John Lowery, su historia. Un gran adolescente, de los más locos, tenía tan sólo 19 años cuando salió con su antiguo grupo de amigos, una banda, una manada de reboltosos.
Sus puños eran oídos en cada cuadra de su ciudad, sus gritos eran el terremoto para los hombres, eran unos castigadores, unos lobos hambrientos buscando una dulce presa con carne roja. John en su infancia fue un chico normal, normal se podría decir claro, aún de niño tenía lo reboltoso y dañino. Pero una vez en la temprana adolescencia, empezó su castigo infernal, sus locuras lograron hacer que tenga un enfrentamiento cara a cara con su propio padre, pero esto, se le salió de las manos, la cara del joven John fue cortada, su padre con un cuchillo muy afilado dejó cicatrices permanentes en el rostro de su "amado" hijo. Esto hizo que el pobre chico no quisiera ver la luz del sol de nuevo, su escondite eran las sábanas tapando su cara, la oscuridad en su habitación para que nadie viera, lo abominable que él creía ser. Sus ojos se acostumbraron a cualquier clase de oscuridad, su cordura se rompió ese día, ese día todo cambio para él, un mal día lo llevó hacia la eterna locura, un hoyo en el cual entras para nunca jamás salir.
Y ahí es cuando empiezan sus problemas más grandes, las drogas, las más potentes de todas para hacerlo llegar al límite de la locura, volviéndolo en un ser de terror y ultraviolencia. Cada golpe que el lograba dar, era una muerte repentina, ya que éste, había perdido el control de sus propios impulsos hasta ese grado, hasta el grado de matar sin tener un poco de empatía, piedad o remordimiento por la víctima. Te metías con él y morías, literalmente.
Él estaba caminando por el bosque con sus compañeros de asalto, hasta que ven de los arbustos salir a ese hombre, ese hombre tenía el maquillaje de payaso, su peluca negra, la campera de cuero y el machete clavado en su pecho. John lo vio a los ojos, lo vio directamente hacia esos ojos negros que no mostraban nada, eran simple oscuridad, color negro oscuro. El payaso levantó su mano y los saludo riéndose, riendo.. John con su grupo se acercan para él, con los efectos de la droga le dicen que no están para las putas bromas, lo golpean, golpean al payaso hasta quitarle el maquillaje de su rostro, hasta hacerlo ver las estrellitas, hasta que sus órganos internos se rompan, la maldad corrimpió el corazón de John, él estaba corrompido.
Todo monstruo tenía que tener un ángel, toda oscuridad brilla alguna vez. Frances pudo sentarse, tomar su mano y hacerlo recapacitar de sus retos internos, ella fue quien le dio la vida. Porque John estaba muerto, murió aquel día que peleó con su padre, y Frances lo resucitó de las llamas del infierno, dándole el cariño que en verdad se merecía, poniendo su mano detras de su nuca y ver sus gotas golpear el suelo, escuchar llantos y sentir el dolor de éste, fue su catarsis.
John tenía a sus amigos, tenía a Frances, lo acompañaban de la mano, le hacían soltar risas, lo volvían una persona totalmente feliz, pero todo termina, todo tiene un fin, nada es para siempre. Las manos del terrible payaso se levantaron para tomar el cuerpo y alma de sus queridos amigos, para llevarlos hacia el fin de la mortalidad misma, sus cuerpos fueron arrastrados a la oscuridad y la vida de John, toda su vida entera volvió a ser desmantelada, destruida por completo, fue el caos.
Delante mio él estaba, gritándome, sofocandome. Repitió y repitió -Aún así, queda una pregunta ¿Quién soy?- hasta que al final, Lowery me disparó en la cabeza, mantándolos.
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El Laberinto Mental
Mystery / ThrillerEl joven Oliver Ray, un querido adolescente con traumas psicológicos. 17 años era su edad, pelo largo y su color era más oscuro que una propia sombra, unos preciosos ojos azules, una altura promedia y el físico de un galán. Esta historia sin fin...