Capitulo 1: Algo Pasa

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    Un chico caminaba solitario por las calles de la ciudad. Relajado, se movía  a su paso entre la gente. Gente que veía aquí y haya. Gente que no lo podía ver, o al menos nadie que fuese adulto. Llevaba consigo únicamente un báculo del que no se separaba nunca, balanceándolo con su andar.

    Callado, silencioso, con sus ojos de zafiro perdidos en algún punto indefinido de la calle. Sus blancos cabellos permanecían escondidos bajo la capucha azul de su chamarra. Con forme avanzaba, iba dejando tras de sí una gélida brisa que podría helar a cualquier mortal. Congelando todo a su paso, sin fijarse en nadie, andaba descalzo sobre el frio asfalto. Y así había sido desde hacía casi trescientos años.

    El crepúsculo iba sustituyendo el color celeste del cielo por un tono entre índigo y azul marino que finalmente se tornaría negro al avanzar la noche. Las personas que salían de sus empleos se dirigían cansadas hacia sus casas, conduciendo sus autos con semblantes exentos de expresión alguna. Y el chico, pálido como luz de Luna, continuaba su caminata sin fijarse mucho en nada.

    La calle lo llevó hasta un pequeño parque cubierto de nieve. Tenía unos cuantos faros de luz, lo único que iluminaba el lugar, y pequeñas bancas de madera para las personas que deseaban detenerse a descansar ahí.Al centro de este, se levantaba un pequeño kiosco de madera blanca.

    En una de sus esquinas se alcanzaba a ver un monumento representando a un galgo y cuatro personas: un hombre con una mano en alto, un niño de aproximadamente diez años con un rifle en las manos y una mujer abrazando una niña que parecía estar llorando.

    El chico desconocía el significado de aquella escultura. Tal vez si se hubiese tomado la molestia de leer la inscripción al pie de esta hubiese entendido de qué se trataba. Pero él era el Padre del invierno, el Espíritu de la Diversión, no tenía tiempo para esas cosas. Así que prosiguió su andar, con rumbo al bosque que rodeaba aquel pueblecillo en el que se encontraba.

    Al cruzar la avenida, se plantó frente al monumento y de un salto se elevó hasta su base. Retiró suavemente la capucha de su cabeza y se recargó en la pierna del hombre, sosteniendo el  báculo entre sus manos. Desde ahí, clavó su vista en la Luna, que empezaba a aparecer en el cielo crepuscular.

    La Luna parecía saludarlo, y él respondió con una sonrisa. Ella lo veía desde lo alto, iluminando sus níveas facciones con su nítido resplandor. El chico se limitaba a observarla, como esperando que le hablase. Claro que esto no ocurriría. No había ocurrido desde el año anterior cuando lo eligió como Guardián de los Niños, específicamente, de la Diversión, y al parecer no ocurría dentro de un largo tiempo.

    El joven soltó un suspiro, decepcionado.

    En ese instante, una sombra cruzó velozmente el parque frente a sus ojos. No pudo percibir de quien se trataba debido a que su mente vagaba entre pensamientos mientras sus ojos se perdían en la distancia. Tomó el báculo con firmeza y se puso en guardia, listo para atacar si era necesario.

    Escuchó que algo golpeaba contra la nieve a sus espaldas y se giró en esa dirección con un movimiento veloz. Pero para cuando sus ojos captaron el campo nevado que se extendía al otro lado, ya no había nada. Conservó la calma y saltó para descender al piso cubierto por aquel hermoso manto blanco que él había creado. 

    Con el cayado sostenido fuertemente entre sus dedos, se aventuró a explorar el lugar. Dando cautelosos pasos, avanzó lentamente por donde había llegado, alejándose poco a poco del monumento. Las huellas que sus esbeltos pies habían dejado al pasar seguían intactas.

    Nuevamente escucho el golpeteo detrás de él. Dio media vuelta, mas lo único que vio fue la Luna y la estatua de la que acababa de bajar. Sin embargo, algo había cambiado en la nieve: junto a sus huellas, habían aparecido grandes huecos que se dirigían hacia la derecha. Huecos profundos y alargados, que solo podía haber hecho un único ser…

Rise of the Guardians: The Key of HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora