Capítulo 19

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El avión aterrizó de mañana, en un hangar privado, un grupo de hombres y dos mujeres bajaron, todos era altos, musculosos y las mujeres esbeltas, fibrosas con cierto atractivo. Dos trabajadores humanos se quedaron observando al grupo recién llegado. No parecían empresarios y a pesar de ir elegantes, daban mucho miedo. El más alto y grandote de todos se acercó al encargado:

– Tenemos un paquete en la zona de carga– su voz era muy aguda, no sabía que daba más miedo, su tamaño, su mirada, la cicatriz que tenía debajo del ojo o su puñetera voz de troll– es importante que ninguno, insisto, ninguno lo abra– miró a sus chicos– ya nos encargaremos nosotros, el señor Beli agradece vuestros servicios.

No era el único grupo de licántropos que se había desplazado, ya que por otra parte Niylah regresó con un grupo minoritario al de Titus. Se había infiltrado información de que los soldados más feroces se habían trasladado. Justo a unas horas del plenilunio. Ontari, Anya, Wells y Lexa no iban a ser suficientes y más si la comandante no se había proclamado líder aun:

– Por suerte– comenzó a decir Niylah a Wick uno de sus soldados– por lo que me han dicho se encuentran alejados en estos momentos de la ciudad.

– Corremos demasiado riesgo al estar cerca de los humanos, somos demasiados– Wick miró a su superior– no podemos arriesgar a que nos descubran y sufrir otra caza de brujas.

– Vamos– siguió diciendo– me han mandado la ubicación.

Se encontraba aturdida, pero sin dolor aparente por lo cual no le habían disparado acónito. Gruñó Anya le había hecho eso.

– Lexa– escuchó un murmullo lejano– Lexa despierta joder.

Lexa poco a poco fue recuperando la visibilidad, Clarke estaba arrodillada a su lado y maniatada. Exaltada reaccionó y rápidamente le desató:

– ¿Qué hora es?

Preguntó la morena. Fijándose en el lugar donde se encontraban, ¿un pozo? No había agua y en uno de los laterales había una puerta que parecía de acero reforzado, en la obertura de arriba también estaba cerrada por unas rejas:

– ¿Ves que lleve reloj Lexa? Cuando me desperté no tenía ni móvil.

– Señor– miró hacia el cielo– está anocheciendo.

Toc, toc, toc miró hacia la puerta, Ontari estaba asomada a la puerta. Lexa corrió hacia ella y miró a la hija de Titus suplicante:

– Ontari por favor, morderé al primer montañero que vea pero deja libre a Clarke.

– Niylah está aquí y no está sola– comenzó a informar la morena– Titus ha mandado un grupo de sus soldados Lexa– la miró seriamente– licántropos por toda la zona, ahora mismo si la mordieras no correría el mismo peligro que ahí fuera.

– ¿Dónde está Raven y Octavia?

Raven y Octavia se encontraban en otra habitación reforzada, para que llegada la hora no pudieran entrar, si alguna de estas dos se atrevía hacer alguna especie de ruido, en esos momentos, Raven tenía más peligro de ser atacada por una varacolaci que por licántropos.

La vampiresa tenía la cabeza tapada. ¿Por qué cojones le habrían tapado la cabeza? podía escuchar el ajetreo que ese estaba formando a unos metros. Cuando Raven despertó esta estaba tirada en el suelo maniatada, como había ocurrido con Clarke. Vaya, ambas estaban un poco jodidas y encerradas con sus respectivos amores. Con la diferencia de que Clarke podría sobrevivir a una mordedura de licántropo, de forma dolorosa y la castaña, no sobreviviría a la ponzoña de la vampiresa. En lo alto de la habitación había una ventana, si al menos pudiera llegar hasta ella:

Marca salvaje: solitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora