalón y dio un largo suspiro, preparándose para hablar.

– Hola, cazadora de brujas – saludó.

Es solo Jack, ya puedes  relajarte, dijo la chica para sí, dándose media vuelta lentamente, fingiendo no haberlo escuchado.

– Hola, Hombre de Nieve – respondió.

    Lilly trepó el único escalón que la separaba del guardián, quedando frente a él. Pero conservó su distancia. No sabía cómo reaccionaría después de lo de hace rato, y de momento, prefería no averiguarlo.

    Se limitó a observarlo. Estaba consciente de lo que acababa de hacer, y más aún de que tal vez ese fuera el último momento en que vería a Jack como su Jack, mientras él aún era su amigo y no solo parte de un trato. No quería que ese momento acabara nunca, no quería salir a buscar a las brujas, solo tenía ganas de abrazarlo y quedarse así para siempre. Pero las cosas pocas veces son como uno quiere.

– Norte dice que ya casi estamos listos para irnos – informó, alzando su cayado para ponérselo de forma horizontal sobre ambos hombros. Colocó sus manos en los extremos de este, dejando que colgaran pesadamente de él.

– Bien – asintió ella, bajando la mirada. – ¿Qué falta?

    El guardián se encogió de hombros.

– Algunos detalles del trineo, es todo.

     Ella suspiró.

– ¿Emocionado? – preguntó, elevando los ojos para verlo, tratando de aparentar normalidad.

– Bastante – respondió, con una media sonrisa pícara en los labios.

– Supongo que debo de advertirte – la chica se encogió de hombros, volteando hacia su flanco derecho. – Tal vez lo que pasé allá no sea como tú imaginas.

– Mientras no pase nada grave, todo estará bien.

Mejor cierra el pico y entra a ver que puedes hacer, le susurró una voz en su cabeza.

– ¿Hay algo en lo que podamos ayudarle a Norte? – preguntó Lilly, como quien no quiere la cosa, solo para distraer la atención del albino.

– Tal vez – Jack se dio media vuelta, quedando de frente a la puerta. – Tendremos que ir a averiguarlo.

Rise of the Guardians: The Key of HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora