Capítulo dieciséis. Olvidado.

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Capítulo dieciséis. Olvidado.


-Quiero que me mates.

Posa sus ojos sobre los míos y su sonrisa desaparece. Lo he dicho demasiado serio que para él tal vez es un golpe fuerte, más que cualquiera físicamente.

-¡DooJoon, hazlo! Me odias, ¿no?-las lágrimas saladas se cuelan entre las heridas que ha hecho en mis mejillas y no puedo evitar hacer una mueca del dolor provocado.

Se sienta a horcajadas en mí y la navaja se posa en mi cuello, justo en la yugular donde succionó Jackson.

Deseo morir tanto y no le muestro mi nerviosismo, sólo espero que clave un poco más el objeto y que la sangre salga fuera de mi cuerpo provocándome contracciones por el placer de la muerte. Quiero que mire este cuerpo sucio morir gracias a él, pero antes de perder el último aliento de vida, agradecerle por darme lo que siempre he pedido y que nadie me da.

La muerte.

-¿En serio quieres morir?-la navaja se encaja un poco más, pero no es un corte lo que quiere hacer. Su mirada está tan confundida y asiento con la voz hecha un lío.

-Me harías un favor muy grande, DooJoon.-cierro los ojos y más lágrimas se escapan; la sangre de la cortada en mi labio se adentra a mi boca y pruebo ese sabor que nunca me gustó.

-¡No le hagas caso!-grita Jongin. Niego mentalmente y el rostro de Mark se plasma en mi mente.


Encontrarás a alguien que te hará feliz.

Porque yo no soy ese motivo por el que él pueda sonreír. No quiero verlo con nadie más pero yo sólo le causaría más sufrimiento y no podría verle triste con más cortadas en su estómago por mi culpa, porque lo quiero demasiado como para empezar de nuevo su sufrimiento. No es como si mi vida importase más que su sonrisa.

La mano de DooJoon tiembla sobre la navaja y el sudor en su frente es notorio, se muerde el labio inferior nervioso cerrando los ojos fuertemente tratando no ver mi rostro revuelto entre tierra, lágrimas y sangre.

Jongin es sólo mi cordura en ese momento, grita y jalonea a los otros para que lo suelten. Yo sonrío paciente porque al fin el sol dejará de brillar ante mis pupilas, dejaré de ser esta persona y con ese pensamiento cierro los ojos dejando que el viento se lleve el último rastro de felicidad a un lugar más apacible.


Por fin dejaré de ser yo, ¿no, Jinyoung?

Asiento ante ese pensamiento y la carne es partida en dos, como siempre he esperado que sea, con la sangre desbordándose a cántaros y con el sol aún brillando, iluminando mi rostro y mi cuerpo.

Si existe la reencarnación, estaré preparado para la siguiente vida.

Mi cuerpo es zarandeado y yo abro los ojos cansado, veo borroso no logrando enfocar a la persona que tengo enfrente llamando una y otra vez mi nombre. Trato de levantar mi mano y tomarle de la cara, pero el mareo es más fuerte hasta que siento un dolor en mi mejilla.

Cierro mis ojos por el ardor, trato de alejar esa mano tanteando el lugar sin poder encontrar realmente a la persona que lo hace. Vuelvo abrir mis ojos y la luz blanca me ciega un par de segundos antes de poder mirar a mi alrededor.

Hay una cortina separando la sala normal de la camilla en la estoy postrado, hay unas cuantas sillas que están vacías y tengo la sensación de que no estoy completamente solo. Sólo puedo voltear a ver a mi derecha y cuando siento otra vez ardor en mi mejilla, una mueca de dolor junto con un quejido se hacen presentes.

En fragmentos [MarkJin/JinMark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora