Capítulo 13

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Cuando era pequeño, el abuelo de Titus le contó la historia de que llevaba sangre del gran Calamitoso, ya uno de sus antepasados lo era, pero en su acogida a otra manada la sangre se mezcló. El líder del décimo segundo clan estaba obsesionado con los calamitosos y soñaba con que resurgiría de nuevo esa magnífica raza extinta. Por eso había contratado expertos y formado un laboratorio clandestino, donde experimentaban con crear una nueva raza, de las cuales parte ha sido un auténtico fiasco. Sus prototipos fueron quien acabó con el poblado del décimo tercer clan. Tampoco lloró, eso le valió para convertirse en uno de los líderes más poderosos. Por el momento Lexa se había negado asumir esa responsabilidad.

La leyenda, la comandante que guiaría a los trece clanes en la guerra que estaba por avecinarse. En un principio quería estar junto a ella, ser los grandes alfas que merecían estar en lo alto, hasta que se dio cuenta de que era el personaje antagónico de la historia, él iba a ser el comandante que guiaría al otro nuevo mando. El líder de una nueva era, en el que solo existiría una única raza. Obvio que nadie sabía de sus planes, ni si quiera sus soldados más fieles. Ni que decir que los encargados en investigar eran humanos chiflados en busca de crear clones con ADN recuperado de ese animal tan increíble.

Si conseguía que Lexa fuese su loba alfa los demás clanes no tenían nada que hacer. Esperaba que Niylah consiguiera llevarle junto a él, de lo contrario no le quedaba otra que acabar con ella, aprovechando que aún era débil. Observaba a través de una cristalera su primer proyecto:

– ¿Qué tal se encuentra hoy?

Preguntó a uno de sus científicos de confianza:

– Menos agresivo a comparación de otros días.

Titus apoyó la mano en la cristalera mientras observaba como su hermano Gustus se hallaba encogido en un colchón tirado en el suelo, todas las paredes de color gris oscuro estaban llenas de marcas de garras, a diferencia de Titus, Gustus era mucho más grande, musculoso y permanecía en su estado hibrido entre humano y hombre lobo.

Gustus nació con una enfermedad rara que solo afecta a los licántropos y cuando era tan solo un niño de apenas unos años de vida quedó en estado comatoso. Cuando Titus llegó al liderazgo, intentó que sus científicos investigaran su enfermedad. Y ya de paso fue uno de los primeros conejillos de indias para su proyecto:

– mantenle, preparado Sinclair– suspiró– no creo que sea necesario, pero si la situación sigue así, tendrá que hacer una visita por Manhattan– dibujó una sonrisa– ahora que lo recuerdo, me voy a ver un capítulo de sexo en nueva york, amo esa serie

Clarke regresó a las practicas, que su madre fuera una cirujana reconocida era un punto a su favor, no le regañaron mucho. Eso sí, debía aplicarse ya que iba más retrasada que sus compañeros, solo tenía media hora de descanso aprovechando que le acompañaba Octavia:

– ¿Qué tal estos dos días de reposo?– preguntó con picardía– un pajarito me ha chivado que no los pasaste sola– alzó las cejas reiteradas veces– que cierta vecina ha pasado más tiempo en tu casa.

– Raven puede llegar a ser muy bocas.

– Oh vamos– Dijo con entusiasmo O.– ¿estáis saliendo?

– Sabes que no me gustan las etiquetas– respondió mientras se apoyaba en el respaldo de la silla– prefiero decir que somos dos adultas, que se lo pasan bien compartiendo momentos juntas.

Octavia cerró los ojos y negó con la cabeza. Clarke y su terrible temor al amor. Desde pequeña había tenido que presenciar como el matrimonio de sus padres se iba a pique, vio como pasaron de la felicidad a la amargura. La chica tenía el convencimiento de que el amor tenía un tope y que llegado a ese tope, todo acababa y llegaba las desgracias, entonces ¿para qué casarse? ¿Para qué tener hijos? Prefería ser libre. Pero ni ella misma se daba cuenta, que ni si quiera con Bellamy había pasado tanto tiempo como lo hacía con Lexa, ni había echado de menos a nadie, como lo hacía con Lexa:

Marca salvaje: solitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora