Angel Seokjin [NAMJIN]

Rap Monster

"¿Qué puedo hacer?

Me pierdo en un laberinto y permanezco en ese lugar

¿Qué puedo decir?

Se está volviendo borroso, no puedo ver tu cara

No puedo moverme en la oscuridad

No puedo sentir nada y las lágrimas caen

Estoy atrapado en los recuerdos de ti

Oh no

Por favor, toma mi mano, así podré despertar

Por favor, no te vayas"

-Coma, B.A.P

Kim Namjoon, 23 años de edad. El mejor estudiante de su universidad, sonrisa de primera, buenos modales, padres adinerados, brinda ayuda a quién se la pide, popular con las mujeres, atlético, amigable y con muchos amigos. Ese soy yo.

Ante los ojos del mundo, yo soy el mejor. Lo tengo todo para ser el mejor pretendiente, el mejor amigo, el mejor empleado. Soy el número 1 en todo lo que hago y simplemente así es como quería que me viera la gente porque simplemente es extremadamente divertido ver como creían que esa es la realidad.

El ser humano es una criatura tan fácil de engañar que cualquier estupidez que pueda decir con una sonrisa y con una postura de confianza, se la creerían. No sabrían jamás quién les mordió el trasero, no sabrían jamás quién les cortó el cuello, no sabrían jamás que era yo ese tipo de persona por el cual no sales de tu casa en la noche.

Por supuesto, no puedo ser tan perfecto como demuestro ser, soy un ser con muchísimos defectos y no es por ser modesto, no. Si no que en realidad soy bastante hijo de puta, y con mucho orgullo, solo que nadie lo sabe y eso es lo divertido del asunto.

-Joven Namjoon- dejé mi mano sobre la perilla y voltee los ojos con fastidio antes de cambiar mi cara a una sonrisa para luego voltear a ver a la persona que me había llamado. Era esta sirvienta que es algo así como la sirvienta de las sirvientas, como un jefe o algo así. En un libro, en una película o en una historia ella sería algo así como la segunda madre del protagonista, esa viejita a la que todos aman por sus buenas acciones y por cuidar del pequeño incomprendido que nadie quiere. Bueno, eso no sucede aquí en esta historia.

Ella no me caía bien, no solo por el hecho de que era fea a morir y que su voz era chillona e insoportable, sino porque era demasiado metiche y estoy casi seguro de que revisaba mi habitación todos los días buscando algo de dinero o alguna información interesante. De hecho, una vez la vi husmeando mi celular. Sin embargo, la vieja hace bien su trabajo y mantenía la casa impecable, aparte de que la cuidaba y dirigía a todos los empleados con eficiencia. Era una metiche útil.

-¿Sí, tía?- dije con amabilidad. La he llamado así desde siempre, así que se hizo una especie de costumbre, pero en realidad el apodo que mejor le quedaría sería "arrugas". Enserio, esta señora ha trabajado siempre en la mansión de mi tío y cuando llegué aquí, ella ya estaba vieja.

-¿Piensa salir otra vez? ¿Cuándo piensa volver? ¿Su tío está enterado de que se va por semanas o por días?- "¿Piensas salir?", "¿Piensas volver?", "Su tío esto", "Su tío lo otro"... Esta mujer solo busca excusas para sacarme algo jugoso, lo hace siempre y parece que cada vez que menciona a mi tío, lo hace para provocarme o sobornarme. Como si dijera "Si sigue haciéndolo lo acusaré con su tío" y ¡No, señora!