Capítulo 5: Otra Perspectiva

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"Galaxia Andrómeda, año 3115. Seguimos buscando gente que necesite de nuestra ayuda. Somos la nave Omega 416, y hace unos días el planeta Admes fue atacado por Coppola. Gente de Admes, si escuchan este mensaje, no teman. La ayuda ya está en camino. Les habla Meredith Bennet, capitana de esta nave".

Dejé el micrófono y envié el mensaje a la señal radiofónica más cercana. Tenía días mandando el mismo mensaje para saber si alguien seguía con vida. Al parecer nadie sobrevivió, no quiero creer eso.

Mi nombre es Meredith, soy la más joven en esta nave, no mido más un metro con cincuenta y mi pelo desde mi estancia en el espacio ha sido corto, corto como el de un chico y oscuro. Estamos en esta galaxia porque nos dedicamos a buscar refugiados de todos los planetas donde haya vida debido a los ataques de un hombre llamado Coppola.

Verán, dicen que hace diecisiete años este tipo acabó con la especie de su planeta y, obviamente, busca ser el "amo supremo" del universo. Eso dicen. Nadie sabe la razón, pero también dicen que esta persona busca "algo" que se encuentra perdido en el universo, como en las películas de ficción. No sabemos a qué se referirá, pero afortunadamente la tensión entre galaxias no es tan grande como para comenzar una guerra. Y no es asunto mío porque sólo soy oficial con la tarea de buscar gente que nos necesite.

Estábamos en esta galaxia, mis compañeras y amigas: Kate, de veinte años, y Paula, de veintiuno, y yo encaminadas al planeta Admes.


-Chicas -dije caminando por la cabina de la nave-. Reporte de hoy.

-Todos los motores funcionan de maravilla -dijo Paula, alegre.

-Excelente -dije satisfecha, pero cortante-, ¿tenemos combustible?

-Muy poco -dijo Kate después de haber revisado en su pantalla los parámetros-, con lo que nos queda podremos llegar al planeta más cercano, si es que hay.

- ¿Y Admes? -pregunté.

- Faltan días para llegar, pero... -revisando en su holograma había encontrado un planeta enano mucho más cercano.

- ¡Grandioso! -exclamé fastidiada- Entonces será mejor que nos apresuremos, no tenemos tiempo.

-Sí, capitana -dijo Kate con un poco de desdén.


En todo el camino hubo silencio, como siempre desde los últimos cinco meses. He estado muy alejada de mis amigas en ese tiempo. Es decir, si antes me costaba trabajo ser empática con ellas, ahora no me interesaba. No porque estuviera enojada, simplemente, encariñarse de alguien que después se va es duro. Llegamos al planeta, en lo que cargaba combustible decidimos conocer el lugar.

Por las calles caminaban especies de ese mundo. Éramos extrañas para ellos. Decidí pasear por el lugar yo sola en lo que la nave estaba lista. Llegué a un lugar donde parecía ser una mala calle, nada diferente a otros lugares, lleno de vandalismo. Más adelante, unos chicos peleaban con un hombre que estaba cubierto por una capa, los empujó y corrió para esconderse. Yo sólo observaba, no era asunto mío a pesar de que el señor se veía que huía de alguien, seguro había robado algo. Pero se volvió mi problema cuando al correr no miró hacia delante y tropezó conmigo. Caímos al suelo, él encima de mí. Lo empujé para quitármelo de encima.


-Discúlpeme, señorita. No fue mi intensión -dijo aquel hombre que estaba cubierto por el gorro de la capa.

- La próxima vez tenga más cuidado -dije yo. Nos levantamos. Seguí caminando, pero decidí regresar, no me dio confianza el señor.

-¿Es usted oficial? -pregunta el hombre al ver la placa del lado izquierdo de mi pecho.

-Sí -se escuchan gritos a lo lejos, apenas audibles-, ¿tiene algún problema, señor? -volteó nervioso al escuchar los gritos.

-No... ¡Sí! Sí, tengo un problema. Perdí mi nave -me dijo al fin.

- ¡Su nave! -grité dudosa- ¿Está seguro? -tratando de ver su rostro, pero la capucha no me permitía verlo a pesar de mi corta estatura, y me desesperé- ¿Podría quitarse la gorra de encima? -dije desesperada.

-Seguro -al quitarse la gorra pude verlo. No era un señor, era un chico, quizás más grande que yo. Ojos color marrón oscuro, una piel morena oscura, alto y un pelo rizado un poco desaliñado, parecía que decía la verdad-, ¿podría ayudarme? Perdí mi nave y necesito volver a donde pertenezco.

-Puedo ayudarte. Aunque tendrá que esperar, necesitamos ir a Admes -sólo pude decirle eso. Tan distante como siempre.

- ¡No hay problema! -exclamó aliviado. Caminamos apresurados hacia la nave- Soy Eo... Eo Meyer.

-Meredith Bennet... un gusto, Eo.


Este chico era extraño, pero algo hizo que, al vernos, me sintiera conectada a él. Me hizo sentir... diferente. Pronto nos encontramos con Paula y Kate, quienes amables, aceptaron recibir la compañía que supuestamente necesitaba de nuestra ayuda... aunque después nos causaría muchos... demasiados problemas.


-Meyer escapó en una nave de la policía intergaláctica -veía desaparecer la nave en el cielo-. Síganlos... que no se den cuenta.


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