Prólogo

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  Era un día triste, una trágica pelea donde los malos ganaron de nuevo. Ha sido así desde hace algunos meses. Los mejores militares y oficiales de varios planetas fueron enviados a la galaxia enana Sagitario para intentar rescatar un planeta que lo perdió todo en un abrir y cerrar de ojos. 

El planeta, llamado Arkám, era hogar de miles de seres, a los que después de haber sido reconocidos por la Organización Intergaláctica (creada hace ya quinientos años), se les conoció como Arkémses. Pero había un rumor sobre que en ese planeta la gente tenía unas "extrañas habilidades", nadie lo sabía, la gente del planeta era muy aislada de los demás, pero los futuros reyes, Ivelot y Hamond Bloom, estaban dispuestos a abrir fronteras para la gente de su planeta y poder olvidar el rumor que meses después, resultó haber sido cierto.

Meses antes de que el rumor resultara ser verdad, un hombre de buena voluntad estaba enamorado de Ivelot, o eso decían quienes creían conocerlo, hacía lo posible por ganarse su amor, pero ésta lo rechazó, porque amaba a Hamond. Nadie conoce la historia completa, ni saben si ésta es la verdadera. Dicen que el hombre enloqueció de celos y decidió acabar con su planeta entero,  y, ¿que cómo lo hizo?

Éste hombre, quien se nombró a sí mismo como Coppola, era de los pocos que poseían esas "habilidades", y aprendió a usarlas para el mal, cuando vio que más Arkémses como él, tenían los mismos ideales, decidió hacer un grupo, a los que nombraría como "Blancos", y la razón era simple: éstos vestían de blanco y por las noches hacían de las suyas en distintas partes del planeta, ocasionando caos en un planeta que era pacífico. De esto se enterarían pronto los futuros reyes, quienes decidieron ponerle un alto a este grupo, a los cuales empezando con diez, terminaron siendo más de cien, y era la naturaleza de la especie, pero no todos la poseían.

Coppola estaba insatisfecho, quería venganza, y quería más para sí mismo. Inventó un arma y con ella absorbió la vida y habilidades de todos sus compañeros con poderes iguales a los de él, así acabando con gran parte de la población de aquel planeta. Hamond no pudo hacer nada por el planeta, su fuerza era débil comparada con la de Coppola, quien le quitó la vida unas semanas después en la presencia de su esposa, Ivelot. Ella, antes de ser capturada por Coppola pidió ayuda a las galaxias y planetas vecinos, quienes acudieron inmediatamente con refuerzos para intentar salvar el planeta, pero nada pudo salvar al 90% de la población. Pocos fueron resguardados y re ubicados en un planeta donde Coppola no los encontraría...

 Pero él ya no estaba interesado en los últimos habitantes de su planeta. Él veía un gran futuro por delante para sí, más allá de su planeta, más allá del universo.



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