-¿De qué hablabais?- preguntó ____, entrando en la habitación y sentándose en mi escritorio, como siempre hacía.
-Eh, pues... hablabamos...- intenté contestar yo, nervioso. ¿Pero porqué estaba nervioso? ¿Tenía miedo de que ____ se enterara de que hablabamos de ella, de los que había pasado? No es motivo para ponerse nervioso, pero a veces no lo controlo. Nose, soy así.
-Estábamos hablando de la nueva tienda de videojuegos que han puesto en el centro comercial- me interrumpió Josh. Oh, garcias a dios.
-¿Si? ¡Que guay! He oído hablar de eso en mi clase- dirigiéndose a mi- haber si me llevas algun día eh, Niallucho.- Josh se estaba descojonando, ay Josh, con lo que no me gusta que me llamen Niallucho.
-Quizás, quizás. ¡Pero no me llames Niallucho, ____! Sabes que no me gusta...-
-Por eso lo digo- me interrumpió ____. La fulminé con la mirada, ella empezó a reír.
-____, ¿y tu no tienes que hacer deberes?- interrumpió Josh, con una gran sonrisa.
-Ya está, el primo, el mayor... ¡Sí! ¡Ya voy! ¡Ay pesado que eres eeh!- replicó ___ entre carcajadas.
-Pues venga, ve a tu habitación-
-Vale sargento, vale- dijo ella divertida, haciendo el gesto de ponerse la mano en la frente y bajarla, el saludo de los soldados. ____ salió de la habitación.
-Oh, gracias a dios que se te ha ocurrido eso- dije finalmente cuando nos encontramos solos.
-Haha, de nada(?- dijo él, dudando, mientras reía- estábais muy tiernos, así, "discutiendo" aha-
-Uy si- contesté yo irónicamente.
-Bueno, Nialler, tengo que irme, que aunque no lo parezca, yo también trabajo- se levantó de la cama, acto seguido yo también lo hice.
-¿Pero porqué me ponéis motes? Aunque debo reconocer que este me gusta- dije yo sonriendo. Abrí los brazos, Josh hizo el mismo gesto, y nos abrazamos.
-Hasta mañana primo- me dijo Josh.
-Aww, ¡qué tiernos!- añadió ___, que justo en ese momento estaba en la puerta.
-¿Y yo no te había dicho que hicieses los deberes?-
-Oh, pero yo no te dejaría marchar sin que te hubieras despedido de mí- dijo ella dulcemente.
-Ayy, ven aquí primita- se abrazaron- hasta mañana, y no enfades a Niall, eh!- Josh le guiñó el ojo.
-¡Adiós Josh!- dije. Lo vi bajar por las escaleras hasta que oí la puerta que se habría, y acto seguido se cerraba.
____.
Después de despedirme de Josh, me dirigí a mi habitación, entré, cerré la puerta y me dejé caer en la silla del escritorio. Oh, ¡qué cansada estaba! Pero tenía que hacer los malditos ejercicios que la profesora de literatura nos había puesto de deberes, ya, el primer día. Maldita profesora. Abrí el libro, saqué un folio de mi carpeta y empecé a hacer los ejercicios. Después de media hora, los terminé, guardé todo el material, salí de mi habitación y fui a la de mi hermano.
-¿Has acabado?- dije yo entrando de golpe mientras señalaba mi portátil con el que él trabajaba ya que el suyo estaba en mantenimiento.
-¡Ah! ¡Me has asustado! Em, bueno, espera, me falta poco. Si quieres, espera en la cama, osea, ponte cómoda- repirmió una sonrisa.
-Ay hermanito, estás mal- contesté yo.
-¿Y ahora que he hecho yo?-
-Nada, nada. Venga, que necesito mi ordenador y si no terminas pues no podré usarlo.-
Estuve diez minutos estirada en la cama hasta que por fin vi que Niall bajaba la tapa del portátil.
-Ten- me dijo sosteniendo mi portátil en brazos, extendiéndolo hacia mí- ya he terminado.-
-Vale, gracias.- y me fui.
-¡Espera!- oí a Niall gritar desde su habitación cuando yo estaba en el pasillo. Volví a entrar en su habitación- no olvides que todo lo que hago, es para protejerte, no quiero hacer el mal a nadie, no quiero que alguien me tenga miedo. Y por demostrártelo, mañana te voy a llevar al cole y me voya disculpar a ese... a... ¿cómo se llamaba?- oh, dios, no, mi hermano disculpándose a Harry, que alegría porfavor. Me sentía bien, sabiendo que lo que salía de la boca de mi hermano era todo verdad. Me alegraba mucho escuchar eso.
-Harry- le contesté.
-Oh, sí, pues me iré a disculpar a Harry, ya que no quería causarle miedo ni asustarle, de verdad que me siento mal, pero como nunca lo había visto pues me asustó- dijo Niall sinceramente. Esto, me alegraba mucho, escuchar eso me había alegrado el día. De verdad. Me gustaba el hecho de que Niall se disculpara.
-Niall... yo... yo te creo. Sé lo que te dijo mamá, y tú te has esforzado en cumplirlo, aunque un poco pesado y raro te has vuelto. Pero yo te creo, que no lo has hecho con intenciones de asustarle ni nada por el estilo. Tranquilo hermano. Te quiero.- le dije dándole un beso en la frente. Salí de allí, y entré en mi habitación. Me senté en la cama, apoyé el ordenador en mis piernas y lo encendí. Como siempre hacía cuando termianba los deberes, entré al Facebook y miré la gente que hoy cumplía años. Una manía que tengo, mirar los cumpleaños siempre cuando habro el Facebook. Para mi sorpresa, hoy era el cumple de Ido, la perra esa de mi clase. La felicité, con un simple "Felicidades" y una carita sonriendo, aunque eso, obviamente, sobraba. Yo no le hacía textazos de esos que les hacían sus "amigas", que más que eso eran perritos falderos que hacían caso a Ido y siempre iban detrás de ella, e iban igual de guarras. Terminé de ver mis cosas y cerré el ordenador. Pensé que tenía que ayudar a Niall con la mesa, ya que eran las nueve de la noche, hora de cenar, y hoy le tocaba a él preparar la cena aunque sólo sabía hacer pocas cosas. Bajé las escaleras y me encontré a Niall en el comedor, poniendo los platos y cubiertos en la mesa.
-¿Qué hay para comer? ¿Te ayudo? ¿Quieres que traiga la comida a la mesa?- pregunté curiosa y con ganas de ayudar.
-Hoy he hecho arroz y tortilla. Sí, puedes traer la comida.-
-Mm, me gusta. Ahora la traigo- fui a la cocina, y vi su tortilla ahí, en el mármol. Está buenísima, pensé, y esque las tortillas de mi hermano son las mejores que he probado. Cojí el arroz con una mano, pesaba, pero podía, y la tortilla con la otra. Cuando llegué al comedor, dejé los platos en la mesa, me fui a lavar las manos en el baño y me senté en la mesa, junto con Niall. No soltamos palabra en toda la cena. Cuando terminé, me levanté, dije buenas noches a mi hermano, dejé mis platos en la cocina y subí a mi habitación a ponerme el pijama, que en esta época sólo dormía con una camiseta que me había regalado Niall, y que me gustaba mucho. Me quité la ropa, me deshice la trenza que me había hecho en la mañana, me quité el poco de maquillaje que me había puesto y me puse el pijama. Me dejé caer sobre mi cama, me puse dentro de las sábanas, porque, a pesar de que estábamos a finales de verano, la noche no era calurosa, almenos en Londres. Cerré la pequeña lámpara de la mesilla de noche y me dormí.