Promise Me Light Parte 12

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Una tarde me alejé. Necesitaba espacio. Estar lejos de los recuerdos. Lejos de todo el mundo que me preguntaba si me encontraba bien o me decía que todo estaría bien. ¿Cómo pueden decirme eso? Justin se había ido. Las cosas no andaban bien. Ni de cerca. Yo era un desastre.

En el exterior parecía fuerte, capaz de manejar cualquier cosa. En mi interior me moría. Una muerte lenta que temía, nunca terminaría.

¿Cuántas veces en las últimas semanas le había suplicado a Dios que me enviara a Justin nuevamente? Maldije al destino. Le grité a los cielos. Lloraba hasta quedarme dormida. ¿Volvería a ser lo misma otra vez?

El único que me mantenía cuerda y me impulsaba a salir de la cama todos los días era el bebé que llevaba. Yo soñaba con tener a una niña o a un niño en mis brazos y que al mirarlo, pudiera ver el reflejo de Justin de nuevo. Tenía la esperanza de que el bebé tuviera los ojos y la sonrisa de él. Esperaba que si era un niño, sería tan guapo como su padre, por lo que los corazones femeninos aletearían cuando pasara a su lado. Pero más que nada, solo deseaba que Justin estuviera aquí para compartir todo esto conmigo.

Por primera vez en días, el sol brillaba. Los cielos sombríos de invierno habían desaparecido. Eva y Pattie se encontraban ocupadas. Los hombres estaban preocupados por el ganado y la comida. Era un día perfecto para estar a sola.

Mientras caminaba por el pasto que se situaba cerca de la casa, la hierba alta rozó mis dedos. Mis piernas, cubiertas por vaqueros, sentían cada movimiento, cada toque de la hierba, recordándome que seguía con vida a pesar del firme dolor que tenía en el corazón.

El viento se movió a través de la tierra, doblando y curvando las hojas marrones del pasto. Me recordó cuando vi las olas del océano en el verano que visité el Golfo de México con mi padre. Tumbada en la playa, me sentía abrumada con la vista de toda esa agua. Me sentía como un pequeño grano de arena, un pedacito en el gran esquema de las cosas. Todos mis problemas y preocupaciones parecían pequeños al tiempo que miraba hacia el océano.
Ahora, parada entre ese mar de hierba, me sentía sola. Perdida. Yo quería ser más ligera y poder flotar como las nubes en el cielo. Flotar lejos del dolor y de la pena de perder a Justin.

Pero no podía irme. Tenía un bebé en camino. Podría recordar y me podría doler, sin embargo tenía que seguir adelante.

Giré la cara hacia el sol, sintiendo el calor en mis mejillas. El calor me calentaba, quitándome el frío. Moviendo una mano sobre la cima de la hierba, cerré los ojos.

El rostro de Justin apareció detrás de mis párpados. Quería alargar mi mano y tocarlo, pero él solo se hallaba en mi mente, un producto de mi imaginación. Un recuerdo que jamás desaparecería.

Antes de abrir los ojos, el calor pasó a través de mi brazo y me hizo suspirar. Se sentía tal si alguien me estuviera tocando.

Abrí los ojos de golpe y giré la cabeza. Esperaba ver a Justin detrás mío, de pie allí con su arrogante sonrisa, no obstante solo me rodeaban los campos vacíos.

A lo lejos, vi a Jaxon venir hacia mí. Sus pasos eran largos y rápidos. Durante unos segundos, mi corazón latió fuera de control. Desde la distancia, se asemejaba tanto a Justin que me encontré dando un paso hacia él, desesperada por ir a su dirección.

-¡Selena! -exclamó su profunda voz de barítono.

-¿Sí? -contesté, calmándome mientras esperaba que se reuniera conmigo. Es solo Jaxon. No Justin. Solo Jaxon.

Se detuvo frente a mí, sin aliento. -¿A dónde diablos has ido? Me has matado del susto.

-Lo siento. -Aparté la mirada malhumorada. Me cansé de que todo el mundo se mantuviera al tanto mío. Yo era más que capaz de cuidarme sola. ¿No lo había demostrado ya?

Promise Me Light[2 TEMPORADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora