CAPITULO 8

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Estaba yo plantada en el marco de la puerta del salón.

Tenía ojeras y era visible el hecho de que no estaba bien, cerré los ojos en un claro signo de cansancio.

Las otras personas que estaban dentro de la habitación me miraban y susurraban cosas entre ellos.

Frases como: "Ella va a morir", "Es una dramática", "Es tan patética", "Se ve mal, probecita"; llegaban hasta mis oídos y no fue hasta un par de segundos más tarde, cuando el profesor entro, acallando el montón de susurros.

Un suspiro de resignación salió de mí y caminé hasta mi lugar.

-¡Hey, hey!, Desiree, vamos, muevete -Legna me interrumpió, mientras me sacudía de los hombros.

Nos adentramos mejor al salón y a mi mente no llego ningún otro recuerdo.

¿Qué tendría que haber sucedido para que yo llegará a ese estado?

El recuerdo lo único que logró fue poner más dudas en mi cabeza.

Salí con Legna al pasillo.

Estaba solo y oscuro.

No pude reconocer los rostros en mi recuerdo, era como si el recuerdo solamente se enfocará en mí y como me veía en ese momento.

Yo era orgullosa, y todo aquel que me conociera tan sólo un poco lo sabía, pero mi orgullo no encajaba con el recuerdo.

¿Sí me veía tan demacrada cómo era posible que me presentara en la escuela así?

Legna comenzó a correr por el pasillo. Fruncí el entrecejo hasta que en un determinado punto vi algo tirado.

Era el periódico escolar, y para sorpresa mía yo encabezaba la portada.

"Alumna de la institución hospitalizada"

¿Qué?

Avance hasta la página que tenía el artículo.

La alumna de la institución, Desiree Gaarder, sufrió un lamentable accidente el pasado miércoles en compañía de su hermano.
Se desconoce la situación médica actual, sin embargo la familia Gaarder pidió apoyo a todos aquellos que cuenten con sangre tipo B+, para poder donar a la compañera.

Esperamos sinceramente que la situación en la que se encuentra la señorita Gaarder mejore prontamente.

¡Eso no resolvía nada!

Solté un bufido de frustración.

El tiempo corría, las manecillas del reloj no se detenían y yo no sabía nada que pudiera facilitarme la respuesta a todas mis dudas.

Continúe caminando en búsqueda de Legna, seguí la dirección en la que le vi correr.

-Legna... -Susurré cuando la vi para justo al frente de mi casillero.

Y la imagen de pronto cambio.

Ya no era Legna la que estaba parada al frente del casillero, era yo.

Mi mirada estaba enfrascada en los diversos post-it de colores que estaban pegados, cada unos de ellos tenían escritas varias cosas, pero en cada uno de ellos destacaba la palabra "Perdon".

En ese momento Aaron se acerco y dijo -¿Puedes perdonarme?

Yo lo miré fijamente a los ojos y me sorprendí de ver la frialdad de mi mirada.

-"Perdon", lleva acento en la O.

Fue lo único que dije para darme la vuelta y alejarme del lugar.

No pude evitar sorprenderme de mi actitud con Aaron, pero podía estar segura de algo.

Él había hecho algo, lo suficientemente malo, como para que mi actitud fuera de esa manera con él.

-Legna... vamos. -Le dije a Legna y la jale de la mano para irnos del lugar.

 

A La Sombra Del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora