Capitulo 31: Quédate conmigo

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    Miradas nerviosas acosaban la superficie del agua. Atentos, a la espera de que algo ocurriese, los guardianes mantenían los ojos clavados en el lago con la esperanza de localizar a su compañero. El agua era tan turbia que no les permitía distinguir gran cosa, además de esas almas curiosas que se acercaban de vez en cuando a observarlos desde su prisión acuática.

    El pooka bajó las orejas, pegándolas tanto a la nuca que ni siquiera podía distinguirse donde estaban. Hada estaba nerviosa, incluso más de lo habitual, tanto que hasta le molestaban sus propios aleteos. Se vio obligada a pararse en la orilla para no tener que escucharlos. Norte observaba con los ojos completamente abiertos aquellas calmadas aguas, a la espera de ver a su joven compañero. Sandy bajó la mirada, atraído al principio por los seres que se acercaban a observarlos, pero descubrió algo más: una fina capa de hielo empezaba a formarse frente a las piedras.

    Eso era una mala señal. Si Jack no salía pronto de ahí, ambos quedarían atrapados en el lago. Y ni siquiera Hombre de la Luna podría hacer algo para salvarlos. ¿Cómo se supone que derretirían tanta agua? Más que eso, ¿cómo sabían que partes debían derretir? En sus doradas facciones se dibujó una expresión de horror ante esa idea.

– ¿Creen que... haya ocurrido algo malo ahí abajo? – se aventuró a preguntar Conejo.

    Sus tres compañeros se volvieron hacia él solo para dedicarle una mirada triste y reprobatoria a la vez. Ninguno quería pensar en la posibilidad de que realmente hubiesen tenido algún inconveniente, aunque no podían apartar del todo esa idea de sus mentes. Así que, unos segundos después, todos tenían los ojos puestos de nuevo en el agua.

– ¡¿Qué pasó?! – inquirió una voz femenina, proveniente de algún punto a su izquierda.

    Los guardianes reaccionaron de forma automática, levantando la cabeza en dirección a la puerta. Annie estaba ahí de pie, observándolos, respaldada por un tropel de mujeres que se amontonaban a detrás de ella en un intento por ver el interior de la cueva. Todas eran muy parecidas a la bruja blanca, por lo que asumieron que no había peligro y se dispusieron a dar la penosa noticia.

– Pues... Daemon arrojó a Lilly al agua – empezó a explicar Tooth, pasándose una mano por el plumaje de su frente.

    La mujer dirigió su mirada al lago, recorriendo cada milímetro de agua con los ojos. Nada, no había nada. El agua estaba perfectamente despejada, con excepción de esas series de rocas que asomaban por encima de su superficie. Regresó la vista a los guardianes, y estos pudieron notar claramente el brillo de miedo que asomó en los ojos de la bruja.

– No, no – la tranquilizó Norte, levantando las manos frente a él en señal de que no debía alarmarse. – Jack fue por ella, el verdadero problema es que...

    Y antes de que pudiese terminar la oración, algo chapoteó en el agua. Sin dudarlo, todos los ojos presentes en la estancia se dirigieron al lugar del que provenía aquel sonido. Incluso las brujas se empujaron unas con otras para entrar y no perderse lo que estaba ocurriendo.

    Ante los pasmados ojos de todos los presentes, la cabeza de Jack asomó estrepitosamente del agua. Este inhaló una larga y ruidosa bocanada de aire, exhausto por el esfuerzo, y se quedó suspendido en ese punto, recuperando energías de espaldas a sus compañeros por un par de segundos. Volver a llenar sus pulmones de oxígeno, después de pasar tanto tiempo privándose del mismo, era una sensación tan aliviadora como pocas ahí en la vida.

    Podían ver claramente que cargaba entre sus brazos una especie de bulto inerte de color marrón. Los músculos de todos se contrajeron de la impresión, dejándolos petrificados en sus posiciones. Ni siquiera la más leve respiración, el más mínimo jadeo o suspiro se escuchó en aquella celda. El silencio parecía recorrer lentamente el lugar cual fantasma penando, abrazándolo a este y a todos los presentes con sus helados brazos de suspenso que hielan la sangre.

Rise of the Guardians: The Key of HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora