• pain • |internado de bandas| [EDITANDO]

Capítulo 11[Maratón 2/4]{CASHBY INTENSO, BITCHES}

El tiempo pasó rápido y la Nochevieja ya estaba allí. Como Alan y Austin acordaron quedarían a las ocho y media en casa del pelirrojo y después irían a cenar. Austin se encargó de todo, tenía que ser perfecto. No podía dejar pasar la oportunidad. Alan Ashby tenía que estar con él fuera como fuese y Austin Carlile lo iba a conseguir.

El moreno se duchó y se puso una camisa blanca con unos pantalones negros de traje. Se encargó de que su regalo estuviese perfectamente envuelto, lo cogió y bajó hasta la entrada para ponerse su gabardina. La madre de Mitch lo miró de arriba a abajo orgullosa.

—Austin, no se va a poder resistir. Estás guapísimo. Que afortunado va a ser ese chico—le dijo

—Aus10, tío, hoy triunfas seguro. Ten cuidado y acuérdate de no pasarte a ver si mañana no va a poder andar—dijo Mitch divertido

El moreno rio.

—¡Mitch! Cállate y vámonos, que nos están esperando. Austin, que te lo pases bien—finalizó la madre de Mitch

Los padres de Mitch salieron junto a Mitch hacía uno de los coches que tenían mientras que Austin cerraba la casa y se montaba en otro.

—¡Austin, fucker!—oyó que decía Mitch a lo lejos mientras se reía

—¡Mitch, no te vas a reír tanto cuando te dé!—dijo su madre a la vez que le soltaba dos collejas y lo metía al coche

—¡Pero si ya me has dado!

—¡Que te calles!

—Vale, vale

Austin rió ante la discusión entre su mejor amigo y su madre. Esas cosas no se veían todos los días. Después se miró en el espejo del coche, se echó colonia y puso un jazz bajito para ambientar.

Tras aquello, Austin arrancó y se dirigió a casa del pelirrojo.

Mientras, Alan se terminaba de preparar en su casa a la vez que escuchaba alguna que otra canción de sus bandas favoritas. Se vistió similar al moreno exceptuando la camisa, que fue de color azul oscuro. Al parecer el smoking le resultó demasiado elegante, además de que no sabía como iría vestido Austin. Su familia había llegado hace poco pero ya casi no faltaba nadie. De repente se oyó el timbre y Alan se puso tenso, tenía que ser Austin.
Su madre, que estaba abajo, abrió la puerta encontrándose con el moreno.

—¡Austin! ¡Vaya, que guapo estás! Le diré a Alan que baje—exclamó la madre del pelirrojo

—Oh, gracias señora Ashby

—¡Alan, baja!—la madre de Alan le gritó para que bajara—El pobrecito es tímido, no se lo tengas en cuenta. En el fondo se le ve que te quiere mucho. No sé como es que no estáis juntos

—Mañana eso será un pasado, se lo aseguro—dijo Austin sonriente

—Alan, pásalo bien con la novia—se oyó desde lejos una voz de niño de no más de seis años

Alan rodó los ojos mientras bajaba por las escaleras y cuando se dió cuenta ahí estaban sus dos abuelas a despedirlo.

—Ah, y no hagáis nada que luego llegan las desgracias—dijo una de ellas para después plantarle dos besos y dejarle el pintalabios en las mejillas

—¡Mira Alan, ya no necesitas maquillaje, estás divina de la muerte!—dijo Austin desde la puerta y la madre del pelirrojo rió

—¡Austin!—gritó a la vez que se quitaba el pintalabios

—¡Que Alan no tiene novia, tiene novio!—exclamó aquel niño pequeño

—¡Alan, la homosexualidad es una enfermedad!—dijo una de sus abuelas—¡Tu te tienes que casar por la iglesia con una muchachita que te sepa atender! ¡La homosexualidad no está aprobada por la iglesia!