Capítulo 8

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Álvaro

Nuestra mala suerte no podía ir a más. Primero su coche no arrancaba, después, no llevábamos dinero para el taxi y cuando decidimos ir andando, empezó a llover como nunca antes había visto llover. Corrimos tanto como sus tacones le permitían hasta que llegamos a casa. No lo había pensado antes, pero íbamos a estar solos durante muchísimo tiempo porque Blas, al salir antes del trabajo, se llevó a Sophia al médico y Paula se había quedado en la oficina porque le quedaba mucho por hacer. Entramos a casa riendo empapados de arriba a abajo y... Dios, se le había transparentado la minifalda y podía ver su tanga...

― Esto... Kay, ¿Quieres ducharte para entrar en calor?― pregunté sin mirarla para evitar el contacto con esa zona.

― Es que no tengo ropa para cambiarme...― sonreí pícaro.― ¿Qué...?

― Que si quieres, puedes no vestirte.― ella se sonrojó y rió.― Te doy algo mío si quieres.

― Sí, mejor.

Ella se rió y tras darle una sudadera mía y unos pantalones, la lleve al baño. Yo fui al otro y me di una ducha rápida. Al salir, me vestí y dudé en si ponerme la camiseta o quedarme sin para provocar y ver su reacción. Sin, decidido. Salí del baño y bajé a hacerle algo caliente para tomar. Algo que a Elena le gustaba cuando vivíamos en Londres, era tomar chocolate caliente los días de lluvia tal vez así lograra despertar un poco su memoria... Lo puse en dos tazas y los llevé al salón. Al rato bajó ella con tan solo la sudadera. Joder... Sus piernas me vuelven loco...

― Qué bien me ha sentado la ducha...― sonrió ella y me miró mordiéndose el labio.― Lo siento, pero tus pantalones no se me sujetaban...

― Tranquila... He hecho chocolate.― le di una de las tazas y ella me miró enternecida.― ¿Qué pasa?

― Que amo el chocolate caliente en los días de lluvia...― cogió la taza y le dio un sorbo.― Oh qué bueno te ha salido...

― Fíjate que no es lo más bueno de esta casa.― ella se rió y nos sentamos en el sofá.― ¿te apetece una película?

Ella asintió y le puse una de esas románticas que ponen a las chicas tristes. Enseguida apoyó su cabeza en mi hombro y aproveché para acariciarle el pelo y abrazarla. Ella me miró sonriendo y le di un beso en la cabeza. Ella volvió su mirada a la película, pero yo no podía dejar de mirarla. Era mi chica y a la vez no lo era. Yo tenía recuerdos suyos, recuerdos felices. Pero ella sólo me veía como a su compañero de trabajo. Yo la amo y ella a mi... No sé qué debe sentir ella por mi.

― Jo... Qué película tan bonita. Ojalá una historia de amor así...― dijo con tristeza.― Sería genial...

― No esperes que Axel cumpla esa historia... Con él, sólo tendrás un final trágico.― nos miramos a los ojos y me empecé a acercar a ella.― Dicen que a la tercera va la vencida, ¿probamos?

― Probamos.― sonreímos y me acerqué más hasta poner mis labios sobre los suyos en el comienzo del beso en el que más sentimientos me había dejado. Nos separamos un poco y sonreímos.― La prueba ha resultado...

― Podemos seguir y llevar el experimento mucho más allá...― ella me miró sorprendida.

― Álvaro, yo... A ver que...― se puso nerviosa.― No quiero que te pase nada porque si Axel se entera es capaz de matarnos...

― Morir a tu lado es mi sueño así que...― ella me miró con ternura.― Déjame demostrarte lo que siento.

Ella me miró a los ojos y después los cerró y asintió lentamente dándome a entender que tenía su permiso. Me abracé a ella para después cogerla y llevarla en brazos hasta mi habitación. La dejé en la cama y me puse encima besándola de nuevo. Ella se dejó llevar y me siguió el beso sonriendo. Le acaricié las piernas y ascendí hasta su estomago. Ella pasaba las yemas de sus dedos por mi espalda haciéndome estremecer. Le quité la sudadera dejándola en ropa interior y sin darme cuenta la estaba devorando con la mirada haciendo que se avergonzara y se tapara con las manos. Sonreí y le aparté las manos.

― Eres tan perfecta...― me quité los pantalones mientras la besaba. Le desabroché el sujetador y la miré con deseo para después quitárselo.― Y cada vez más...― le bajé el tanga lentamente.―Y más...

― Hace calor de repente...― ella se rió sonrojada. La volví a besar y me quité los bóxer.― Wow...―se tapó la boca tras darse cuenta de lo que había dicho.

― Tranquila, es una reacción normal.― reí y saqué un condón para después ponérmelo. ― ¿Lista?

Ella asintió y empecé a entrar lentamente. Elena gimió en mi oído haciendo que yo gruñera. Me empecé a mover como si aquella fuera su primera vez y no quisiera lastimarla, como si fuera una muñeca de porcelana que se me pudiera romper en cualquier momento entre los brazos. Por fin después de tanto, pude volver a sentir que era mía aunque no lo fuera, por fin volvíamos a ser uno solo. Me besó el cuello suavemente haciéndome estremecer.

Me encantaba hacerlo así con ella: lento, suave, con amor. Sí, he de reconocer que follarla era mi pasión, pero hacerle el amor era lo que realmente me dejaba satisfecho después. La miré a los ojos y parecía que ella estaba igual de excitada o incluso más que yo. Sonreí y la besé mientras ella gemía sobre mis labios. Ya casi había olvidado lo bien que sienta estar con ella en la cama...

―Álvaro...― gimió.― Estoy... Estoy a punto...

― Y yo...―le di un par de embestidas más y sentí como sus paredes se contraían en el orgasmo.― Dios... ― seguí un poco más antes de correrme contra el condón.― Joder...

Me dejé caer junto a ella y la abracé contra mi pecho.

― Has sido muy cariñoso, me ha encantado...― sonrió ella.― Ojalá todos los hombres fueran como tú porque has conseguido que yo me e...

― ¡Papi, Mami, ya he vuelto!― la puerta se empezó a abrir.

Paula

Trabajar cuando ya se habían ido todos era horrible. No se oía prácticamente nada más que las máquinas y los ordenadores. Daba cierto miedo a decir verdad. ¿Para qué sigo aquí si lo puedo hacer mañana? Me moría de sueño y no renda bien con toda sinceridad. Apagué el ordenador, recogí mis cosas y salí de mi despacho dispuesta a irme. Al pasar junto a la sala de entrevistas, oí gemidos. ¿Cómo? Si ya se habían ido todos. Sabía que me arrepentiría, pero soy Paula y si no hago algo que no sea bueno para mi, no duermo. Abrí la puerta sorprendiéndome mucho más de lo que creía y hiriéndome hasta el unto se salir corriendo.

No. Eso no lo acababa de ver, no acababa de pasarme de nuevo.

Stranger |II Temporada de Pillowtalk|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora