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Caminamos por los pasillos en direción a las habitacones. Me siento avergonzada por la pelea y camino cabizbaja, lo que hace que choque con Kitsune, parece que éste siempre va buscando pelea y no estoy de humor para hacerlo pedazos ( si no, por supuesto que lo habría hecho)

- ¡Mira por dónde vas! - exclama intentando llamar la atención, muy estúpido por su parte. Al final, como su pésimo intento fracasó, me susurra - Menuda paliza la que te han dado, aunque eso lo pueda hacer todo el mundo

- Lo mismo te podría decir a ti - me defiendo con un tono burlon. Él hace una mueca, lo que me obliga a continuar - No me lleves la contraria, que ví el puñetazo bien dado que te asestó - termino con el mismo tono mientras señalo a Nina.

Al menos hay personas como Nina que ponen en su sitio a imbéciles como Kitsune.

Suspiro en cuanto cruzo la puerta de la habitación. Estoy agotada, necesito descansar. Me siento en la cama sin decir palabra, igual que Nina y Yona.

Algo me hace pensar que la humillante y aplastante derrota ha pasado por sus vidas alguna vez y me alegro de que comprendan mi sufrimiento. O eso creo.

Aunque yo lo definiría como una amarga derrota y una dulce venganza. Y tan dulce que va a ser.

El único que siempre va a vencerme es el sueño: Noto cómo me pesan los párpados y poco a poco los voy cerrando, hasta sólo ver la más inmensa oscuridad. Sin darme cuenta, mi respiración se acompasa y me quedo dormida.

Atrapada en el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora