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Kibum estaba recogiendo los últimos libros de su pupitre para poder echarlos a su mochila apenas las clases terminaban. Su amiga, su única amiga, Nicole, estaba sentada frente suyo y hacía exactamente lo mismo.

—Saliendo… ¿Vienes a mi casa? –pregunto la castaña, que ahora sostenía su cabello largo en una coleta hacia atrás mientras le miraba.

—¿Eh? No… No, no. No deseo causarte problemas. –Kibum sonrió con levedad, incómodo, puesto que desde hace dos meses las cosas no iban bien entre ambos.

A decir verdad, las cosas no iban bien con Kibum y el instituto.

—Está bien… –Nicole no quiso insistir al saber que tendría problemas con sus padres y eso le hacía sentir todavía peor, pues no podía estar con su amigo. Mucho menos apoyarlo– Te veo mañana entonces… ¿Vale? Mis padres vienen por mi hoy.

—Entonces ve primero, así no nos miran juntos.

La castaña asintió, dejando un beso en la mejilla de Kibum como solía despedirse de él todos los días y le dejó.

Kibum por su parte esperó algunos segundos, así podía evitar que los padres de su mejor amiga los pillaran juntos.

A los segundos, cayó una bola de papel sobre su cabello y una risa tanto de chicos como de chicas al fondo se escuchaba. Ya comenzarían otra vez y apenas acababan las clases.

—Come pollas, tengo un regalo aquí para ti.

—¿Qué dices? No le gustan las mujeres y lo sabes.

—Claro que lo sé, hablaba de meterle un dildo por el culo.

Kibum cerró los ojos al escuchar las burlas otra vez y tomó sus pertenencias para ir a casa. Pero ahora se enfrentaría a algo peor.

El pasillo.

Apenas salió todos lo señalaron, unos con asco, otros con burla, otros más simplemente por morbo.

Los murmullos se hacían rápidos entre tantas personas, pero tal vez ya no le importaban, al menos no le golpeaban y eso era lo que importaba.

Miró al fondo del pasillo al club de baloncesto y ahí estaba Woohyun, su “exnovio”, o como sea que ahora se hacía llamar.

—¡Hey! Miren a quién tenemos aquí.

El rubio trató de salir rápidamente por la puerta de junto, pero uno más del equipo lo empujó hasta la pared del otro lado, dejándole expuesto a lo que Woohyun debía decir.

—No me ignores cielo, eso no lo hacías cuando estábamos en la cama.

—Woohyun déjame…

—¿Quién demonios te dio el permiso de llamarme así de nuevo? –el nombrado se acercó peligrosamente al cuerpo de Kibum, haciéndole bajar la mirada y obligarlo a retener las lágrimas que querían salir nuevamente, como ese día.

—Woohyun. —llamó una voz firme y gruesa, haciendo que el nombrado enseguida volteara a verlo con el ceño levemente fruncido al interrumpir lo que estaba a punto de hacer– y el resto, quiero verlos a todos entrenando. Ahora.

Al ser Jonghyun el líder del equipo escolar de baloncesto todos tuvieron que hacer caso, incluso Minho, que venía a sus espaldas.

Kibum solo subió la mirada, para pretender que no había sido intimidado en lo más mínimo y miró a quién antes había hablado.

Las miradas de Jonghyun y Kibum se conectaron por largos segundos, hasta que el moreno caminó al frente, en dirección donde su equipo.

Kibum no lo entendía, pues desde que Woohyun terminó con él después del sexo y encima contó a todo el colegio de cómo sólo estaba pensando en meter su polla en un lugar más apretado y las burlas se expandían por todos lados no dejaba de verlo, de esa misma forma. Serio, enojado, tal vez casi comiéndolo.

Nicole algunas veces decía que tal vez Jonghyun también iba por su trasero, que era lo más probable; pero si lo quería ¿no ya lo habría tomado entonces? Tenía muchas dudas en su cabeza que simplemente se negaba a contestar por miedo a salir más lastimado de lo que estaba.

Siguió con su camino. Era lo único que le quedaba.

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En su casa no era mejor, apenas y sabía de sus padres puesto que ellos siempre estaban de viaje y al ser hijo único, simplemente estaba solo todo el día, la mayor parte de los días.

Fue directo a su habitación, se tiró en la cama boca abajo y abrazó su almohada para evitar llorar.

Sus ojos simplemente lagrimearon pero hasta ahí, no se permitía llorar al saber que podía estar bien, que podía superarlo y que pronto se terminaría.

Que todas esas burlas pronto serían de su parte cuando lograra convertirse en un exitoso pintor reconocido no solo en Corea.

“En su cara, malditos fracasados”  diría, a todos los del instituto, cuando pudiese tener una carrera, una casa propia, una familia… Una familia.

“¿Con un hombre, Kibum?” se torturó, tallando sus ojos contra el afelpado de su almohada para evitar que esos pensamientos dieran a más lejos.

Se rodó en la cama, mirando la pared pegada a la misma sin buscar nada en ella, sólo estando perdido, sólo estando en el limbo que gustaba de nadar en lugar de sus propios sueños.

A las horas tomó su móvil, entrando a una red social de anónimos que iban a desahogarse ¿Qué hacía en ella? Justo eso, desahogarse.

“K78 ha iniciado cesión.

Mark: Hola ¿Cómo te fue hoy K78?

K78: Aprendí algo de cálculo… Pero como siempre.

Lili12: ¿No has intentado hablar con alguien?

K78: No me serviría de nada.

PCY1000: Yo creo que ellos tienen razón… No queremos verte mal, somos amigos.”

Y el chat grupal se llenó de preguntas, tanto para Kibum como para sus amigos sin rostro, todos se llevaban bien, todos podían decir lo que fuese y nadie tendría inconveniente alguno.

Era horrible sentirse nada por los demás… Pero era, de alguna forma, mejor sentirse nada con alguien más.

“Mensaje privado” apareció en el móvil de Kibum.

“JH136: Hola.

K78: Hola.

JH136: ¿Qué tal estás?”

Una conversación como cualquier otra, pensó Kibum, tal vez si se llevaba bien con JH136 podría unirlo al grupo de sus amigos.

“JH136: No quiero entrar a tu grupo, sólo quiero hablar contigo.

K78: ¿Conmigo?

JH136: Tengo que irme, descansa.“

Y antes de mandar su último mensaje, JH136 cerró la cesión.

Sintió miedo ¿Sólo quería hablar con él? ¿Lo conocía entonces? No era posible… No, no debía serlo.

Sólo lo estaba mal entendiendo, sólo estaba demasiado asustado con el mundo que hasta una página anónima lo espantaba.

Cerró cesión y dejó su celular lejos, acomodándose a una esquina de su cama, abrazando sus piernas con fuerza para resistir otra vez las ganas de llorar.

Para no tener miedo.

Para no ser débil.

Para hundirse en su limbo.

Limbus [JONGKEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora