Capítulo 20 Eclipse

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  Las chicas alucinaron cuando Lexa le dijo a Octavia todo lo que podía hacer y en un principio lo intentó. Pero hasta el momento lo que mejor se le daba y conocía, era morder cuellos, sobre todo cuando veía a cierta castaña semi desnuda. "¿Le saldrá si se pone cachonda?" preguntó de un momento a otro Raven, diciendo que podía colaborar con eso en un santiamén. Haciendo que tanto Lexa como Octavia pusieran los ojos en blanco. ¿Cómo era posible que esas dos no se pudieran tomar nada en serio? Estaban en medio de una batalla de licántropos. Así pues, llegaron a la conclusión de "sálvense quien pueda" le tocó a la varacolaci ser la mole quien abriera camino para que las chicas consiguieran salir de ese punto tan caliente. Cuando salieron del edificio, la idea de haberse quedado dentro se les hacía tentadora. Puesto que ya no había humanoides, excluyendo a la vampiresa, las humanas, Lexa y... había un cacho monstruo de casi dos metros y medio, parecía un licántropo hibrido, musculoso, incluso más aterrador que la misma Lexa en su forma hibrida, su pelaje era negro y sus dientes afilados, sus ojos eran salvajes y carentes de humanidad. Los lobos estaban divididos en dos grupos, uno capitaneados por ese bicho gigante, el otro por tres lobos, dos de pelaje negro, otro de pelaje claro como el de Lexa y en la línea de atrás lobos más pequeños, parecidos más a los zorros, el grupo de Niylah:

- Vaya- dijo Clarke con una risita nerviosa- cuanto perrito bonito- susurró a Raven- recuérdame que no adopte perros nunca

- Sí, mi amor por los animales también se ha distorsionado un poco

- ¿Queréis parar?

Dijo Octavia por un gruñido:

- Octavia, llévatelas por la parte trasera

- También hay centinelas

Comentó la varacolaci al olfatear y verificar que estaban rodeadas. El grupo de Niylah era limitado y menos que los de Gustus. Había zonas en los que se mantenían peleando como podían pero otros ya habían perecido:

- En número es menor y más posibilidades- Miró de reojo a la vampiresa antes de plantar las cuatro extremidades al suelo- demuéstrame que eres mejor que yo

Dedicó una última mirada a Clarke, una mezcla entre sufrimiento e incertidumbre. ¿Sería ese su adiós? O ¿El comienzo de una nueva era? De un fuerte gruñido su piel se llenó de pelaje, su mentón se alargó y en cuestión de un tiempo récord, tenían ante ellas a un lobo gigante. Con la diferencia de que ya no era esclava de la luna, ahora era Heda, ella tenía súbditos, soldados y como tales, tanto como los de pelaje marrón y los tres lobos que lideraban en el grupo mostraron su respeto agachando la cabeza y reverenciando a la comandante. Gustus y Lexa, ambos líderes se miraron desafiantes, solo uno podía ganar. Heda o el animal que aniquiló su poblado:

- Lexa

Musitó Clarke con preocupación. Octavia agarró la mano de Raven y tiró de ella:

- Tenemos que irnos- Gustus giró la cabeza al escuchar aquello. La vampiresa mostró los dientes- ahora

Las tres echaron a correr dirección contraria. El gran animal de dos metros y medio vociferó un gruñido, señaló la dirección donde se habían ido corriendo las otras tres chicas, tres lobos salieron en esa dirección. Lexa en un aullido dio la orden de ataque. Comenzando la batalla. Ambos líderes corrieron a enfrentarse. Heda era más pequeña, más inexperta y menos fuerte, por lo cual Gustus, con su mano humanoide le aferró del cuello con facilidad y la empotró contra el suelo.

Para Octavia le hubiera sido fácil cargar con una y salir echando hostias, pero con dos ya era más complicado y más si tenía que adaptar su velocidad a su ritmo. El oler la sangre de Clarke tampoco ayudaba, pero al menos le pudo más su amor por ella que la sed de sangre. Apenas habían llegado al linde del bosque cuando les abordaron dos lobos de pelaje negro, Octavia rápida actuó y asestó un golpe a uno, reaccionando fugaz al ver que el otro se acercaba a las chicas, aferrándose al lomo del lobo y le hincó los colmillos, haciéndolo aullar de dolor, la vampiresa escupió la sangre era como beber agua del cubo de la fregona. Al parecer la ponzoña de la varacolaci había hecho mucho daño porque el lobo no paraba de retorcerse en el suelo.

Marca salvaje: solitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora