Contigo

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Día a día Castiel fue mejorando en la enfermería al no haberlo dejado salir, necesitaban estar cien por ciento seguros de que no tenía nada, tuvieron que ver que no tuviera algún hueso roto y por suerte no era así, sólo su cuerpo que lo sentía adolorido por la caída y la tortura que recibió, sus antebrazos y su pecho estaban bien sin alguna cicatriz al alcanzar a ser tratado a tiempo. Y tampoco presentó algún trauma.

Los maestros que habían estado presentes en el combate fueron a visitarlo aquellos días que lo obligaban a estar acostado en la horrible enfermería, le preguntaban qué tal se encontraban y le dijeron que por las clases no se preocupara, entre otras cosas; Así como también se disculpaban por no haber notado al instante las maldiciones que estaba recibiendo.

Hubo un día en especial, una tarde en que Dean se saltó la clase que le correspondía para ir a verlo, cuando Sirius entró en la enfermería y los pilló justo cuando se estaban besando. Estando Cas sentado y apoyado en el respaldo de la cama, con Dean sosteniendo su rostro mientras se demostraban cariño a base de contacto del sus labios.

–¡Ah, la juventud! Una hermosa época –Dijo al verlos.

Dean y Cas se separaron al instante en que lo escucharon, y en el semblante de Dean se notaba que estaba dispuesto a responder si lo iban a regañar, ya había pasado antes porque todas las noches se escabullía a pasarlo con Cas, una discusión más no sería nada.

–Tranquilo, tigre, no vengo a regañarte. Yo hacía lo mismo, supongo que lo saben –Una gran sonrisa resplandeció en él por el recuerdo de su juventud, de los mejores momentos de su vida.

Sirius se acercó a la cama que quedaba al lado de la de Castiel y ahí se sentó mirando a la pareja. Los chicos no sabían qué decir al respecto, si bien conocían a la persona que tenían frente a ellos no lo hacían de una manera intima y por ende no sabían bien qué decir al respecto.

–Supongo que se preguntarán por qué estoy aquí –Palmeó sus propias rodillas– Quería venir aquí a solas para hablar contigo, Castiel.

–¿Sobre qué quiere hablar? –Preguntó Cas.

–Me preguntaba si sabes en qué te gustaría trabajar al salir de Hogwarts –Comenzó– A pesar de tu corta edad tienes una habilidad muy grande para los duelos que aún puede mejorar más de lo que ya es. Me preguntaba si te gustaría ser Auror.. Serías uno muy grande y podría instruirte.

Castiel lo miró perplejo y al ver a Dean notó que este también se había sorprendido. No todos los días se recibían tales ofertas.

–Yo.. Eh.. Aún me falta un año más para salir –Sirius asintió dándole la razón– Y aún no sé bien qué quiero ser. He pensado en el trabajo de Auror pero.. También me gustaría ser Medimago.

–Ya veo ¿Te va bien en Pociones?

Castiel asintió con una gran sonrisa. Dean en cambio hizo una pequeña mueca porque le recordaron justo una de las clases que menos le gustaban.

–Ahora entiendo porqué Severus te quiere –Dijo como si nada, más para sí mismo, hasta que cayó en cuenta de sus palabras al ver las expresiones en los muchachos– ¡N-No le digan que dije eso, por favor!

Con esa reacción Cas y Dean comenzaron a reír. Hasta Sirius parecía tener miedo a que Snape se enojara.

–Olviden lo de recién, por favor, no quiero morir tan joven –Pidió haciendo unas muecas– Pero.. Ehm... Para eso venía, a preguntarte sobre tu futuro –Miró ahora a Dean– ¿Tu eres Dean, cierto?

–Así es, señor.

–Solo Sirius –Dean asintió– También he recibido muy buenas noticias sobre ti a la hora de los duelos, eres buen atacante, sabes protegerte, correr, tomar decisiones rápidas o eso ha dicho Remus.

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