~El Fin~ Candy Candy/COMPLETA

Capitulo 32

Enterar a la tía Erloy no fue nada fácil, ver a todos vestidos de negro y escuchar los llantos de algunas personas, incluyendo a Eliza que lloraba como si la estuvieran matando, aunque Eliza fuera tan mala también tenía sentimientos y era más que obvio que quería mucho a la Tía Erloy.

Ese día fue muy silencioso y opaco, nadie pudo forzar una sonrisa, Albert se encerró en su habitación al igual que Eliza, ellos no tomaron bien la partida de la tía Erloy.

Y fue así como pasaron los días, aquellos dias de vacaciones se volvieron unos días fríos, toda la mansión estaba triste, hasta los trabajadores, la tía Erloy podía ser mala, y con un carácter muy fuerte pero sin su presencia era otra cosa.

-Bueno mañana tenemos que regresar a la mansión en Lakewood.- dijo Candy.

-Si lo sabemos, esperemos que los Leagan esten bien aquí.- comento Annie, a pesar que antes solían odiarse tanto, en las pequeñas vacaciones que tuvieron aprendieron a tenerse un poco de cariño.

-Lo estarán.- dijo Archie entrando a la habitación donde estaban las chicas.

La silueta de Albert entro después de Archie, ya se miraba mejor que antes, pero todavía se lograba ver la tristeza en sus ojos azul zafiro.

-Ya han pasado días, no podemos estar así para siempre, me gustaría salir con los Leagan para que no se sientan tan mal.- dijo Albert.

-¿Que sugieres que hagamos?.- pregunto Candy.

-Solo nos queda un día.- dijo Annie.

-Lo se Annie.- respondió Albert.

-Un paseo por Chicago, ¿Que les parece?.- comento Archie.

-Yo creo que los Leagan ya conocen Chi ahí muy bien.- respondió Candy.

Albert tenía algo en mente, pero no sabía cómo reaccionaria Candy a tal propuesta. Los estudiantes de Juilliard se presentarían en Chicago esa noche. Habría que comentarlo.

-Bueno hay un espectáculo hoy en la noche. ¿Quereis asistir?- dijo Albert.

-Un espectáculo.- Archie lo pensó un poco.- me parece bien, ¿Que opinan vosotras?.

-Genial.- respondió Candy

-Si.- asintió Annie.

-Esta bien, solo falta avisarle a los Leagan, yo me ocuparé de eso.- dijo Albert, saliendo de la habitación con las manos en los bolsillos. Tenía esa sonrisa de complicidad.

Después de un buen rato nuevamente llegó Albert con una sonrisa pícara.

-¿Que dijeron?.- pregunto Candy

-Claro.- respondió Albert.- Eliza ya empezó a cambiarse, vosotras deberían de hacer lo mismo, nos vamos en un par de horas.

-Si.- asintieron los tres.

Estando todos muy elegantes y presentables subieron al auto de los Andrew que los llevaría al teatro. Ninguno sabía que espectáculo iban a presentar y menos quiénes estarían, aunque Albert era el único con ese conocimiento.

*

-Podrías dejar de moverte de esa manera Jackson.- dijo Terry mirando a su amigo caminar por todo el pasillo.

-No puedo los nervios.- Jackson estaba sumamente nervioso.- sabes que esta vez digo más guiones.

-Todo estará bien, ya lo lograste una vez.

-Esta bien, voy a controlarme.

Al show solo le faltan unos cuantos minutos, detrás del telón todos corrían para verificar que todo estuviera bien.

Los chicos entraron a la recepción, y fueron a sus respectivos asientos.

-Albert, ¿Que obra presentarán?.- pregunto Annie.

-Realmente no se, solo me concentre en sacarlos de la mansión.- Albert les hizo un guiño.

-Shhhh.- dijo Archie con un dedo sobre los labios.- Callaos ya va a empezar.

El telón rojo del fondo se empezo a abrir poco a poco. Algunos personajes empezaron a salir de acuerdo con su turno. Todos estaban tan concentrados en el acto.

Al escenario salió un chico guapo y pelirojo era Jackson.

-Que chico buen mozo.- dijo Eliza.

Candy y Annie hicieron unas pequeñas risas.

La presentación era buena, la calidad de los actores lo era también, se podía sentir la pasión de cada uno de ellos.

De una de las esquinas del escenario salió un joven Castaño. Todos se quedaron con la boca abierta.

-¿Tu sabías esto?.- pregunto Candy un poco confusa.

Albert sabía que a él le preguntaba.- Claro.

-Ese es Terry.- dijo Neill

-Realmente lo es.- dijo Eliza.- ¿Pero como?

-Eliza, recuerdas  que Terry es actor.- dijo Archie.

-Claro, pero pensé que estaba con Stanford.

-Ya no más.- dijo Albert.

-Entonces ellos son estudiantes de Juilliard ¿Verdad?.- dijo Candy.

-Si.- asintió Albert.

-Me da gusto por él.- dijo Annie.

Después que apareció Terry en el escenario Candy no le quito un solo ojo de encima.
Esta muy concentrada mirándolo.

Albert me a tendido como una trampa para que yo lo viera. ¿El sabrá que estoy aquí?
No creo. Pero talvez y si. Hay no se que pensar.

-Candy, Candy.- decía Annie moviendo la de los hombros.-Ya termino.

-Que tan rápido.- dijo Candy.

-Apúrate gatita.- dijo Archie.

Ya era hora de irse, los actores ya se habían retirado del  escenario, lo único malo que podría pasar era toparse con Terry. Pero eso era imposible.

Entre tanta gente en los pasillos era imposible pasar. Iban todos juntos y amontonados.

*
Detrás del escenario estaba Terry y Jackson.

-Ya vez todo salió bien.- dijo Terry.

-Si.- dijo Jackson.- oye Terry me acompañas a ver a mi familia. Me han venido a ver.

-Eh nose.- dijo Terry un poco dudoso,  pareció que lo medito un poco, y pues no tenía nada que hacer.- bueno, claro te acompaño.

-Fabuloso, vamos.

Terry y Jackson se adentraron a toda aquellas personas que salían de sus palcos.

-Va a ser un poco difícil encontrarlos.- dijo Jackson.

Terry caminaba a la par de él.

*
-Annie, no puedo ver nada, hay demasiada gente.- dijo Candy.

-¿Que dices Candy?.- no te escucho hay demasiadas personas.

Las chicas avanzaban poco a poco, empujando a un poco de personas para pasar. En una de sus salidas a Candy la empujaron golpeando la espalda de un chico pelirojo.

-Oh disculpa.- dijo Candy apenada.

-Auch, tienes fuerza rubita.- dijo Jackson, un poco pícaro.

-Jackson, ¿Donde está tu Familia?.- pregunto Terry volteando lo a ver.

La mirada de Terry encontró la de Candy. Se miraban fijamente.

-Terry.- dijo Candy en un susurro. Que alcanzó a escuchar Terry.

-Candy.- Terry estaba tan confundido así como lo estaba Jackson.

-¿Ustedes se conocen?.- interrumpió Jackson.

-Si.- asintieron los dos. No se dejaban de ver uno al otro era tan extrano volverse a ver. Después de la última vez.