Reflejo

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Una noche había pasado después de aquel acontecimiento, pero para ellos apenas había pasado unos minutos. Ninguno pudo pegar ojo y las horas de sueño se les iban acumulando sin apenas darse cuenta, con sus ojos entrecerrándose por el cansancio pero siendo abiertos nuevamente cuando la horrible escena volvía a aparecer en sus mentes.

Definitivamente no podían seguir así.

NamJoon se levantó del suelo, estiró su cuerpo como pudo y llegó hasta su novio que se encontraba en el filo de su cama.

— Jin, préstame algo de dinero, necesito comprar tabaco.

— ¿Qué? —levantó su rostro confundido— No puedes salir ahora, mi madre está abajo.

— Necesito liberar tensión —Jin se levantó, caminó hasta el pequeño cubo de basura bajo su escritorio y cogió una bolsita de plástico que una vez tuvo patatas dentro.

— Sopla dentro de la bolsa —NamJoon miró la bolsa extendida hacia él y luego a su novio, el cual creía que le tomaba el pelo, pero al parecer se equivocó—. Lo digo en serio, no puedes salir.

— No voy a soplar dentro de eso —Jin se encogió de hombros y dejó la bolsa sobre el escritorio por si decidía cambiar de opinión—. Jin... —se apegó a su cuerpo y susurró en su oído— De verdad que no puedo tranquilizarme... ¿Por qué no...? —miró hacia abajo y luego nuevamente volvió a los ojos del castaño. Sin comprender volvió a repetirlo, sólo que añadiendo un roce en la entrepierna del mayor.

— Kim NamJoon, quita tu mano de ahí ahora mismo si no quieres echar a volar por la ventana —la mano del rubio detuvo sus roces y luego fue apartada por el dueño del miembro. NamJoon se apartó bufando y Jin peinó su pelo para tranquilizarse y alejarse de su novio.

Por un momento, por apenas unos míseros segundos, el menor le había devuelto los nervios que tanto le había costado controlar. Por no decir que había conseguido excitarlo con un poco de roce y la mirada necesitada que le echó. ¡Pero no! No era el momento para sexo ni trabajos orales, no con un problema tan gordo en sus hombros. Además..., ¿dónde se supone lo harían?

¡No, no y no!

Volvió a su lugar y se sentó buscando nuevamente controlar sus temblores y nervios. Despejó su mente de cosas indebidas y se centró en encontrar alguna solución, al igual que los demás hacían, y como mayor y responsable de todos no podía hacer menos.

— Cariño, ¿puedo entrar? —unos toques de nudillos sobre la puerta y la voz reconocida de su madre al otro lado, lo obligó a levantarse del lugar y apresurarse hasta la puerta para asegurarse de que no fuera a abrirla.

— ¡No! ¡Estoy desnudo!

— ¿Y qué haces desnudo?

— Me cambio de ropa... para salir.

— Bien, pues cuando termines ven abajo, debo hablar contigo sobre algo.

— ¡Enseguida bajo! —cuando escuchó los pasos de su madre alejarse, soltó un fuerte suspiro y miró al resto, que al igual que en él, se podían apreciar los rostros desencajados— Cualquier día nos pilla... —pasó su mano por el rostro y lo condujo hasta su nuca, masajeando para liberar algo de tensión. La tensión había llegado a ser para ellos como el pan de cada día.

— ¿Qué querrá? —preguntó HoSeok con un tono bajo de voz. Claramente ya no los podrían oír, pero había llegado a asustarse tanto que ni el tono de voz original le salía.

— No lo sé, pero ahora vuelvo. No hagáis ruido y no salgáis —todos asintieron con pesadez, hartos de escuchar las mismas palabras una y otra vez cada vez que el mayor dejaba la habitación.

Escape [BTS/BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora