Promise Me Light Parte 15

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Dejé escapar un quejido; la cueva protectora alrededor de mi corazón se hizo polvo. ¡Está en casa!

Los ojos de Justin se pusieron en blanco y su cuerpo se debilitó. Comenzó a derrumbarse de cara al suelo, pero solté el arma y lo atrapé, dejando salir un sollozo involuntario. Usando músculos que no sabía que tenía, lo bajé cuidadosamente hacia la hierba.

-¡Justin! ¡Justin! -lloriqueé, dejando escapar otro gemido mientras me agachaba a su lado. Alejé su largo pelo de su rostro, necesitando verlo y saber que mis ojos no engañaban.

Debajo de su áspera y desaliñada barba, vi sus labios moverse como si estuviera tratando de decirme algo. Sus oscuras pestañas descansaban contra pómulos cortados y magullados. Un corte ensangrentado cruzaba su ceja y sangre seca se pegaba a su cabello.

Sus manos rozaron mi pierna, tratando de agarrarme. Miré su mano y ahí fue cuando lo vi: sangre.

Por todos lados.

Inmediatamente, comencé a pasar mis manos sobre él, tratando de encontrar la fuente de la sangre. Mis manos se movían frenéticamente, mi mente pensaba en las posibilidades. ¿Cortes? ¿Heridas? ¿En su estómago? ¿Pierna? ¿De dónde proviene?

Desabotonando su andrajoso abrigo, inhalé una bocanada de aire. ¡No! ¡NO! ¡NOOOO!

Sangre emanaba de una herida en su costado. La camisa de algodón que vestía ya no era marrón sino de un intenso rojo oscuro. La sangre continuaba esparciéndose hacia el exterior, saturando la ropa, tomando su vida y absorbiéndola como una esponja.

Con un gemido, coloqué mi mano sobre la herida y presioné, tratando de detener el sangrado. Gruñó de dolor y rodó su cabeza hacia un lado, retorciéndose ante mi toque.

A través de mis lágrimas, estudié su rostro. Sus mejillas hundidas, sus labios agrietados. Sus párpados se levantaban lentamente, obligados a abrirse contra el dolor. Tenía problemas para centrarse en mí, pero cuando lo hizo, vi que sus ojos estaban vidriosos.

-Selena -carraspeó más allá de sus labios secos y agrietados-, estoy muerto.

Quise quebrarme y llorar, pero no lo hice. Tenía que ser fuerte por él. Su vida dependía de eso.

-No, Justin. Dios, no, no estás muerto -dije, bajando la mirada a la sangre que cubría mis dedos, tornando mis manos rojas.

Los observé mientras cerraba sus ojos. Mi mirada divagaba por su pecho. Observaba cómo se movía de arriba abajo, su respiración era más superficial de lo que había sido segundos atrás.

¡Está muriendo! El pensamiento llenó mi mente como una señal de neón que seguía parpadeando odiosamente. Me sentía mal, las náuseas revolvían mi estómago. Pero no era del embarazo, era por miedo.

Cerré los ojos, presionando más fuerte en su costado, y tomé una gran bocanada de aire. Inhala a través de la nariz. Exhala a través de la boca. De nuevo. Dentro a través de la nariz. Fuera a través de la boca. De acuerdo. Podía hacer esto.

Abrí los ojos y observé a mi alrededor, insegura de qué hacer luego. Cálmate. Piensa en las opciones. Era demasiado pensado para subirlo al caballo y nadie me escucharía si gritaba en busca de ayuda. Eso limitaba mis opciones.

Su pistola llamó mi atención. Reposaba a un par de centímetros de distancia, lo suficientemente cerca para agarrarla. Bajé la mirada hacia la sangre filtrándose a través de mis manos, insegura de si quería soltarlo. ¿Qué otra opción tenía? Necesitaba ayuda.

Inhalé profundamente, removí mi mano, y me incliné para tomar el arma. Se resbalaba en mis manos ensangrentadas. Apunté a la distancia y disparé tres tiros, uno justo después del otro.

Promise Me Light[2 TEMPORADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora