IV

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Querido Kenneth:

No tienes idea de cuánto me ha aliviado volver a tener noticias tuyas, y no solo a mí, a tu madre también. No sabes el aspecto tan miserable que tuvo durante estas semanas en las que no sabíamos nada de ti. A pesar de mi compañía y apoyo, eso jamás será suficiente para una madre en su posición. Y tienes razón sobre que nunca dejo de preocuparme por más que me lo pidas. ¿En todos estos años cuándo he dejado de hacerlo? Lo hago desde que éramos niños y tú eras un enano y enclenque niño llorón. Pero esta vez, quiero intentar confiar en que todo estará bien.

Y sobre mi «impulsividad», ¿me acusas a mí de ser impulsivo? ¿Acaso no recuerdas quién era el que solía meterse en peleas contra esos chicos del equipo de béisbol, aunque solo fuera un mocoso debilucho?

Y siendo sincero, me gustaría decir que no ha sucedido nada más, pero los insultos de algunas personas aún siguen de vez en cuando, aunque ahora incluso algunos vecinos a pesar de no insultarnos ni expresar algún comentario abiertamente contra nosotros, muestran una actitud de desprecio. Y pensar que son las mismas personas que hasta hacía poco solíamos tratar con una sonrisa. Pero lo que más me preocupa es Tuyen... Algunos chicos en la escuela le han escrito palabras ofensivas a mi hermana en su asiento, e incluso uno de esos malditos mocosos la llamó «¡asquerosa vietnamita!» ¿Puedes creerlo? ¿Y sabes qué dijo la dirección de la escuela?: «Que son solo cosas de niños.»

¡¿El odio y el desprecio «son solo cosas de niños»?! ¡No me jodas! Por eso en estos momentos más que preocupado por mí, lo estoy por la seguridad de ella. De verdad espero que esto no llegue a más, porque si alguien la llegara a lastimar, no sabría decirte cómo me podría controlar.

Tu amigo,

Phong. 

El significado del deberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora