Harry.
Al llegar en casa de ____ llamé al timbre. Niall abrió la puerta.
-Hey Harry, ¿vienes a buscar a ____?
-Sí, Niall. ¿La puedes llamar?- el chico asintió con la cabeza. La verdad es que Niall era muy simpático.
-¡____ BAJA!- gritó.
-Ya voy Niallucho... ¿Para qué tantos gritos?- vi a la chica cruzar el largo pasillo hasta llegar al vestíbulo. Su pelo rubio le caía suavemente sobre los hombros, y a cada paso que daba iba dejando un rastro de huellas mojadas en la alfombra rojiza. Pude notar como tiritaba a causa del aire que entraba desde el exterior. Definitivamente quería conquistar ese cuerpo- Aquí hace mucho frío...-dijo ella marcando una mueca en su rostro. Dirigió su mirada en mi dirección- oh, hola Harry. Siento haberte recibido con estas pintas- anunció ella con las mejillas ya rosadas. No pude evitar sonreírle.
-No te preocupes. Siempre es agradable ver a una chica así- Niall me fulminó con la mirada.
-Harry...-dijo ____.
-Lo siento, lo siento. Venga ____, espabila que llegaremos tarde.
-¿Y ya llevas paraguas?
-No.
-Nos mojaremos igual, entonces, no sirve de nada que me acompañes- esas palabras no me gustaron y abajé la cabeza- Tranquilo tontorrón, era una broma, me encanta que te preocupes por mí.
-Iremos en coche.
-¿Tienes permiso para conducir?
-Claro, tengo 18 años- ____ abrió los ojos. Mierda, me había olvidado de decirle.
-¿Qué? ¿Cómo?- me miró de arriba a abajo- ¡¿Por qué no me lo habías dicho?! Osea, ¡me has mentido tu edad!
-No lo sé... Bueno venga, vístete que no llegaremos- la chica rió irónicamente.
-Eso, eso. Ahora cambia de tema. Que sepas que si me acompañas a clase es porque no quiero mojarme- dicho esto dió media vuelta y fue a prepararse. Joder, la había cagado y me sentía mal. Con razón. Ahora volvería a estar enfadada conmigo. Era gilipollas. Por una gilipollez.
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La expresión de _____ en su cara no me gustaba mucho. Fruncía el ceño manteniendo la cabeza baja y fija al suelo negro de mi coche. Era un momento incómodo. Los dos esperábamos que alguno dijera algo pero no hicimos nada. Un silencio incómodo. Yo mantenía la mirada fija en la carretera pero, de vez en cuando, la iba mirando.
_____.
Noté que Harry me miraba. Volteé la cabeza hacia su dirección pero él no se dió cuenta. No me miraba a los ojos ni a la cara. Miraba mis piernas mientras, sensualmente, se mordía su labio inferior. Po dios Harry, para, pensé.
-Harry...
-Eh, ¿Qué?- dijo el chico incorporándose.
-No me mires así...
-Ah, yo... lo siento. Debí habértelo dicho antes. Lo siento de verdad. No pensé que reaccionarías así.
-Esque...
-Enserio, que lo siento mucho.
-Ya, Harry, vale, lo sé. Pesado eh. Te puedo perdonar- vi que a Harry s ele iluminaba la cara y una sonrisa se dibujó en su rostro.
-Entonces...-empezó él mientras me agarraba la pierna izquierda con su mano.
-Harry no-dije secamente. ¿Qué le pasaba a este ahora? Me aparté de él abriendo la puerta y salí del coche puesto que ya habíamos llegado al instituto. Al salir noté cómo mi piel se mojaba por segunda vez. La lluvia caía al compás de la música que Harry había puesto desde su coche. ¿Cómo? Estaba loco. Antes de que pudiera reaccionar ante los gestos del ruloso, él ya me había agarrado por la cintura y me había girado de tal forma que habíamos quedado los dos cara a cara. A muy pocos centímetros. Ya sabía lo que quería y yo tampoco me podía resisitir a esos ojos verdes azulados y a esos labios carnosos y rosados tan perfectos, junto con su pelo castaño y rizado aunque sabía que no estaba bien premiar a la persona que me había mentido.
-Uhm, bueno, sólo una vez...- susurré mientras Harry se acercaba cada vez más a mí. Puso su mano en mi nalga, cosa que yo reproché y le quité la mano de ahí. Harry rozó mis labios con los suyos, me iba a dejar llevar, no quería tomar el control. La lluvia mojaba nuestros cuerpos pero no nos importaba. Harry mojó mis labios con su lengua y sin pensárselo dos veces introdujo su lengua en mi boca, haciendo que jugara con la mía al ritmo de la música que sonaba de fondo. En algún momento del beso quise deshacerme de él porque ya era demasiado, pero no pude. Sus labios me retenían. Fue un beso mojado, ya que durante el beso me iba mojando los labios con su lengua. También fue dulce, pero a la vez juguetón y sexy. Al final del beso, Harry me mordió los labios y yo no pude aguantar un gemido.
-No debí hacerlo...
-Ya lo has hecho. Y te ha gustado.
-Lo sé.
-¿Y después de este beso, qué?
-Nada.
-No te creo.