Apuesta

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Aquel y último bolo había caído tan lentamente que se sintió el oxígeno faltar en los pulmones de los seis chicos allí presentes. El equipo de Jin se había sentido tan confiado con el mayor salvando la partida que ya podían reír ante la derrota del equipo de Ken en la segunda ronda. Pero cuando, sorprendentemente, las menos expertas de Ken alzaron la bola para medir la distancia del primer tiro, todo cambio con el perfecto pleno, como si de un profesional se tratase. Y no fue el único.

El juego había pasado de ser divertido a uno competitivo, ya que ninguno quería perder y mucho menos Jin, quien había fardado de su anterior juego. Pero entonces, ¿qué había ocurrido? ¿Simplemente Ken había fingido no saber jugar para tenerlos confiados y así ganar la apuesta que él mismo hubo ideado?

Si NamJoon ya pensaba mal de él, esto sólo hizo que aumentara su desconfianza.

— Jin, no falles —suplicó Jimin sin dejar de ver el marcador, teniendo al equipo de Ken a tan sólo unos cuatro puntos por arriba.

— ¡Calla, Jimin, no me desconcentres! —gruñó el mayor calculando la distancia y la línea de la bola que tenía en sus manos. Asegurándose de no cometer un error que los llevara a la derrota.

La bola fue lanzada a la velocidad precisa y en dirección recta, intentando asegurar el pleno que necesitaban para ganar, pero desgraciadamente no todas sus jugadas eran perfectas, y ésta que debió serlo, no lo fue, dejando de pie dos miserables bolos.

Jin maldijo en voz baja, pero que claramente todos oyeron. Cuando se dio media vuelta para ver las reacciones, el primer rostro que vio fue el de Ken, con una media sonrisa que le hacía sentir tocar la victoria. Luego pasó sus ojos por el resto de chicos, unos contentos y otros desilusionados por el resultado.

— Lo siento —dijo al sentarse junto al menor, el cual le sonrió y asintió restándole importancia al asunto. De hecho para JungKook la idea de dormir a la intemperie en una tienda de campaña no le parecía tan mala. Siempre había querido vivir alguna experiencia así y cuando estuvo apunto de cumplirla en el campamento –quizás– Jimin se la había arrebatado llevándoselo con él. Era hora de devolverse tal capricho.

La última tirada del juego era para Ken y con ello se decidiría todo, aunque Jin y su equipo ya estaban mentalizados para la derrota. Aún así, no todo estaba perdido, bien podría fallar el tiro y quienes dormirían bajo las estrellas serían ellos. Pero aquel hermoso pensamiento poco duró cuando Ken hizo nuevamente otro pleno.

— ¡¡Sí!! —gritó YoonGi eufórico, como pocas veces había hecho en su vida— ¡Toma esa! —comenzó a hacer movimientos pélvicos que tuvieron que ser detenidos por Jimin una vez Ken lo miró sorprendido.

Quitando el movimiento pélvico de YoonGi, la sonrisa orgullosa de Ken, la negación de NamJoon ante su pensamiento sobre la apuesta y ver el desorden que habían montado HoSeok y TaeHyung al llegar, los tres chicos se enfrentaron a la cruda realidad, la pérdida. No hubieron más oportunidades.


[...]

— Puedes negarte —dijo el rubio con su novio al lado y el resto detrás. Todos frente a frente de la enorme casa de Ken; bueno, de su familia.

— Sé aceptar una derrota —NamJoon rodó los ojos y vio como su novio llegaba hasta la puerta y tocaba el timbre.

Habían pasado unos días desde que fueron a la bolera e hicieran una apuesta, apuesta que debían cumplir hoy. El mismo sábado que Ken los había llamado para que todos fueran en ausencia de sus padres.

El mencionado salió con una enorme sonrisa en el rostro, primero dando un pequeño abrazo a Jin, luego molestándolo un poco y finalmente los invitó a pasar a todos, removiendo el cabello de JungKook cuando éste pasó por su lado y recibiendo una mirada tan filosa como una espada por parte de Jimin, quien iba justo detrás del menor.

Escape [BTS/BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora