Promise Me Light Parte 38

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  —Voy a soltar tu cuello si haces lo que te digo.

Asentí otra vez, mi tráquea empezaba a sentirse constreñida.

—Bueno. —Quitó su brazo. Agarrando mis dos muñecas, tiró mis manos detrás de mi espalda, manteniendo una de sus manos sobre mi boca—. Vamos —instruyó, empujándome para que empezara a andar.

Hice lo que me dijo, pero mis piernas se sentían como goma. Su mano sobre mi boca presionó dolorosamente mis labios contra los dientes. Si aflojara la mano lo suficiente, podría morderlo. Planeé mi fuga mientras me empujaba adelante, sabiendo que si me metía al bosque, era mejor estar muerta.

Estábamos a mitad de camino a través del patio, cuando se detuvo y me dio la vuelta.

—No quiero hacerte daño. Eres mi seguro —dijo—. Sacaré mi mano si te comprometes a estar en silencio.

Asentí, necesitando desesperadamente oxígeno.

Lentamente, bajó la mano. Inhalé grandes bocanadas de aire a mis pulmones.

Los ojos del extraño cayeron a mi estómago. Quería cubrirme de su mirada, pero seguía sosteniendo firmemente mis muñecas.

Tragué saliva, con mi garganta dolorida. Otro dolor comenzó en mi espalda, pero lo ignoré. Tendrá que esperar...

—¿Qué quieres? —le pregunté, mirando hacia la casa.

El hombre inclinó la cabeza hacia un lado. Sin responder, me giró y me empujó para que empezara a caminar.

—Vine por tu hombre. Tengo que llevarlo —respondió.

—¡No! ¡Déjelo en paz! —le supliqué. Ya estábamos casi en el bosque. Necesitaba detenerlo.

—No te hemos hecho nada.

—Tu hombre mató a mi líder. Por eso, debe morir.

Tropecé y el dolor irradiaba por mi espalda, casi trayendo lágrimas a mis ojos. El hombre no pareció darse cuenta.

—Te diré algo para que lo entiendas. Yo era parte de una célula durmiente, establecida en su lugar hace muchos años. He estado en los Estados Unidos por siete años. Conocí a una americana y me enamoré de ella. Traté de protegerla de esta guerra, de esta violencia —escupió, con rabia—, pero no pude.

Sus manos se apretaron alrededor de mis muñecas, haciéndome estremecer y morderme el labio.
—¿Y cómo me retribuyó mi país por ese servicio? Se llevaron a mi esposa e hijo. Los están manteniendo como rehenes, al igual que los estadounidenses que capturan. A cambio de la liberación de mi familia, quieren a tu hombre vivo. Así que se los llevaré y recuperaré mi familia — dijo—. Tú eres mi anzuelo.

Me detuve y me di la vuelta. Mi corazón empezó a latir con fuerza y mis palmas se volvieron sudorosas.

—No tienes que hacer esto. Por favor —le supliqué.

Abrió la boca para responder, pero nunca tuvo la oportunidad. Una bala pasó rozando nuestras cabezas, un tiro de advertencia que casi chamuscó mi cabello.

—Déjala ir —dijo una voz mortal.

El terrorista se giró, usando mi cuerpo como escudo. Justin se paró a unos metros de mí, con un rifle en la mano. Sus pies se separaron mientras observaba el cañón de la pistola, listo para disparar otra vez.

—Ahí estás, amigo mío. Me preguntaba cuándo te encontrarías con nosotros —dijo el extraño, apretando mis muñecas dolorosamente.

Preparó otro tiro en el rifle, centrado solo en el extraño. —Ya estoy aquí. Deja que se vaya.

El desconocido me soltó. Así de fácil, era libre. Corrí hacia Justin, y extendió su mano libre para agarrarme. Se colocó delante de mí al tiempo que mantenía el arma apuntando al terrorista.

El hombre levantó las manos, rindiéndose.

No puede ser tan fácil.

—No te muevas, Selena —dijo. Sacando una pistola de su cintura, la apretó en mi mano—. Si pasa algo, echa a correr donde mamá y papá, ¿lo entiendes?

—Sí —dije, tomando el arma y quitándole el seguro.

Continuó mirando el cañón del rifle mientras se acercaba lentamente al hombre. Me quedé quieta, viendo como el hombre movía su peso de un pie al otro, con los ojos en Justin. No confiaba en él ni por un segundo.

—Mátame. Sácame de mi desgracia —escupió, inclinando la barbilla hacia Justin—. No soy nada.

Él no respondió. Vi los músculos de su espalda flexionarse y apretar los brazos. Se detuvo a unos metros del hombre, apuntando con la pistola a la cabeza de éste.

—Hazlo —siseó el hombre, mirando al cañón sin miedo—. ¡HAZLO!
De repente, el dolor me golpeó, corriendo por mi espina dorsal. Esta vez fue algo que nunca había sentido. Aspiré una bocanada de aire y me encorvé. Esa pequeña entrada de aire se hizo eco a través de la noche, cambiando todo.

Justin volvió la cabeza hacia mí.

El desconocido vio su oportunidad. Balanceó la mano hacia arriba, golpeando el lado del rifle. El impacto tiró el arma a un lado, lejos de él. Fue entonces cuando el puño del hombre conectó con el estómago de Justin.

Él se dobló por un segundo, pero no tardó en recuperarse. Pero para entonces, el desconocido tenía la sartén por el mango.

Grité cuando el tipo le sacó el arma de las manos. En un movimiento perfecto que solo haría un soldado profesional, le dio la vuelta al rifle y lo apuntó.

Observé con horror como Justin ignoró el arma. En un movimiento rápido, su puño conectó con la mandíbula del extraño. El hombre se tambaleó hacia atrás. El arma cayó al suelo, olvidada. Ignorándola, Justin siguió al hombre, golpeando el lado de la cabeza del desconocido con los puños. La sangre le manaba de la nariz y de la boca, esparciéndose en el aire.

¡Va a matarlo!

—¡Justin! —grité, dando un paso adelante.

Otro dolor me golpeó, haciéndome morderme el labio y salir sangre. Grité, sintiendo como si estuviera siendo rasgada en dos. Traté de respirar, pero era demasiado. Mi estómago se apretó, poniéndose duro. De repente, una sensación de calor corrió por mis piernas. En estado de shock, bajé la mirada.

Mi fuente acababa de romperse. 

Promise Me Light[2 TEMPORADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora