Capítulo cuatro. Prólogo.

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Capítulo cuatro. Prólogo.

-Por favor, no finjas.

Mi intención no es hacerlo, nunca lo ha sido y no puedo descubrir por qué lo ha dicho de esa manera tan tosca. Casi siento sus palabras escupirme en toda la cara y sólo me deja con una interrogante más dentro de muchas otras tantas.

-¿Fingir?-suena hasta como un reto para mí, viendo cuánto puedo soportar con estos problemas.-¿Crees que finjo todo el tiempo?-me levanto del sofá y BamBam lo hace un segundo después que yo; Jackson asiente a mi pregunta mientras cruza los brazos sobre su pecho-¡Me encantaría hacerlo!-grito pero aún así modulo mi voz para no alarmar más a los demás.

Sin embargo, eso no ocurre.

Todos se levantan excepto la persona más hostil de todos ellos, Mark se acerca a mi lado y toma mis manos que en ese momento se habían convertido en puños sin que yo supiera. Y me da igual ahora ese par de ojos que me miran con odio desde abajo.

No sé cómo puede hablar sin antes conocer un poco de mí, y no es como si le pidiera mi historial completo, pero si supiera tan siquiera algo por lo que hago lo que hago, no tendría que darme las indirectas de odio. Y le doy asco, yo lo sé, porque no se necesita ser un experto para reconocer que esa mirada destila un odio puro hacia mi persona.

-Jinyoung-la voz de Jaebum llena mi atención y mi vista se dirige a él.-... es hora de que vayas con la psicóloga.-susurra agachando la mirada.

-Cómo sea.-me suelto del agarre de los demás y camino hacia a la puerta. Ni siquiera he comido pero la inanición suena una buena idea después de todo.

Conmigo salen Youngjae y Mark, cierran la puerta y caminan detrás de mí, ya es costumbre que lo hagan y ni siquiera me tomo la molestia de tomarlos en cuenta en todo el trayecto, porque a final de cuentas ni yo los quiero conocer ni ellos quieren hacerlo conmigo, así que, ¿para qué forjar las cosas?

Aunque el cabello teñido de Mark me llama mucho la atención, sé que no es sólo por eso sino porque también es uno de los alumnos de intercambio extranjero más populares, claro, después de Jackson pero antes de BamBam. Esos tres son los que cualquiera quisiera tener a su lado como amigo, compañero o simplemente tutor.

Bueno, me enorgullezco al decir que yo no soy parte de esa bola de fanáticas que los siguen sin motivo aparente.

Después recuerdo a Jongin, o Kai, o saco de basura, como le digo yo. Su piel morena que derrite a cualquiera, menos a mí, claro está. Aún no entiendo cómo es que esa cosa tiene la misma popularidad que Mark, que, para empezar, no se parecen ni en los ojos rasgados.

Suspiro. No viene al caso que esté discutiendo tales cosas en mi mente, pero si mis piernas no piensan parar por un largo rato, más vale que empiece a hacer algo para no desesperarme y que ocurra lo mismo de siempre.

Como en la parte interior del muslo he hecho un corte lo bastante considerable, al caminar produce un escozor inusual y trato de dejarlo pasar con el pensamiento frío. Pero al recordar el sólo hecho de la navaja, el brazo le hace competencia al dolor de la pierna.

Maldición.

Lo peor del asunto, es que he dejado la navaja en mi mochila que está en el departamento donde los demás se encuentran y pueden revisar mis cosas. Me tenso tan sólo de pensar eso, si se les ocurre buscar entre mis cosas el pequeño objeto, estoy seguro de que lo encontrarán y me recrimino por ser lo demasiado estúpido. Al parecer los años de práctica no ayudaron demasiado.

Pero, bueno, tampoco es como si ya hubiera tenido 6 tutores vigilándome a cada hora y en cada instante de mi miserable vida. Y el hecho de que puedan llevarme a la cárcel por cometer el delito de suicidio no hace muy divertida la actividad. Y si se llegasen a enterar de que he cometido otro error...

En fragmentos [MarkJin/JinMark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora