XI

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No es como si fuese divertido esconderse todo el tiempo de las personas y justamente por ello Kibum no lo hacía ni cuando comenzaron a molestarlo en la escuela, pero tras el incidente con Jonghyun, ese había sido una de sus principales preocupaciones.

Escóndete aquí, escóndete allá, no salgas por ahí, etc. Con tal de evitar todo tipo de contacto con Jonghyun, así nada más lo viese él.

¿Por qué? Se seguía preguntando, pero es que no creía conveniente seguir viéndolo, seguir dejándolo entrar en él.
Pasaron tal vez dos semanas en las que logró hacer que Jonghyun se diera cuenta que no deseaba tenerlo cerca, y se dio cuenta cuando Jonghyun dejaba de ir a buscarlo al salón, cuando salía con más confianza al pasillo y no había ni un mínimo rastro de él.

—Qué pasa, princesa ¿Será acaso que tu príncipe ya se cansó de ti? –molestaban sus compañeros siempre que lo encontraban mirando a la puerta del salón con miedo a que el moreno apareciera, que lastima que no supieran que era al revés.

¿Lo era?

Mordió sus labios después de crearse esa idea ¿Realmente estaba cansado de Jonghyun? Y se respondía al instante, para engañar a su mente y no hiciera que flanquear ante sus decisiones.

—Bummie… –le habló Nicole, quien comenzaba a acariciar sus cabellos distraídamente.– ¿Crees que así esté bien?

—Lo está. –le contestó sin siquiera dudarlo, aunque sabía que ninguno de los dos le creía.

—Escuché que Jonghyun no está viniendo al colegio. –¿Cómo?

—¿A qué te refieres?

—Siempre que estoy con los del equipo, cuentan sus cosas, Minho dijo que había enfermado un poco y por eso no quería venir, lleva así unos… Tres o cuatro días.

Eso no era posible.

No lo buscaba hace cuatro días.

No lo había visto en bastante tiempo como para no terminar de creerlo.

Estúpido Minho.

—¿Kibum? ¡Kibum! –le gritó Nicole desde su lugar, pero fue en vano, el rubio ya había corrido muy fuera de su alcance.

Escaleras arriba para ir hacia donde se supone que estaba su salón y enseguida notó que no había nadie allí dentro, tenían la hora de deportes, suponía él.

Se dispuso así a ir escaleras abajo lo más rápido que le daban sus piernas hasta que logró bajar todo el edificio, haciendo que su respiración fuese más que agitada y encima, supiese que tenía que seguir corriendo hasta llegar a las canchas.

¿Para qué corría? Bueno, como es cualquier película dramática, nos gusta saber que puede ser el último segundo de nuestra vida.

Cuando llegó a las canchas y encontró a los compañeros del moreno corriendo de allá para acá, a órdenes de su profesor entonces se dispuso a esperar en las gradas hasta su minuto de descanso, aprovechando para recuperar aire y acariciarse las piernas, al final seguía siendo débil y lo último que quería, era que se le acalambraran en esos momentos.

Sin embargo era mala idea.

Tenía tiempo suficiente para ponerse a pensar en mil cosas y al mismo tiempo en nada.

Y no quería extrañar a Jonghyun.

Se mantuvo algo distraído cuando mejor se puso a mirar por todos lados para encontrar detalles que en su vida sabía que estaban ahí, como por ejemplo el árbol que estaba al fondo de la escuela, ya tenía pequeñas flores encima, o las bancas oxidadas en las que estaba, las cuales ya serían remplazadas según tenía entendido.

Limbus [JONGKEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora