CAPITULO 14

711 44 4
                                    

La vida se determina por dos palabras clave: Hermosa y dolorosa.

-Así que Desiree...

-Así que Aaron... -Mencione su nombre con sorna.

-¿A poco mi nombre no está hermoso?

-Hay miles de chicos con el mismo nombre y Aaron es uno de los más comunes.

-Pero ninguno es como el mío, cariño.

Me reí por su egocentrismo.

La hermosura nos hace querer continuar con vida y el dolor nos hace sentir vivos.

-Bien... Ammm... Quería preguntarte, ya sabes... Ammm -Aaron estaba frente a mi sudando y tartamudeando.

-¡¿Qué rayos?! El chico que se siente el amo, dios de este universo... ¿No sabe cómo expresarse? -Me burle de él.

Él me miró resentido y dijo "Vete a la mierda, Desiree".

Me reí.

Él se dio la vuelta dispuesto a irse.

Lo alcance, jale su sudadera y quedamos frente a frente, me acerque y cuando pude sentir su aliento dije -Sí, si quiero ser tu novia.

Me besó.

Si sabes enfrentar ambas cosas de la manera correcta sabrás lo que es vivir y si en cambio solo ves una...

-Vete a la mierda, Aaron!

-Perdón, cariño, no era mi intención. -Estaba frente a mi solo con un boxer puesto. Su rostro denotaba culpabilidad, pero yo no podía perdonarlo.

-Ya lo creo, Aaron... Nada nunca es culpa tuya. Sueltame, me tengo que ir. -Las lágrimas estaban debilitandome y por si fuera poco Aaron me tomo entre sus brazos.

-Perdón, cariño.

Sueles vivir con ingenuidad en un lugar irreal, o sueles vivir deprimido.

-No puedo perdonarte, Aaron... Si te perdono ahora sería equivalente a perdonarte unas mil veces y no puedo. -Me di la vuelta más que dispuesta a alejarme del lugar.

Él ya no trato de detenerme, solo se quedó parado ahí.

En el transcurso del camino hasta mi casa, las lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas sin control alguno.

Me trate de tranquilizar antes de llegar, no era necesario alarmar a mis padres.

Conocían a Aaron y sabían que cualquier cosa que me pasará sería culpa de él.

Aunque no fuera así.

Entre sigilosamente.

-Esii! -Corrió Livi, la hija de Liam e Iselin.

-¡Hey! Hola linda -La cargue, tenía cuatro años y un hermoso cabello negro con rulos.

-¿Jugamos? -Me pregunto esperanzada.

Lo dude un poco.

-Mas tarde, ¿Te parece? -Ella asintió con la cabeza y sus risos se agitaron en su cabeza.

Subí a mi habitación y una vez ahí, me lancé a la cama y lloré.

Lloré hasta que sentí que no había lágrimas.

A La Sombra Del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora