Capítulo 6

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Kayla

Mierda. Joder qué cagada. Álvaro cerró los ojos y los puños con fuerza y se apartó lentamente mientras Axel avanzaba furioso hacia nosotros. Me aparté de Álvaro y me puse delante de Axel por si acaso se le ocurría pegar a Álvaro. La mirada de Axel me daba miedo y mucho porque nunca le había visto así. Le acaricié el brazo y él resopló tratando de calmarse.

― ¿Qué coño hacíais, Kayla?― me miró cruzándose de brazos.― Responde.

― Nada amor, tenía algo en el ojo y él me lo quería quitar...― él miró a Álvaro.― Bueno Álvaro, nos vemos mañana...

― Sí, descansa...― él se metió en el coche y se fue.

― ¿Qué haces aquí? ― pregunté entrando a casa.― ¿Están mis padres?

― No, no están.― él cerró la puerta y encendió la luz.

{...}

Todo mi cuerpo temblaba de miedo y dolor. No. Esto no me había pasado a mi. Era sólo una pesadilla de la que me despertaría pronto seguramente. Fui al baño con las pocas fuerzas que tenía y al encender la luz vi mi reflejo en el espejo. Me asusté y lloré más fuerte. Tenía sangre en la nariz y la boca y mis brazos, piernas y costados llenos de moratones. Me lavé la cara como pude y después de secármela le vi parado detrás de mi. Di un brinco del susto y me intenté apartar pero me cogió por los brazos abrazándome contra su cuerpo.

―Lo siento mucho mi princesa Elsa... He perdido el control.― me acarició la espalda.― Yo no quería esto pero estabas a punto de besarte con otro.

― Me iba a apartar Axel.― mentí.― Me duele...

―Tranquila mi vida... Pronto te dejará de doler y esto no volverá a pasar, ¿verdad? Porque tú no te vas a acercar más a Álvaro ¿A que no?

― No lo volveré a hacer, te lo prometo.―él me acarició la mejilla.― Pero no me vuelvas a hacer esto...

― No lo volveré a hacer.― me besó.― Eres mía, mía y solo mía.― susurró contra mis labios.― No te fijes en otros, ¿entendido?

Asentí débilmente. Él me sonrió y tiró de mi a mi habitación. Me metí en la cama mirándole con miedo y él se metió a mi lado sonriendo. Me abrazó y besó mi cabeza así que me abracé a él deseando que su promesa fuera cierta y la cumpliera. Me quedé dormida enseguida y soñé con aquellos preciosos ojos verdes que tanto me habían gustado.

Por la mañana al despertar vi a Axel aún dormido a mi lado y resoplé. Quería que se fuera para poder ir a casa de Álvaro sin problemas. Me levanté y me metí en la ducha. Estaba a punto de acabar cuando sentí sus manos en mi cintura. Me besó el cuello y el hombro haciéndome gemir. Él sonrió y me giró para después cogerme y ponerme contra la pared. Miré a los ojos de Axel y parecían los mismos de siempre por lo que sonreí un poco. Me besó y me sacó de la ducha llevándome a la cama. Me tumbó y me besó por todo el cuerpo.

― Has estado genial, preciosa.― me dijo tumbándose a mi lado al acabar.― Me has encantado.

― Pero si yo no he hecho nada...― ni siquiera me he corrido, lo he tenido que fingir, otra vez...― Eres tú el que lo haces genial y me encantas...― miré el reloj y vi que marcaba las doce y media.― Vaya, tengo que ir a terminar de ducharme que he quedado...

― Hemos quedado.―corrigió.― No vas a ir sola a casa de Álvaro.

Asentí pese a que odiaba la idea y me metí en la ducha. Él me siguió y pese a haber intentado repetir lo de la cama en la ducha, me negué. Terminé de ducharme y tras secarme me vestí con ropa que me tapaba los moratones y me maquillé para tapar el golpe cerca del labio. Él me esperaba sentado en la cama sin despegar sus ojos de mi. En cuanto estuve lista, nos metimos en el coche y fuimos en silencio hasta la casa de Álvaro.

Álvaro

Estaba muy rara para ser ella. Actuaba con miedo y siempre antes de decir o hacer algo miraba a Axel buscando su aprobación. Quería hablar con ella pero se negaba a siquiera acercarse a mi. Sophia la cogió de la mano y subieron ambas a arriba. Axel vigilaba que yo no fuera detrás de ellas, pero esta es mi casa y yo me sé los trucos.

― Dios, se me había olvidado. Tengo que hacer una llamada, voy al jardín.

Me disculpé y salí. Lo que Axel no sabía era que había unas escaleras que daban a mi habitación por lo que podía acceder a donde estaban Elena y Sophia. Entré y ella dio un brinco levantándose para irse. Le agarré la mano y ella me miró con miedo. Nunca había visto semejante expresión en sus ojos. Sophia tiró de ella y se volvió a sentar a jugar mientras yo las observaba sin hablar. Sophia era una princesa valiente y Elena un malvado dragón por lo que la pequeña le clavó una espada y Elena se tiró haciéndose la muerta. La camiseta que llevaba se le levantó y vi sus costados y su barriga llenos de moratones. Me alarmé y enseguida me agaché junto a ella mirando los moratones.

― Kayla, ¿qué es esto?― pregunté señalando los moratones que enseguida se tapó ella.― Kayla, responde.

― Nada, ayer me tropecé...― ella me miró con miedo.

― ¿Te tropezaste acaso en los puños de Axel?― agachó la mirada y se le cayeron un par de lágrimas. La rabia me recorrió de arriba a abajo. Nadie toca a Elena y se va de rositas, nadie.― Se va a enterar.

―Álvaro, no por favor, no...― agarró la mano.― No le hagas nada, déjale... No lo volverá a hacer, me lo ha prometido.

Le aparté el pelo de la cara y le acaricié las mejillas secando sus lágrimas. Ella me miró a los ojos, a los labios y de nuevo a los ojos. El deseo de besarla era inmenso. Me acerqué lentamente pero a escasos centímetros, se apartó con miedo. Suspiré frustrado y la miré.

― A mi no me teines que tener miedo... Yo jamás te haría daño.

― Tú no, ero si te beso él me lo hará...― se echó el pelo hacia atrás.― Lo siento...

Stranger |II Temporada de Pillowtalk|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora