Capítulo 11

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Kayla

Los siguientes meses fueron muy incómodos en la oficina. Obviamente, él y yo debíamos pasar todo el día juntos y no nos resultaba para nada una tarea sencilla. Estábamos molestos él uno con él otro, yo por lo de Julliette chupándosela y él por lo que le dije que haría Sophia. He de reconocer que Sophia no debía estar metida en esa discusión, pero me salió así del alma. Lo mejor de todo fue lo sencillo que me resultó deshacerme de Axel después de eso... Es decir, le conté lo ocurrido con Álvaro y no me volvió a tocar un solo pelo. Me bastó con decirle que quería romper y se alejó él solo dejando incluso su puesto en nuestra empresa.

Digamos que todo me iba bien pero sentía que tenía que cambiar algo más. Entonces fue cuando me acordé del cambio de peinado que por culpa de Axel nunca me llegué a hacer. El pelo corto y negro... He de reconocer que me veía muchísimo mejor en morena. Parecía más madura, más sensual, más atrevida... Más lo que siempre quise ser y nunca pude llegar a ser.

Mi padre me dijo que debía ir a su despacho nada más llegar a la oficina así que me apresuré en subir. Al entrar al despacho de mi padre, vi a Álvaro sentado. Me miró sorprendido por mi cambio y pareció gustarle por esa media sonrisa que le salió. Sonreí viendo el efecto que provocaba sobre él y me senté.

― Bueno, cielo...― empezó mi padre.― Ahora que Axel se ha ido, tendrás que viajar tú y yo me siento muy cansado así que te acompañará Álvaro...

― ¿A dónde?― pregunté seria mirando los papeles.― ¿A París? ¿Tan lejos?

― Sí, hija... No queda otra.― volví a mirar la hoja. ― Vais mañana y volvéis el viernes que viene

― ¿Vamos a estar diez días ahí?― habló por fin Álvaro mientras mi padre asentía.― Genial...― dijo con fastidio.―Voy a recoger mi maleta.

Él se levantó y no pude evitar fijarme en su paquete. Joder, qué grande... Negué con la cabeza y volví la mirada a mis papeles. Estuve hablando con mi padre un buen rato hasta que decidí irme a casa para hacer la maleta y descansar.

{...}

El vuelo hasta París fue muy incómodo. Ocho largas horas de silencios incómodos. En cuanto llegamos a nuestra habitación del hotel, me tiré sobre la cama y él se metió a ducharse. Al salir, sólo llevaba puesta la toalla atada a su cintura mientras las gotas de agua aún descendían por ese torso el cual mis manos habían recorrido tantas veces. Me mordí el labio inferior imaginándome encima de él de nuevo, montándole a mi antojo y haciendo que me rogara más...

― La ducha está ya libre.― me dijo sacándome de mis pensamientos.―Tal vez te apetezca ducharte con agua en vez de con tus propias babas.

― ¿Qué dices, idiota?― me levanté avergonzada por la pillada.― No sabes decir más que gilipolleces, en serio.

Él se río y me metí en la ducha. Qué vergüenza que me pillara mirándole de esa forma porque básicamente me lo estaba follando con los ojos. A decir verdad, me había puesto mucho... Tal vez si me quitara un poco del estrés que llevaba encima y la carga sexual que me suponía ese Adonis que tenía en la habitación con unos dedos lograba mejores resultados en la reunión del día siguientes. ¿Qué mejor lugar que la ducha para que no te pillen? ¡Ninguno!

Me desnudé lentamente mientras me miraba detalladamente en el espejo. Sonreí satisfecha y me metía bajo el agua. Acaricié todo mi cuerpo con cierta sensualidad provocándome a mi misma. Cerré los ojos, descendí una mano hasta mi zona íntima y me acaricié arrancándome a mi misma un suspiro. Me mordí el labio inferior al sentir uno de mis dedos dentro de mi.

Una mano que no era mía me acarició la pierna, subiendo por el muslo hasta llegar a donde tenía mi mano quitándomela y sustituyéndola por la suya. Le miré mientras su dedo se movía ágil dentro de mi haciéndome gemir sin ningún tipo de control. Me besó el cuello y me pegó a su erección haciendo que sonriera y le besara. Aceleró su dedo y gemí mucho más fuerte sintiendo el orgasmo más cerca, y más, y más y más... Hasta que llegó hacienda gritar prácticamente mientras clavaba mis uñas en su brazo.

Y entonces abrí los ojos satisfecha con el trabajo que había hecho mi subconsciente creando esa fantasía para ese agradable momento e liberación. Me terminé de duchar y tras ponerme mi ropa interior salí a la habitación sonriendo. Álvaro me miraba con una sonrisa socarrona y supuse que sería por ir en ropa interior delante de él así que le dejé deleitarse con mi tanga dándole la espalda mientras me ponía crema hidratante agachándome para que tuviera mejores vistas. Hacía los movimientos más sensuales que se me ocurrían hasta que terminé y me tumbé en mi cama.

― Kayla...― se tumbó a mi lado por lo que me alejé un poco de él extrañada.― ¿He estado bien?

― ¿El qué...?― pregunté sin saber a qué se refería exactamente.

― Digamos que en este hotel, las paredes no son demasiado gruesas a decir verdad así que he oído un poco todo lo que ha pasado en ese baño.― mis mejillas empezaron a arder y mis ojos se abrieron como platos.― Ahora responde, ¿he estado bien en esa fantasía tuya?

― ¿Eres retrasado?― le empujé lejos de mi mientras él se reía sin control alguno sobre su risa.― ¡Ni puta gracia, chaval!

― No te enfades, mujer.― se volvió a reír.― Si tampoco hace falta que me respondas, por como gritabas mi nombre, creo que he estad bien en esa fantasía tuya.

― ¡Vete a la mierda!― grité furiosa.― ¡Eres un cabrón!

Le volví a empujar tirándole de la cama pero me agarró por la cintura y me tiró encima de él quedando sentada sobre su piel desnuda.

― Vaya... Veo que sigues igual de caliente y mojada... ¿Te ayudo a bajar eso un poco más?

― Tú estás loco y lo flipas mucho, ¿eh?― me acarició la espalda haciendo que me estremeciera.― Apártate de mi si quieres conservar todos tus huesos y órganos en su sitio sanos y salvos.

Él se rió y me soltó. Me levanté y me volví a tumbar en mi cama tapándome hasta el cuello. Apagué la luz y me hice la dormida. Oí cómo hablaba dulcemente con Sophia por teléfono haciéndome enternecer. Otra cosa no, pero un amor de padre es de sobra. Bueno y de amante porque joder... De momento, había logrado frenar nuestros deseos sexuales, pero ¿Cuánto más podría resistir con el freno echado?

Stranger |II Temporada de Pillowtalk|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora