Capitulo 2 y 3

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Chicago

No la puedo olvidar, porque me pasa esto ami, talves si hubiera sido buena con ella, nunca le hubiera hecho caso a mi hermana Eliza, no se en que estaba pensando en hacerle tanto mal a Candy, ahora sufro de amor por ella, la amo tanto que daría mi vida por ella, ya tiene mucho tiempo que no la veo, su reír, su cabello rebelde, su risa, porque tuve que ser un cretino, la buscare, la conquistare y la haré mi esposa.
Pensaba un chico muy guapo, cabello castaño claro, ojos cafés.

-Neill, Neill, ¿Que tanto piensas?. Pregunto una joven muy hermosa con cabellera larga rojiza, de buen porte.
-Am, Ah, perdon que dices.
-Que distraído estas Hermanito, saber en qué tanto piensas.
-Ah en nada.
-No me interesa de todos modos. Dijo la chica con una mirada de cero importancia.
-Entonces, para que preguntas Eliza, mejor me voy.
-Por mi vete.

Así fue como el chico salió de la habitación, dejando sola a su hermana.

New York

En un pequeño hotel, donde se hospedaba Terry y Susana.

-Susana, quiero hablar contigo.
-De que quieres hablar Terry.
-Lo eh pensado bien, y lo mejor será que nos separemos.
-Que quieres decir con eso Terrius.
-Quiero el divorcio, a eso me refiero.
-Queee? Grito exaltada Susana.
-Si sigo pensando que esto no funcionara, somos una pesima pareja, yo no te amo, y de nada sirve que tú me ames y yo no ati.
-Yo te amo Terry, y alejarme de ti no me gustaría, y nunca dejaría que te fueras y mucho menos que me dejes, tu prometiste estar a mi lado.
-Es lo mejor.
-Oh mejor dicho no has olvidado a esa revoltosa de Candy, porque siempre tiene que entrometer esa.
-Callate. Grito el castaño.
No le gustaba que hablaran mal del amor de su vida, su dulce Tarzán pecosa.

Todavía la amo y mucho, hay algo en ella que me vuelve loco, estoy perdidamente enamorado de ella, se que la deje, pero no significa que la dejara de amar, al contrario la extraño y la amo más que nunca, voy a ir a buscarla, si Susana no me da el divorcio, tendré que irme sin decir a dónde voy y que nadie sepa de mi paradero.

Pensaba terry, mientras Susana no decía nada.
Hasta que una voz término ese silencio, haciendo voltiar a los dos jóvenes hacia la puerta.

-¡Mama! Grito Susana llorando.
-Señora Marlow. Miro sorprendido Terry.
-Mama Terrius me ha pedido el divorcio.
-Que pero porque si el te prometio estar a tu lado el resto de su vida o no es así. Dijo la madre.
-Si señora. Dijo Terry mientras hacientaba la cabeza
-Entonces que pasa con esa promesa que le hiciste a mi hija.
-Mire señora, yo jamás are feliz a su Hija y ella lo sabe incluso hasta usted lo sabe,.
-Terry eres un Grandchester, y también un caballero, hijo de un noble, no le puedes fallar a mi hija.
-Lo siento señora, yo no soy ningún Caballero y menos un noble, talves seré Grandchester pero eso se acabó, mi nobleza a hecho que yo pierda mi vida y eh decidido seguir a delante.

Susana lloraba y lloraba por las palabras de aquel joven, Terry estaba muy sastiado de poder decir esas palabras que habia cargado en su garganta desde hace mucho tiempo.

No le importaba otra cosa, sólo Pensaba en ver a Candy, ya que Susana no le dió el divorcio tuvo que tomar su otro plan, irse de ahí.
Tomo sus cosas y se fue del hotel, sin que nadie lo viera.

Lakewood

Otro fin de semana en el hogar, todo estaba muy bien, hasta cuándo John uno de los niños del hogar se enfermo, Candy hizo de todo para poder ayudarlo, trataba de bajarle la fiebre, no no no se podía, era complicado, llamaron al doctor.

-Doctor como está John? Pregunto la hermana María muy nerviosa.
-Bueno señoritas no les puedo dar un análisis muy completo, lo único que se es que este niño necesita estar en un hospital más bien atendido, tiene un virus que sólo en hospitales grandes lo pueden tratar y atender.
-Hermana María, señorita pony, yo me llevaré a John a Chicago. Dijo Candy
-Candy nosotras no tenemos mucho dinero para llevar a John a Chicago. Dijo ka señorita pony bajando la mirada.
-Señorita pony no se preocupe, yo pagaré los gastos, John es muy especial para mí y nunca dejaría que le pasara algo. Dijo Candy acercándose a ella y levantandole la cara y dándole un fuerte abrazo. Le susurró al oído todo estará bien.

Ah John lo llevaron a la mansión de los Andrew, ardía en fiebre y se retorcía de dolor.

-Albert, necesito de tu ayuda, John está muy enfermo y la señorita pony y la hermana María no tienen dinero para llevar a John a Chicago, será que tú puedes? Dijo la joven Rubia muy angustiada.
-Si Candy, es por la salud de ese niño tan contento que conosco, y hasta le pediré que le den la mejor habitación.
-Encerio Albert. Dijo Candy dándole un abrazo enorme y muy contenta de saber que John estaría bien.
-No hay que perder tiempo Candy, hay que llevarlo de inmediato.
-Si Albert.

Partieron a Chicago, la hermana María y Candy, Albert se quedó en Lakewood por unos asuntos, la señorita pony se quedó cuidando a los demás niños del hogar.

Yo se que John estará mejor, se recupera pronto y será el mismo niño que antes solía ser, un niño feliz y alegre. Una lágrima rodó de la mejilla de candy, mientras miraba a John dormir en el tren.
La hermana María dormía a un lado de  Candy, hacia frío y Candy la tapo con una sábana azul, Candy no podía dormir con tanta preocupación, así que fue a caminar por el tren, fue a la parte de atrás y miraba las estrella brillar.

Candy se metió al tren de nuevo, hacia mas frio, llego a su asiento y miro a los dos dormir muy bien, le dió un beso en la frente a John y tomo asiento, poniendose su abrigo.

Faltaban varias horas llegar, Candy miraba en cielo desde su ventana, la nieve empezaba a caer, ya llegaba el invierno.

~El Fin~ Candy Candy/COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora