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Era lunes y los chicos se encontraban sentados en sus respectivos sitios de clase a la vez que escuchaban la aburrida clase de historia.

Kellin estaba situado más o menos en el centro y 3 mesas detrás a la izquierda, Vic. El primero se dedicaba con todas su fuerzas a escuchar la charla del profesor pero no podía evitar cerrar de vez en cuando sus ojos. El segundo estaba totalmente distraído mientras que escribía letras de canciones quién sabe acerca de qué.

Las clases de ese día pasaron muy lentas para los chicos. Era quinta hora y tocaba lengua, Kellin estaba distraído mirando de reojo a Vic. De repente la clase se quedó en silencio.

—¿Sr Quinn?—el ojiverde no respondía—¿Kellin? ¡Kellin Quinn!—le llamó la atención el profesor—¿Me puede decir qué es lo que estaba explicando?

—Eh... No sé... No lo recuerdo—respondió el aludido alterado

—No me extraña, no para de mirar a su compañero Víctor—las mejillas de Kellin se tornaron rojo intenso y agachó la cabeza

Vic miró mal al profesor y gruñó para seguir haciendo dibujitos y canciones en su cuaderno. Justo cuando más intentaba alejar su presencia de si mismo es cuando más le provocaba. Eso le iba a traer consecuencias al ojiverde.

Después del incidente la clase continuó normal y sin problemas. Pero antes de que Kellin pudiera irse del aula Vic lo paró con cara de pocos amigos.

—¡¿Qué se supone que hacías mirándome, eh?! ¡¿Acaso tengo algo en la cara?!—preguntó el moreno de ojos café con tono de cabreo—¡¿Me vas a responder?!

—Eh, esto, yo lo siento. No quería molestarte

—Pues no lo hagas—gruñó Vic para después irse por la puerta con parsimonia

Kellin tan sólo suspiró. Al fin tenía un primer acercamiento con aquella utopía de chico y este le trataba de esa manera. Después simplemente se fue hasta su taquilla para coger sus cosas para su siguiente clase y dirigirse hacia allí.

Mientras tanto en el pasillo principal Alan terminaba de guardar los libros para llevarse los de la nueva clase. Justo se acababa de encaminar cuando de repente chocó con alguien y todo lo que tenía en las manos se le cayó.

—Oh, lo siento, de verdad. No iba mirando hacia el frente y no te he visto, lo siento—dijo una voz que a Alan se le hacía conocida

Los dos chicos inmediatamente empezaron a recoger los libros. Cuando Alan subió su cabeza, se encontró con los ojos de Austin, que le miraban de forma serena a la vez que este le sonreía. Alan le devolvió la sonrisa y cuando terminaban de recoger los libros sus manos se rozaron. El pelirrojo sintió como si una chispa recorriera todo su cuerpo e intentó no ponerse nervioso. Austin miró distraído hacia los lados. La tensión que había en ese momento era muy notable.

—Joder, lo siento, soy idiota. He roto tu móvil. Lo siento, te pagaré lo que haga falta por la reparación—dijo Austin a la vez que se daba cuenta del estropicio que era el móvil del pelirrojo

—Oh, no pasa nada, de verdad. No hace falta, ha sido un accidente. No te preocupes—le contestó Alan

—Bueno, pero al menos déjame compensártelo de alguna forma, por favor

—Está bien, ¿qué te parece si quedamos el viernes para ir al cine?

—Me parece perfecto. A las 6, ¡no faltes!—le sonrió Austin mientras se daba la vuelta para ir a clases

Alan simplemente siguió su camino mientras se mordía el labio inferior e intentaba relajarse. Sabía que en aquella cita le iba a costar horrores poder hablar con Austin pero igualmente estaba muy feliz por el hecho de que iba a estar con el chico que le gustaba. "Que locura" pensó Alan a la vez que negaba y se revolvía el cabello. Entró a su clase y se sentó a fantasear durante toda la hora.

• pain • |internado de bandas| [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora