XVII

420 76 10
                                    

Jonghyun llegó corriendo a toda velocidad para irrumpir en el municipio, poco le importaron las miradas que había recibido cuando con respiración jadeante buscó a Kibum por todos lados hasta encontrarlo, corriendo una vez más a él.

—¡Kibum! –le gritó.

El rubio no hizo otra cosa más que voltear y encontrarse con el rostro de su pareja más cerca de lo que esperaba, y cuando intentó hacer algo, ya lo tenía encima.

—Bummie... Bummie dime qué estás bien...

Kibum sintió los brazos fuertes de Jonghyun apresarlo contra su cuerpo, de una forma tan cálida que le fue inevitable no soltar en llanto con un nudo en el cuello para evitar tontamente mostrar sus sentimientos.

—Jonghyun... –gimió en melancolía, dejando que sus brazos actuaran solos para sostenerse con fuerza a su cuerpo.

Tal vez fueron minutos demasiado pesados para ambos, en donde Kibum no dejaba de repetir el nombre de Jonghyun y el moreno, no dejaba de presionar a su pareja contra su pecho de forma insistente, no para protegerlo, sino para ocultarlo del mundo y de todo, que sólo fuera para él.

Ambos se vieron interrumpidos por los padres de Jonghyun, que venían detrás a paso rápido, claramente preocupados por toda la situación en la que se estaban encontrando.

—Kibum. –llamó la madre de Jonghyun.
—B-buenas noches, señora. –contestó Kibum, claramente avergonzado.

Nadie más dijo nada sobre nada en absoluto, se quedaron un buen rato en silencio donde Kibum tenía la mirada clavada en el suelo y sentía como los tres Kim lo veían tal vez sin parpadear.

—Disculpen. –llamó un oficial, que se acercaba a todos con una tableta de madera en las manos– necesitamos que tus padres firmen unas cosas.
—Mis padres no están en la ciudad. –contestó Kibum con rapidez, no quería pensar en sus padres en esos momentos.
—Si un adulto no firma por ti, no podrás irte.
—Yo firmaré. –anunció el padre de Jonghyun, dando un paso al frente para hacer acto de presencia.
—Si firma, toda la responsabilidad caerá sobre usted.
—Lo sé.

Al ver que realmente iban a firmar papeles en nombre del rubio, no hicieron más que entrar a una pequeña cabina que estaba justo al frente, sólo el oficial y el señor Kim acompañado de su esposa.
Mientras aquello sucedía, la persona que antes había ayudado a Kibum estaba saliendo por la puerta de junto, ya sin oficiales a los lados, estaba solo y ahora se dirigía a ellos.

—Lo siento... No pude presentarme. Mi nombre es Jinki, soy profesor en la universidad de artes plásticas.
—Un gusto. –dijo Kibum, tal vez no estaba prestando mucha atención.
—Soy Jonghyun. –continuó el moreno, buscando seguir la plática– agradezco que ayudaras a Kibum.
—No agradezcas, es algo que deberíamos hacer todos.

Tal vez la plática de ambos hubiese seguido, de no ser por la presencia de un casi modelo entrar por la puerta principal, capturando la mirada de todos enseguida, e incluso Kibum podía jugar, algunas mujeres habían chillado de emoción pura.

Aquella persona no hizo más que mirar a los lados hasta que localizó a la persona que buscaba y pronto se acercaba a los tres, suponiendo rápidamente, que iba hacia Jinki, su nuevo conocido.

—Cariño. –mencionó el joven alto, y Kibum juró escuchar perfectamente bien.

Y tal cual, las cosas volvieron a ir demasiado rápido y sin sentido cuando los labios de Jinki y del joven pelinegro se unieron en un beso casto pero suave.

—El es Joon. –presentó Jinki, como si fuese lo más común del mundo– es mi pareja.

Ni Kibum ni Jonghyun pudieron decir algo respecto al tema porque estaban un poco impactados por la situación y gracias a ello, unas cortas risas se escucharon por parte de sus ajenos, tal parecía que no era ls primera vez que les pasaba.

—Nos casamos en el extranjero, les recordamos lo mismo. –expresó Joon, como si aquella fuera una idea usual.
—Joon, ellos aún son niños.
—Pero nunca se sabe.

Después de intercambiar algunas palabras más, Jinki dejó su número de teléfono a Kibum por si alguna otra situación se llegaba a presentar, tal vez mantener contacto con personas de su "entorno" no era nada malo.

Después de estar solos los dos y decir lo extraño que había sido todo respecto a dus nuevos amigos, llegaron los padres de Jonghyun con una sonrisa en los labios, indicando que todo estaba bien ahora.
La madre de Jonghyun había insistido en dejar a Kibum en su casa ya que tenían el auto, sin embargo, el padre de Jonghyun mencionó que tal vez era mejor no dejarlo solo esa noche, así que los cuatro partieron a casa, Kibum pasaría la noche con ellos.

Mientras iban en el auto, Kibum se había pegado completamente al cuerpo de su pareja y lo abrazó hasta casi hundirse en su ropa, Jonghyun por su parte no le había negado el contacto y al contrario, parecía calentarlo más a aquello, dejando pequeños mimos en sus brazos y lentos besos sobre sus cabellos.

—Gracias. –le dijo Kibum a Jonghyun, subiendo el rostro un poco para poder verlo.
—¿Por qué agradeces?
—Porque estás conmigo.
—Tonto.

Jonghyun terminó con la distancia entre ambos y dejó un beso suave sobre sus labios, haciendo sonreír al rubio y es que tal vez Kibum no lo sabía, pero Jonghyun vivía de su sonrisa.

De sus ganas de estar con él.

Limbus [JONGKEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora