Desgracia

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Aquí estaba yo, en una maldita cantina con violadores en cada esquina y bebiendo el alcohol más fuerte que tenían.

¿Saben algo? El alcohol no emborracha a los vampiros, solo nos pone en trance y nos provoca demasiada hambre...

Ahora yo soy quien se come a los violadores con la mirada, tienen tantos olores en ellos que parecen un banquete.

_Te dije que nos quedáramos con el pelirrojo_

-No quiero discutir ahora contigo

¿Quieren saber que mierda paso? Pues le diré, el bastardo de Killua hizo como si no me conociera.
De cierta forma me lo esperaba, quedo tan traumado con la idea de matarme que me borró de su memoria permanentemente.

Puedo saber cuando una persona miente gracias a los latidos de su corazón, y Killua no mentía del todo. Los demás le siguieron la corriente para despistarlo pero me veían con pena, al menos Kurapika me susurró que lo haría recordar.

_Que desperdicio de alcohol, aunque lo bebas mil veces siempre te sabrá como la primera vez_

-Fíjate que no me había dado cuenta-rodé los ojos fastidiada y llame al camarero por otro vaso-Las nunca me salen como quiero

_Ya lo note_

-¡¿Puedes apoyarme por una vez en tu puta vida?!

Termine gritándolo a los cuatro vientos, ¿Y qué? Al demonio con las miradas de los demás, igualmente me los comeré al dar las 3 de la mañana.

El camarero me dio la botella completa y comencé a beber directamente de ella, no tardaron en gritar los borrachos que bebiera fondo.

Al terminar me aplaudieron y estrelle la botella contra la pared, no notaron cuando cerré todo con mi telequinesis.

-¿Quieren ver algo más espectacular?-aclamaron con gritos y volví mis ojos neón-Me los voy a comer a todos~

Muchos intentaron huir al ver que el borracho más cercano a mí fue atravesado con mi mano, primero les corté las cabezas para que hicieran menos ruido y comencé a devorar sus corazones uno por uno.

Infidelidad, codicia, lujuria, avaricia, odio, rencor, homicida, pereza... Comí corazones que albergaban de todo, unos más exagerados que otros.

Vaya banquete me di, debería hacerlo más seguido para descargar mis enfados. Al fin y al cabo nadie los va a extrañar.

_Me agrada tu manera de pensar, ¿A quién le gusta seguir las reglas?_

-A mí, ¿Algún problema?-dije mientras seguía limpiando mis dedos de sangre, creo que tendré que conseguir otro cambio de ropa que no me recuerde al bastardo

_¿Qué harás ahora?_

-Buscare un Maestro, necesito aprender algún arte marcial. Zeno-sama y Silva-sama me dijeron que uno nunca debe de depender del Nen para todo, así como tampoco debo de confiar en mi inmortalidad. Necesito aparentar saber algo, que sí sepa, y usar lo acostumbrado como as bajo la manga

_¿Y a quién tienes en mente?_

-Bodoro, ¿Qué no es obvio? Ya lo tenía todo planeado-me desnude casi por completo, incluso mi ropa interior azul tenía manchas violetas, señal de que la sangre traspasó el vestido-¿Hay una tienda cercas?

Vía De EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora