A lo largo de mi vida siempre tuve que tomar decisiones, sin embargo es algo necesario para poder coexistir en el universo.
Durante un largo tiempo me cuestione que pasaría si no tuviéramos el poder de discernir nuestras decisiones. En su mayoría serian decisiones por impulso y cabe recalcar que no todos tenemos la oportunidad para decir que de los impulsos surge algo bueno. No todos contamos con esa suerte.
Tal vez yo aquel martes 6 de noviembre conté con la suerte necesaria.
Una mezcla de sentimientos impulsados sin razón me llevaron a hablar con él.
No suelo ser una persona enamoradiza, ni mucho menos, soy más de retomar mis prioridades y dejar de lado las relaciones, pero después de contemplar al mismo chico por 7 meses, casi 8, debes de pensar si realmente no sientes nada.
Él era guapo, inexistente, casi tanto como yo. Eso tal vez contaba como un punto a mi favor. Pero al ser inexistentes los dos... nada bueno podía surgir o ese era mi pesimista pensamiento antes de que mis ojos contemplaran por enésima vez a aquel chico y como por maldita suerte del destino, él también me viera.
No fue el típico cliché de que nuestras miradas se enlazaron y nos acercamos, no. Fue más como un no me interesas de su parte.
El solo atino a esquivar mi mirada. Y me quede plantada en mi lugar, junto al casillero 123, aquel casillero...nadie reparaba en él.
No llegue a sentirme mal en ese momento, no había por qué. Al menos eso pensaba hasta que 37 segundos después reaccione. Una extraña ola de coraje me infundo y por impulso me acerque más a él.
-Hola... -mi voz no tembló, para nada, por el contrario sonaba firme.
El coraje infundado en mí no prevaleció por mucho más tiempo.
El me miro ceñudo. Y después de un par de segundos de escrutinio, alzo su ceja y musito:
-Hola.
Contuve la respiración... no pensaba llegar tan lejos.
Tome una bocanada de aire y conteste.
-¿Te gustaría tomar un café?
No había nadie más alrededor. No, no era porque estuviéramos en nuestra burbuja, era porque hace un par de instantes el timbre sonó anunciando el inicio de la tortura escolar a la que a diario éramos sometidos.
El sonrió y en ese momento me di cuenta de que estaba entrando a la boca del lobo, ya lo auguraba su aura, pero esa estúpida sonrisa que se plantó en la comisura de sus labios, lo confirmo.
Él era manipulador y no sabía a qué grado.
-¿Quieres salir conmigo?
Lo mire seria.
Su cara pedía a gritos que mi puño se estampara en su cara.
Moví la cabeza desilusionada de él y preparada para alejarme de él, me di la vuelta.
-Espera, era broma, ¿después de clases o no entramos a clases? -su estúpida sonrisa aún no se borraba de su rostro.
-Vamos. -Impulso número dos de la mañana.
Comenzamos a caminar por los ahora desolados pasillos, bueno ni tanto, porque ciertamente había un par de alumnos afuera de sus aulas.
El portaba su típica ropa negra, sus lentes le otorgaban un toque de saber que en su mayoría solo era finta.
No entendía como una persona como él podía pasar desapercibida.
-Con mucho esfuerzo. -escuche su voz calma colándose en mis pensamientos. Lo voltee a ver extrañada. -Piensas en voz alta, cariño.
Rodé mis ojos. Aunque por dentro estaba roja de vergüenza.
Salimos como si nada del colegio y caminamos por las aceras circundantes al colegio hasta que encontramos un café frente a la iglesia, se veía cómodo.
Entre seguida de él.
Tome asiento en una de las mesas del centro, entonces se acercó una amable señora de aproximadamente 50 años y pidió nuestra orden.
2 cafés.
-¿Sueles ser muy sincera? -su pregunta me saco del entorno.
-¿A qué te refieres?
-¿Me refiero a que si siempre actúas así? Eres sincera, lo puedo deducir por tu nivel de ingenuidad al hablarme. -no pude evitar que sus palabras me molestaran.
-¿Acaso tu llamas a eso sinceridad? Yo lo llamaría impulso. Un tonto e ingenuo impulso.
Soltó una ligera risita antes de meter la mano en su mochila sacar una cajetilla de cigarros y un encendedor.
-No sé si lo abras notado pero ahí -Señale un pequeño cartel en la pared -Dice "espacio libre de humo" supongo que con humo se refiere a fumar. Traducción, prohibido fumar -Le hable como si se tratara de un niño pequeño.
Se rio una vez más y el humo que estaba por exhalar lo dirigió a mi cara.
Cerré los ojos. Cuando los abrí lo mire aún más molesta, si es que se podía.
Tome su cigarro de la colilla y lo tire al suelo y lo pise.
Levante mi mochila del suelo y me dispuse a irme del lugar.
Lo odiaba.
Lo quería.
Sentí un par de manos y diez dedos tomarme de la cintura, darme vuelta y un par de labios estamparse en los míos.
¿Qué rayos?
¿Alguien se negaría a un beso?
Lo correspondí y cuando me aleje de él le dije: -Ni siquiera sabes mi nombre...
Una vez más se volvió a reír y yo rodé los ojos.
-Tendré tiempo para saberlo...
Y sonrió.
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A La Sombra Del Viento
Teen Fiction"Encuentra lo que amas y deja que te mate. Deja que consuma de ti tu todo. Porque de todas las cosas que te matarán, lenta o rápidamente, es mucho mejor asesinado por un amante." -CHARLES BUKOWSKI