Capítulo 5

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Paula

No, no, no, no, no. No puede estar aquí joder. Yo ya le había superado ¿por qé ahora? Después de casi un año, tenía que reaparecer justo cuando me iba yo del país. Esos preciosos ojos verdes y esa sonrisa tan... Paula no. Respira hondo e intenta que no note nada. No le des datos en exceso y ni se te ocurra dejarle la puerta abierta.

― ¿Paula? ¿Estás bien?― preguntó él sentándose a mi lado.

― Sí, estupendamente.― saqué el móvil y empecé a mirar mensajes.

― ¿Me respondes a la pregunta entonces?― me bloqueó el móvil y le miré.― ¿qué vas a hacer en Nueva York?

― ¿Qué más te da a ti?― pregunté seca borrándole la sonrisa de la cara.― La última vez que te vi te dejé bastante claro que tu existencia me trae sin cuidado.

― A ver Paula... Ya sé que cometí un error pero...

― No me cuentes tu vida que no me importa lo más mínimo.― le interrumpí.― ¿Qué quieres?

― Sólo quería saber para qué ibas a Nueva York...― me miró a los ojos apenado.― Pero bueno si no me lo quieres decir....

― Voy a ver a mi novio, tal vez me quede a vivir allí con él.― mentí viendo como se le rompía el corazón en mil pedazos.― Ahora si me permites...

Levanté la mano y pedí que me cambiaran el sitio. Me pusieron bastante lejos de él gracias a dios. Pasé un vuelo muy tranquilo hasta que recogí mis maletas. Él estaba justo enfrente con la mirada perdida y odiaba verle así... Pero debía se fuerte porque así estuve yo durante mucho. Me despisté un momento recogiendo las maletas de la cinta de facturación y al levantarme sentí alguien detrás de mi. Me estremecí porque sabía quién era.

― Recuerda Paula, que esto no se quedará aquí.― me susurró al oído.― No te voy a dejar escapar tan fácilmente.

― ¿Sabes qué te digo?― me aparté.― Haberlo pensado antes. Ahora, sufre y derrama las lágrimas que he derramado yo.

Le dejé boquiabierto y me fui a coger un taxi. El taxi tardó menos de media hora en dejarme en la casa donde viviría con Blas, Álvaro y Sophia provisionalmente. Abrí con la copia de las llaves que tenía y entré. Oía a Sophia correteando y riendo con alguien así que supuse que sería con Blas o Álvaro.

― ¿Hola? ¿Dónde está mi preciosa Rapuncel?― Sophia vino corriendo con un precioso vestido que jamás le había visto puesto y un peinado demasiado bien hecho para ser de alguno de los chicos. La abracé y le di un beso en la cabeza.― Qué guapa estás... ¿Y este vestido tan bonito?

― Me lo ha comprado mami...― dio una vuelta y sonreí ante la inocencia de creerse otra de las mentiras Álvaro para que creyera que su madre volvería.―¡Mami, mira quién ha venido!

Oí tacones que se acercaban y me extrañé mucho. Dejé todas mis cosas y miré hacia donde apareció una chica rubia que se recogía el pelo. Cuando se apartó el pelo de la cara se me paró el corazón. ¿Ha vuelto? ¿y por qué coño no me han dicho nada? Ella me sonrió y la abracé con fuerza sin pensármelo dos veces.

― Per-perdona...― dijo ella sorprendida.― Te equivocas de persona, yo no soy Elena.

― ¿Cómo que no eres Elena?― me separé y la miré extrañada.

―Que yo no soy Elena, me llamo Kayla.― se rió.― Ya me estoy acostumbrando a que me llamen Elena. ¿Tú eres?

―¿como que quién soy? Pues Paula, tu mejor amiga... ¿A qué juegas?

― Que no juego a nada, ya te lo he dicho. Yo no soy Elena...― se sentó en el sofá y se quitó los tacones para ponerse zapatillas más cómodas.― Señor Gango, ¿está listo?

―¡Sí, ahora bajo!― respondió Álvaro desde arriba mientras yo seguía sin entender nada. Álvaro bajó vestido para salir.― Ya te he dicho que me llames Álvaro, tenemos casi la misma edad... Uy, Paula, no te había visto...― me abrazó y me susurró al oído.― Luego te lo explico.

Kayla

Cogí a Sophia en brazos y fuimos al coche. Álvaro la sentó en el sillín y se subió al asiento del conductor. Yo subí al copiloto y me miré en el espejo arreglándome el pelo y el maquillaje. Álvaro se me quedó mirando sin quitar la sonrisa de su rostro. Me giré a mirarle y nos reímos.

― ¿Qué pasa?¿ por qué me miras tanto?― me reí avergonzada.

― Porque te miras demasiado... Estás tan preciosa como siempre. ―me sonrojé y me tapé la cara. Él me apartó la mano y me acarició la mejilla.― Eres perfecta.

― Álvaro yo...― agaché la mirada.― Lo siento, pero es que no me ves a mi, sino a Elena y yo tengo novio...

― Lo sé...

Él arrancó y nos fuimos al parque de atracciones. No pude dejar de mirar a Álvaro. Tenía un rostro muy atractivo, con esos ojos y sus sonrisa, su voz, su todo... ¿Cómo podía alguien dejar a ese hombre tan perfecto? Además de lo físico, era un hombre encantador. Enamora con sólo abrir la boca... Dios, Kayla no. ¿Enamora? ¡Claro que no! Si no le conoces y tienes a Axel.

― Ya hemos llegado.― dijo él sonriendo.― Abajo princesas...

― ¡Bien!― gritó Sophia desde atrás.― Quiero subir a todo.

― ¿A todo Soph?― le preguntó Álvaro mientras la desataba y la bajaba del coche.― Hay cosas que son para mayores.

― Yo soy mayor, ¿A que si mami?

― Sophia, si papi dice que no puedes, no puedes...― ella hizo un puchero.― Venga que si te portas bien te compro golosinas.

Ella sonrió emocionada y entramos al parque. Sophia se montó en varias atracciones y se quedó exhausta así que Álvaro la llevaba en brazos. Vi un peluche que me encantó así que antes de que me diera cuenta, Álvaro estaba jugando para ganarlo para mi. Me lo dio con la sonrisa más bonita y sincera que mis ojos hayan visto por lo que el resto del paseo por el parque de atracciones fuimos de la mano. Sophia nos miraba sonriendo mientras se frotaba los ojos con sueño. Se quedó dormida de camino a casa. Álvaro me dejó en la puerta de mi casa y se bajó para despedirse. Estuvimos hablando un buen rato hasta que decidí entrar.

― Nos vemos mañana, ¿no? Ya sabes que a Sophia le encanta pasar tiempo contigo así que si te puedes pasar a la hora de comer...

― Claro que me pasaré.― sonreí y él se me empezó a acercar para besarme. Lo deseaba tanto...

― ¡Kayla!

Mierda

Stranger |II Temporada de Pillowtalk|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora