Gotera

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— ¡Móvil nuevo!

En cuanto Jin entró en la habitación todos corrieron hasta él para ver el nuevo aparato que traía en sus manos. Aún estaba en caja y ni siquiera había quitado el precinto.

Un sábado por la mañana, Jin y el novio de su madre habían salido a dar una vuelta y, éste, al ver que el chico no tenía móvil y que había contado –e inventado– la trágica historia de que se había estropeado, no dudó en entrar en la primera tienda de electrónica y comprar uno para él. Para algunas personas el ganarse a alguien podría consistir en darle todos los caprichos que necesitara. Aunque Jin ya era muy mayorcito para caer en ese tipo de redes, no fue idiota a la hora de aceptar, pues necesitaban al menos un teléfono con el que contar después de que se los robaran aquellos tipos.

— Ahora podemos llamar a Jackson para devolverle el dinero —dijo el dueño del nuevo móvil—. Kookie, dame un trozo de papel que hay en uno de los bolsillos de mi pantalón gris.

Cuando el número fue marcado y la señal sonó un par de veces antes de responder una voz, Jin le contó cómo habían conseguido llegar, y lo más importante, quedar en algún sitio para devolverle todo. Jackson se ofreció a ir ya que salir de ese pueblecito le vendría bien. Era curioso lo animado que estuvo al escuchar la voz del mayor, pues no sólo le había quedado claro que nada les pasó, sino que pudo ver lo fiables que eran. Cualquiera podría haberse quedado con su dinero y no dar señales de vida.

— Hyung, ¿puedo jugar juegos con el móvil?

— Ahora no, TaeHyung —el castaño resopló y se alejó de allí para asomarse por la ventana.

— Jin hyung, tu madre ha llegado.

— ¡¿Qué?! Oh, mierda —recorrió los cortos pasos hasta TaeHyung y se asomó de igual forma, empujando al castaño hacia dentro—. Anoche me dijo que subiría para mirar una gotera que hay en la habitación —TaeHyung miró hacia el techo en busca de la misteriosa gotera.

— ¿Gotera? Estamos en verano, hyung.

— Calla, TaeHyung, déjame pensar.

Los demás chicos lo miraron sin entender nada, pero claramente podían suponer que el mayor estaba buscando ideas dentro de su cabeza para esconder a seis chicos y que su madre no llegara a descubrir ni uno. En ese momento TaeHyung gritó aún mirando al techo, había encontrado la dichosa gotera, pues aunque no había ningún cerco oscuro, ya que era verano y no había llovido, había una mancha amarillenta en el lugar; por lo que el castaño intuyó que sería eso.

— ¡Entra en el armario, TaeHyung! —el chico bajó la mirada y vio que algunos de sus compañeros faltaban por esconderse— ¡Rápido!

No había muchos escondites en una habitación para seis personas, pero al menos se quitó a cuatro chicos que cupieron perfectamente en su armario empotrado de dos puertas. Luego arrastró a YoonGi y Jimin hasta un mueble bajo con unas cuatro puertas, abrió dos y les hizo un gesto para que se metieran.

— Estas de broma, ¿verdad? —cuestionó YoonGi con sus ojos abiertos de par en par sin apartar la mirada del mueble.

— No, ahora meteros.

— No pienso meterme ahí.

— Cabéis perfectamente, está vacío y el mueble no tiene ningún separador, las cuatro puertas están comunicadas con el mismo habitáculo. ¡Meteros ya!

— He dich-... —antes de que terminara sus palabras, Jimin tiró de su brazo para agacharlo con él, se metió primero y dejó un espacio para que YoonGi también lo hiciera, quedando ambos chicos como sardinas en latas.

Escape [BTS/BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora