Capítulo 13

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Kayla

Abrí los ojos y me encontré en una habitación que no reconocía. Me incorporé poco a poco y miré a mi lado encontrándome sola. ¿Qué estaba pasando? Me levanté y miré por la habitación. Había fotos de Álvaro con Elena enmarcadas y alguna que otra de Sophia. ¿Cómo había llegado yo ahí?

Pasé junto a un espejo y me paré frente a él. Dios... Mi pelo era largo y rubio de nuevo. Me veía diferente, muchísimo más... Estaba menos delgada y no tenía la pequeña cicatriz que tenía yo en el hombro por el accidente.

Salí de la habitación y bajé por las escaleras. Se oía el televisor y una voz masculina susurrando. Me puse nerviosa y apreté mis manos percatándome de que llevaba un anillo en el dedo. Lo miré y vi que era de compromiso.

― Buenos días mi amor...

Miré hacia donde provenía la voz y vi a Álvaro. Estaba diferente a como estaba la noche anterior. Su pelo estaba más largo pero despeinado. Parecía estar mucho más sano y su sonrisa era mucho más amplia. Si ya me gustaba antes imaginad ahora... Oí pasos pequeños correr y al girarme vi a Sophia venir hacia mi. Estaba más pequeña, mucho más. Miré a Álvaro con preocupación y él se acercó a mi.

― Cielo, ¿estás bien? ― me acarició el pelo.― Estás muy pálida y te veo preocupada.

― ¿Qué hago yo aquí? ¿Dónde estamos?

― ¿Cómo que dónde estamos? ― me miró extrañado.― Pues en casa cariño, ¿dónde sino?― me abrazó.― Creo que has estado soñando... ¿quieres desayunar?

Osea que estaba viviendo la vida de Elena... Será sólo un sueño. Mi cuerpo empezó a andar hacia la cocina como si ya supiera dónde estaba. Había perdido el control sobre mi cuerpo. Álvaro me siguió a la cocina y al llegar a ella me agarró la cintura y me acercó a él. Mis brazos se enrollaron alrededor de su cuello y sonreí sin control alguno sobre mis acciones.

― ¿Te das cuenta de que eres mi futura esposa?

― Y tú mi futuro marido...― tampoco controlaba lo que decía.― No me lo creo aún...

― No me lo creo aún...― él sonrió y me besó.― Te amo mi vida...

― Yo mucho más.― Sophia vino corriendo con el pelo suelto sobre los ojos.

― Hay que ver pequeñina...― Álvaro la cogió y la sentó sobre la mesa.― Ya es la tercera vez en una hora que te recojo el pelo, ¿cómo lo haces? ― empezó a recogerle el pelo y yo me quedé mirando enternecida.― Qué guapa estás así princesita...

― Es que mami lo lleva suelto y quiero tenerlo como ella...― ambos me miraron.

― Pero yo no lo tengo encima de los ojos cielo. ― ella hizo un puchero.― Venga, yo también me lo recojo y así vamos iguales.

Me recogí el pelo y ella sonrió para después irse corriendo de la cocina. Me reí y empecé a preparar el desayuno. ¿Cómo era posible no tener control sobre mi cuerpo ni lo que decía? Tal vez no fuera un sueño y fuera un recuerdo... Pero, ¿Un recuerdo de Elena en mi? Puede que sea porque yo soy Elena... No, no lo soy... Es un sueño y ya.

— Amor, ¿nos vamos de vacaciones?— me preguntó Álvaro haciendo que me girara.— me apetece ir contigo y Sophia a algún lugar exótico... ¿Bora Bora?

— Pero eso es muy caro Álvaro... — él me miró con una ceja alzada— bueno ya sé que podemos permitirnos ese capricho pero no sé...

— Siempre has querido ir, así que yo te llevo. — el me sonrió y le di un pico.— ¿Eso es un si?

— Definitivamente. — sonreímos y nos volvimos a besar.

Dios... La felicidad que sentía era inmensa. No había sentido nada igual nunca. Amaba esa vida que tenía. Ojalá me quedara aquí para siempre y así poder estar con Álvaro y Sophia. ¿por qué les dejaste tirados, Elena? Es decir, si sentías lo mismo que estoy sintiendo yo sería una gilipollez dejarlo todo e irse.

Quería esa vida para mi... ¿y si realmente soy Elena? Es decir, no es una locura porque hay muchas cosas que tienen sentido. Cuando Elena desapareció, aparecí yo casi... Tendré que investigarlo porque sino me volveré loca.

Terminé de preparar el desayuno y pusimos la mesa entre Álvaro y yo. Él se fue a por Sophia y volvió con ella en brazos riendo. Me encantaba verles juntos... Eran tan tiernos... Si Sophia ya me parecía adorable, con esos mofletes sonrojados y ese pelo tan rebelde eran la guinda del pastel.

Nos sentamos a desayunar y de repente empecé a contemplar la escena desde fuera. Observaba aquella familia feliz sin que ellos me vieran. No, no, no... Quiero volver a ser Elena...

Cerré los ojos y al abrirlos oí un llanto ligero que provenía del salón. Fui a ver qué era y vi a Elena abrazando a Sophia llorando.

―Mami, ¿qué te pasa? ¿por qué lloras?― preguntaba a Elena intentando secar sus lágrimas.― ¿es por mi culpa?

― Claro que no mi vida...― le acarició el pelo.― Te quiero tanto mi niña...

¿Qué le pasaba? ¿Por qué lloraba tanto? Oí la voz de Álvaro y me giré a mirar. Él iba trajeado, pero Elena y Sophia seguían en pijama. Elena tenía los ojos llorosos, pero Álvaro parecía feliz... A Elena se le empezaron a caer las lágrimas y Álvaro la miro preocupado.

― ¿qué te pasa cielo? ¿Estás bien?― ella asintió.― ¿Y por qué lloras?

― Nada, que estoy con la regla y me pongo muy sensible...― sonrío con falsedad. ― Te amo infinitamente, no lo olvides ¿vale?

― Y yo...― la besó sonriendo.― Adiós Soph...

Le dio un beso a la pequeña y se fue... Oí una maleta arrastrándose y vi a Elena imprimiendo unas hojas sin dejar de llorar. Tal vez si me acercaba podría saber a dónde se fue...

— Kay, por favor... — abrí los ojos y vi a Álvaro con cara de preocupación.— Joder qué alivio... ¿estas bien cielo?

— ¿que me ha pasado? — pregunté tocándome la cabeza por e dolor que tenía en ella.

— No lo sé... Estabas mirándote en el espejo y te has quedado muy quieta. Cuando me he acercado te has caído inconsciente.

Stranger |II Temporada de Pillowtalk|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora