Capítulo 9

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Clarke enseguida recibió respuesta a sus besos. Sería la única mujer a quien había besado, pero había que reconocerlo, Clarke Griffin se derretía cada vez que la besaba y cuando atrapó su labio inferior, todo su cuerpo ardía, poniendo cada centímetro de piel carne de gallina. Lexa entreabrió los labios, permitiendo el acceso a la lengua de la rubia que fue en busca la de Lexa. De nuevo sintió como quería apartarse, Clarke curvó los labios mientras recuperaba algo de aliento:

- el trato sigue siendo el mismo, Lexa- La morena junto su frente con la suya, fijando el color ambarino, un color que empezaba a adorar y por no mentir, le excitaba- no te creas que me olvidado.

Lexa frunció el ceño y se separó unos centímetros:

- Clarke, yo- agachó la cabeza- sabes lo que soy, si me descontrolo puedo- cerró los ojos- no quiero ni pensarlo.

La rubia le acarició la mejilla, volvió a ponerse de puntillas y rozó sus labios carnosos:

- ¿Me deseas?

Preguntó casi sin separarse de su rostro, sintiendo su aliento caliente acariciar su boca:

- No te puedes imaginar cuánto.

Respondió con voz temblorosa, Clarke acarició toda su espalda hasta que sus manos quedaron alojadas en su espalda baja. También la deseaba, desde la primera vez que se besaron:

- Entonces vamos a intentarlo, Lexa- comenzó a recorrer la línea de su mentón, a acariciar su cuello con la punta de su nariz y sus labios- te quiero sentir.

Notaba como el calor corporal de la morena aumentaba, cualquiera pensaría que tendría fiebre, Clarke sabía que era por excitación. Siguiendo el consejo de Wells cerró los ojos y buscó algo para concentrarse en algo, pero con los besos de Clarke en su cuello y luego tomó la iniciativa de comenzar a desabrochar los primeros botones de la camisa. Agarró las mejillas de la rubia y le miró a los ojos fijamente durante unos segundos antes de atraerla y besarle con furia, ahora era Lexa quien tomaba de su boca, emitió un pequeño gruñido y le rodeó fuertemente con sus brazos para asirla. Clarke respondió con la misma efusividad rodeando su cintura con las piernas. Gimiéndose en sus bocas, notando la ardiente mano sobre uno de sus muslos para sujetarle mejor:

- Lexa- dijo apenas separándose de sus labios- vamos a la habitación.

Nunca le habían llevado a la habitación así, cogida en brazos, casi sin despegar los labios y cuando lo hacía era para besar su cuello, en ese sentido era un punto su fuerza sobre humana. En la habitación le depositó sobre la cama, quedando Lexa encima. Pues para ser virgen se le daba muy bien llevar las riendas, aun entre sus piernas se puso de rodillas para casi arrancarse la camisa, Clarke quedó fascinada al contemplar su torso semidesnudo, totalmente definido y fibroso, instintivamente pasó su mano por su abdomen:

- eres perfecta.

Dijo Clarke con un susurro, empujó un poco a la morena para que le dejara ponerse de pie. Lexa se sentó al borde de la cama y observo como la rubia poco a poco comenzó a desnudarse, agitando la respiración de la morena. Primero un tirante del vestido lo dejó caer a un lado, luego el otro para dejarlo caer al suelo. Era el momento de que Lexa adorara el cuerpo de Clarke:

- Eres hermosa.

Dijo con voz ronca, Clarke se acercó sensualmente con intención de jugar con el erotismo, sin contar de que Lexa tuviera la osadía de agarrarle fuertemente de sus caderas, y tirarle con fuerza sobre la cama, su mirada ambarina era más brillante y su expresión de chica dulce, cambió a una más salvaje:

- Wau.

Llegó a decir con un hilo de voz, Lexa se deleitó con el olor que desprendía el cuerpo de Clarke, dulce, caliente conseguía que perdiera su cordura, pasó su lengua por su cuello, oh si Clarke le incitaba a que siguiera, enredando sus dedos con la melena morena atrayéndole más a su cuerpo, pero enseguida sintió como cada musculo de su cuerpo se paralizaba, cuando un leve bramido salió de su pecho, uno que emitiría un lobo salvaje mientras acecha a su presa:

Marca salvaje: solitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora