Escape [BTS/BL]

Individuo

En apenas unas ocho horas la habitación de Jin había cambiado de ser una majestuosa y limpia habitación a ser un completo estercolero. No había hueco libre en el suelo que pudieran usar como basurero, pues todo lo que comían lo tiraban al suelo, teniendo ya la pequeña papelera hasta arriba de papeles.  Por suerte, Jin no se le veía ni el pelo por la habitación, ya que pasaba con su madre la mayor parte del tiempo. Él único que notaba su ausencia era NamJoon, quien no paraba de pagar con los demás su malhumor, preguntando el porqué Jin no se dejaba ver por la habitación, lo gracioso es que le preguntaba al resto, como si ellos supieran la respuesta.

Nadie la sabía, nadie podía salir de allí y por ello, nadie le respondía, lo que lo hacía enfadar aún más.

— ¡Deja de pagarlo con él! —gritó Jimin en dirección al rubio.

— Jimin, últimamente me tienes hasta los huevos, ¿sabes? ¿Por qué no te metes en tus propios asuntos y me dejas a mí los míos?

— ¿JungKook, es asunto tuyo?

— Pues sí, es mi hermano.

— Ah, ahora sí lo es, pero cuando te conviene no lo es. ¿Sabes?, tú también me tienes hasta los huevos —NamJoon rió con el rostro rojo, fingiendo que todo estaba bien y que aquel chico más bajo que él, no lo estaba sacando de sus casillas.

— Voy a ignorar todo lo que has dicho, así que por favor, tú a lo tuyo y yo a lo mío.

— No lo haré.

— Está bien, parad de una vez —se metió por medio JungKook, cogiendo de la mano a su hermano y apartándolo de Jimin. Lo llevó hasta la cama y lo hizo sentarse, sentándose él a su lado.

— ¡Kookie, no tienes por qué dejarte pisar! —elevó la voz Jimin para que ambos lo escucharan, pero sobretodo para que lo escuchara el menor. Estaba cansado de ver cómo pisoteaban a alguien tan importante para él. Si su hermano no era capaz de ver al chico tan bueno y humilde que tenía junto a él, era su maldito problema, pero no se quedaría de brazos cruzados, tenía que hacer ver a JungKook que su hermano no era una persona la cual podría idolatrar.

— Jimin, ¿quieres cerrar el pico? Harás que nos pillen y nos echen a la calle —dijo HoSeok, igual de cabreado por la tercera discusión que habían tenido NamJoon y Jimin en el día—. Y tú, deja a tu hermano, él no tiene la culpa de que Jin no asome su culo por aquí —se refirió a NamJoon en esta ocasión.

TaeHyung observaba todo con una chocolatina en su boca, sus ojos abiertos de par en par y sus cejas pronunciadas ante la situación, que una vez más, no le gustaba en absoluto. Las peleas no eran lo suyo, y por lo tanto tampoco era ser participe, para él sino existían, mejor. El mundo sería un lugar perfecto; uno lleno de felicidad, arcoíris y risas por doquier. ¿Por qué era tan complicado que las personas lo vieran de igual forma a la suya? ¿Acaso a nadie le gustaba un mundo así? Supiera o no la respuesta, TaeHyung no estaba hecho para el mundo, al igual que el mundo no estaba a la altura de su pura y humilde mente.

Donde exista el bien, siempre habrá mal. Palabras que el castaño nunca llegaba a entender.

JungKook terminó tranquilizando a NamJoon por tercera vez, después de tantos años siendo el saco de golpes de su hermano, terminó por saber qué cosas lo tranquilizaban. Con NamJoon más calmado, decidió volver junto a Jimin, sentándose a su lado y buscando su mirada mientras el otro la apartaba aún irritado. No quería pagarlo con el menor, a pesar de que NamJoon ya estaba nuevamente calmado, él no lo estaba y no quería ser como el rubio.

El pequeño sonrió, Jimin no supo por qué, pero tampoco preguntó, no cuando JungKook recostó su cabeza en su hombro y cerró los ojos. En ese mismo momento, con el peso de su pequeño en él y el calor corporal que desprendía por tenerlo pegado, su cuerpo dejó salir toda la furia que contenía y, expulsando todo el aire retenido, lo dejó pasar todo. Por tercera vez.