¿Qué sientes por mí?

Tercera prueba

A la mañana siguiente se despertó y vio a Dean aun en su quinto sueño, estaba apoyado sobre su pecho y lo abrazaba por la cintura de manera posesiva. Sonrió al recordar porqué estaban desnudos y luego se avergonzó por las cosas que dijo y el comportamiento que tuvo, tan desesperado, totalmente diferente a su manera de actuar, pero se sentía tan bien que solo quería continuar gozando del placer inmenso que le estaban dando.

Sintió a Dean removerse sobre él y lo vio hacer una leve mueca antes de abrir los ojos, sus miradas se conectaron y Castiel depositó un beso sobre la frente de su pareja.

–Buenos días –Saludó a Dean.

–¿Qué tienen de buenos si hay clases? –Preguntó alzandose para depositar un beso en los labios de Cas.

–Cierto.. Y tengo examen a primera hora –Se quejó Castiel haciendo que Dean riera, pocas veces lo escuchaba quejarse por un examen.

–Yo tengo clases con Remus, ojalá esté Sirius –Apareció una sonrisa en él, quería preguntarle sobre sus misiones.

Cas lo miró con una ceja alzada.

–¿Debería ponerme celoso?

Al comienzo Dean lo miró sin entender pero cuando entendió sus palabras soltó una carcajada y lo abrazó con algo de fuerza.

–No, jamás, no me van los viejos y ante todos prefiero a cierto Hufflepuff ojiazul que tiene el nombre de un ángel.

–Está bien, te creeré –Apretó suave una mejilla de Dean– Hay que levantarnos y... también deberíamos bañarnos.

–Verdad, mientras antes lo hagamos antes podré ir a comer –Se levantó de encima de Cas y salió de cama, le daba igual mostrarse desnudo porque la noche anterior ya se habían visto completamente y tocado. Tener vergüenza sería absurdo.

Si la habitación se ajustaba a sus necesidades deseaba de sobremanera que tras la puerta que estaba en una de las paredes hubiera un baño. Avanzó hacia la puerta y tras abrirla resultó que así era, el baño era espacioso y la bañera bastante grande, era parecida a la del baño de prefectos del quinto piso. Giró el rostro para mirar a Castiel y vio que este seguía sobre la cama, incluso parecía que no quería moverse y tenía una expresión un tanto extraña.

–¿Vienes a bañarte?

Cas le desvió la mirada y solo asintió. Luego de que Dean se levantara y fuera a revisar que había tras la puerta había querido estirar las piernas y levantarse, pero cuando fue a mover una de las piernas sintió un tirón en estas y solo quiso quedarse quieto. Esas debían ser las consecuencias de haber pasado por tanto tiempo en una posición a la que no estaba acostumbrado.
Bajo la atenta mirada de Dean comenzó a enderezarse y cuando quedó sentado en la cama maldijo en voz alta y se llevó las manos al rostro, le dolía el trasero, las caderas, las piernas y el resto del cuerpo.

Dean al ver la expresión en el rostro de Castiel entendió al instante que le sucedía y se preocupó, porque aquello era su culpa.

–¿Cas? –Preguntó Dean, titubeante.

–Ya voy, estoy bien –Se dijo más a si mismo que para Dean– El dolor pasará en algún momento.

–¿Quieres ayuda?

–No, no, no podrás estar ayudándome todo el día y debe ser normal quedar así –Le restaba importancia al asunto porque debería pasar, todo dolor pasa y a fin de cuentas la noche anterior había sido su primera vez y solo esperaba que si se repetía no terminara tan adolorido.