Competencia

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— Estoy bien, lo juro —JungKook levantó su mano mientras que con la otra se sujetaba a HoSeok.

— Es para ser precavidos, Kookie —Jin volvió a pasar su palma por la frente de JungKook y sintió que aún estaba caliente. En realidad no sabía si era por el calor o porque su fiebre estuviera volviendo, y preguntarle al pequeño no ayudaría mucho ya que mantuvo su malestar en silencio para no ser un estorbo.

— HoSeok, no dejes que se baje.

— Descuida —asintió el chico que llevaba a JungKook en su espalda.

— ¿Peso mucho, hyung? —preguntó el pequeño una vez Jin se alejó de ellos.

— Eres una pluma, renacuajo, deberías comer más —JungKook rió y miró a su costado, viendo a Jimin sin apartar sus ojos de él. JungKook se preguntó por qué lo miraba así, con el ceño fruncido y sus labios apretados. Sin tener oportunidad de preguntar, Jimin se alejó de ellos y continuó caminando dándoles la espalda.

Al igual que Jimin no tenía claro qué pasaba por la cabeza del menor cuando lo miraba sin expresión alguna. Para JungKook se repetía la misma historia, no entendía algunas de las expresiones que su hyung le daba. ¿Estaba enfadado, alegre, triste...? No tenía ni idea, pero era bien sabido que cuando una persona frunce el ceño es porque algo no está bien. Debía descartar la idea de que estuviese alegre, mínimo.

— ¿Sabes qué le pasa a Jimin?

— N-no.

— Está muy raro últimamente —JungKook decidió no seguir contestando a HoSeok, la idea de que sospechara algo lo ponía nervioso y él precisamente no es que supiera mentir demasiado bien, por no decir, nada.

Cuando HoSeok se olvidó sobre el tema del comportamiento de Jimin y JungKook dejó de hablar, los chicos continuaron buscando un taxi para llegar más rápido a la casa de Jin. Pero después de una media hora buscando, ni un maldito taxi se les cruzó por las calles que transitaban.

— ¡Estoy harto de caminar! ¿Dónde están los taxis? —YoonGi hizo detener al resto de chicos.

— Podemos coger autobuses.

— ¡Ni hablar! A saber cuantos debemos coger para llegar.

— Realmente no lo sé, así que no me miréis, nunca he ido en autobús hasta la casa de mi madre. —aclaró Jin a los ojos puestos en él.

— Tengo una idea mucho mejor —todos miraron en dirección a TaeHyung—. ¡Comamos algo, me muero de hambre!

— Yo apoyo a hyung —dijo JungKook aún sobre la espalda del pelinegro.

Y con la idea de TaeHyung y el apoyo de JungKook, todos acabaron metidos en el primer restaurante que vieron, es más, ni siquiera llegaron a ver la carta de precios, pero cuando echaron un vistazo al lugar, sintieron que habían escogido bien.

No era más que un pequeño local de unos cuantos metros cuadrados, con unas cinco mesas de cuatro asientos, dos o tres empleados como mucho y las paredes recubiertas por fotos antiguas. Ah, hasta la pequeña cocina se encontraba tras la barra. Todo concurrido, pero acogedor.

Comidas frías fue lo que más destacó entre los pedidos, después del calor que habían pasado, ninguno tenía el coraje para tomar sopas calientes o comidas picantes. La única pareja mayor y dueños del local, se mostraron bastante agradables, sobretodo la mujer que no pudo evitar pellizcar las mejillas de JungKook de forma tierna y adorable. Todos rieron cuando el pequeño se sobó sus mejillas avergonzado y bajó su cabeza para evitar cualquier contacto.

Escape [BTS/BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora