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1 Mes después.

—Te falto este— levanté el meñique, Derek arrugó la nariz refunfuñando.

—Con cuidado y no me dañes las otras.

—¿No se supone qué esto lo tendría que hacer una amiga?—Gruñó Derek, sonreí.

—Si, pero se da el caso de que no tengo a ninguna.

Cortó los ojos y se concentró en el meñique. Estaba loca por reírme pero sabía que no me convenía; se atrevía a dejarme a media ¡Y no queremos eso!

Se preguntaran ¿Qué carajos esta sucediendo?

Pues en este mismo instante Derek me esta pintando las uñas. Pues verán, desde hace un mes que paso todo aquello con Gregory, el inconveniente en su casa... Desde entonces Derek y yo nos hicimos muy cercanos.

¿Pero cómo?

No fue fácil se lo aseguro, pero fue así:

—Quiero ser tu amiga.

Derek alzó la mirada confundido, sacudió la cabeza negando.

—No creo que sea así. Sólo sientes lastima por mi, por lo que sucedió en mi casa.

—Puede que tengas razón, pero te aseguro que no es sólo por eso. Además no pareces muy angustiado por ello, al contrario, parece como si estuvieras acostumbrado.

—Lo estoy— admitió.

Me senté a su lado en la acera, Derek ladeo la cabeza para verme. Parecía muy confundido y hasta podría decir que nervioso por mi acercamiento.

—¿Qué pretendes, Scarlett?

—Sentarme ¡Duu!

Rodó los ojos y una pequeña sonrisa se asomó por su hermoso rostro.

Sonreí.

—No hagas eso.— Solté mordiéndome los labios, viéndole a los ojos. Parpadeó los ojos desconcertado, señalé su sonrisa.— Eso.

—¿De qué hablas?

—Tú sonrisa, no lo hagas. Me pones nerviosa.

Levantó una ceja y volvió a sonreír, pero ahora con mas ganas y un propósito; volverme loca.

—¡Te dije que no lo hicieras!—Lo señalé, sonrojada y se echo a reír. Se echó para adelante cogiendo unos piedresillas de la calle y jugueteando con ellas. Este chico cambia de humor mas que una cambiando de ropa.

Me eché para atrás apoyandome con ambas manos detrás de mí.

—No me respondiste, ¿Amigos?

Dejó las piedresillas y me miró.

—Aunque te dijera que no, no me dejaras en paz.

—¡Bravo!— Aplaudí— veo que ya empiezas a conocerme.

—Lamentablemente.

—¡Hey!— Lo golpeé por la espalda e hizo una mueca de burla, no le dolió ni un chin—No soy tan mala.

—El "tan" es que lo daña.— Lo fulminé con la mirada y me crucé de brazos. Él negó con la cabeza, divertido con la situación.

¿Quién lo diría? Yo aquí, bromeando con el inmaduro, orangután e insufrible cavernícola.

—Soy un angel.

Mi Demonio Favorito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora