Caparazón

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Sus pies se negaban a moverse, como si estos se hubiesen adherido al suelo y ahora resultara imposible avanzar. Quedaron a mitad de camino ante el dependiente y la caja registradora, el chico tras ésta los miraba entre curioso y confuso, le parecía bastante extraños que dos chicos jóvenes entraran a una tienda nocturna a altas horas de la noche. No es lo que estaba acostumbrado a ver, lo normal era ver a adultos que venían de paso y compraban cualquier cosa, sobretodo algo de beber. Eso es lo máximo que llegaba a atender en horario nocturno en aquel pequeño pueblo.

YoonGi miró a Jin, viendo como éste le caían gotas de sudor por su frente. Estaba nervioso, incluso más que él, Jin era el más correcto dentro del grupo, además no acostumbraba a meterse en problemas y ésta situación llamarlo problema se quedaba corto. Se encontraban en una situación grave, un paso en falso y en la siguiente situación que se verían sería en un correccional.

YoonGi le arrebató por la espalda la navaja que cargaba el castaño y la colocó en su espalda. Por un momento Jin apartó la vista del dependiente y miró a su amigo, leyendo en sus pequeños y rasgados ojos el peso que se acababa de echar. El más bajo dio el primer paso decidido, luego el segundo y para cuando su talón piso dando el tercer paso, Jin lo agarró del brazo y tiró de él hasta detrás de unas de las estanterías de comida, ocultándose de la vista del dependiente.

— No podemos hacer esto —susurró Jin.

— ¿Y qué pretendes que hagamos? No tenemos elección, ya has oído que harán si no lo hacemos.

— Pero..., no quiero robar, no quiero asustar ni amenazar a ese pobre chico y mucho menos apuntarlo con... eso. —miró al objeto punzante con recelo.

— Yo lo haré.

— No, pensemos algo.

YoonGi resopló guardando silencio. ¿Acaso tenían más opción? YoonGi no estaba seguro, pero sabía que no tenían mucho tiempo y con la cabeza llena de preocupaciones le era imposible buscar una solución. Al final terminarían siendo sospechosos, el dependiente los pillaría y seguramente acabaría llamando a la policía, o en un caso peor, el desconocido fuera de la tienda entraría, lo haría él y ellos pagarían las consecuencias.

Era en lo único que podía llegar a imaginar. Y ninguna de las dos era mejor.

— Perdonad, ¿necesitáis ayuda? —ambos chicos pegaron un brinco al escuchar la voz del dependiente justo al principio del pasillo y los dos voltearon sus rostros para mirarlo aterrados y nerviosos, no sabían qué decir.

— N-no, es-estamos bien —pudo contestar Jin antes de que el chico comenzara a acercarse a ellos.

— Bien, si necesitáis algo, avisadme.

Soltaron un pesado suspiro en el mismo instante que la silueta del chico desapareció. Al menos no los habían pillado, de momento, porque las cosas fuera de la tienda se vieron muy diferentes. El agresor pudo ver como los chicos se ocultaban tras las estanterías, quedando fuera de su rango de visión, luego como el dependiente hacía lo mismo por unos segundos y volvía a su puesto. ¿Qué había pasado ahí detrás? Es lo que se preguntaba una y otra vez aquel hombre. No podía esperar más, no estaba ahí para jugar con críos.

La puerta de la tienda se volvió a escuchar y los chicos enmascarados miraron entre las estanterías como aquel desconocido caminaba lentamente dentro de la tienda. Sus cuerpos se tensaron casi a la misma vez, Jin no pudo evitar agarrar el brazo del más bajo, buscando algo de apoyo y que su cuerpo no se desplomara en el suelo.

A medida que el hombre avanzaba, ellos retrocedían. Aún no lo habían visto cara a cara, pero eso sería inevitable si decidiera rodear la enorme estantería y verlos ahí agarrados y aterrados. Pero en cambio siguió adelante, llegando hasta el dependiente y después de pedir algunas cosas, que el chico fue reuniendo, la voz del desconocido se alzó, resonando en cada rincón de la tienda.

Escape [BTS/BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora