Narra Joanna
Siempre me gusta recordar esa noche como el comienzo de mi vida. De la vida que llevo ahora, como si hubiera estado muerta hasta ese momento. O simplemente dormida...
Esa noche casi ni dormimos, en realidad jamás nos movimos del sofá. Estuvimos toda la noche conociéndonos mejor, aprendiendo la historia del otro. Harry me contó que había nacido en Cheshire, en un pueblito llamado Holmes Chapel; solía vivir allí con su madre y su padrastro. También tenía una hermana mayor, Gemma, a quien mucho no veía ya que se encontraba estudiando en Manchester. Se había mudado a Londres hacía dos años para estudiar y, vaya casualidad, ambos asistíamos a la misma universidad, sólo que nunca nos habíamos cruzado porque no compartíamos ni una sola clase.
Yo también le conté todo lo que necesitaba saber de mí; familia, amigos, Louis, incluso hablamos de Dylan. No me extrañó descubrir que Harry había pasado por una situación casi idéntica con una ex novia, Tanya; ella era la razón por la que me había ayudado, al verme había sentido que se estaba mirando a él mismo hacía un año.
También se ofreció para ayudarme apartamento y dijo que mientras tanto me podía quedar en el suyo.
La luz que entraba por la ventana me daba de lleno en la cara, por lo que me rehusé a abrir los ojos. Me encontraba recostada en una posición que era cualquier cosa menos cómoda. Sentía algo rectangular y duro que chocaba contra mi costilla derecha y me dificultaba la respiración, sin mencionar el peso aplastante sobre mis piernas y estómago. Traté de recordar qué era lo que había pasado la noche anterior, repasando todo en mi mente. "Oh diablos, Harry!", pensé. Mis ojos se abrieron de inmediato, y tuve que morderme la lengua para no maldecir al sol en frente mío y del cuál me había olvidado completamente. Entrecerré un poco mis ojos hasta que lograron adaptarse a la luz del ambiente. ¿A qué se debía tanto sol? Estábamos en pleno invierno!
Miré alrededor mío; aún me encontraba en el sofá y el peso que sentía sobre mí era el cuerpo de Harry, quien se encontraba atravesado sobre mí pero con su cabeza sobre el apoyabrazos opuesto. Traté de meter la mano debajo de mi cuerpo hasta encontrar lo que me lastimaba las costillas; era el control remoto de la TV. Suspiré e intenté acomodarme un poco para aliviar la molestia y poder respirar normalmente. Harry se removió un poco en cuanto yo me moví, pero continuó durmiendo profundamente. No había ni chance de que fuera capaz de levantarme sin despertarlo, por lo que tomé el control y encendí la TV, limitándome a mirar la imagen sin sonido. Busqué un canal donde transmitieran noticias y así de paso ver la hora. Eran casi las 11 am. "Genial" pensé con sarcasmo, "hoy no voy a la universidad". En la televisión hablaban sobre un choque que había habido en la autopista, agradeciendo que todos habían salido ilesos y esperaban que el tráfico se restableciera pronto. Creo que estuve observando la pantalla del televisor por una media hora, en realidad sin prestar mucha atención a lo que transmitían.
-Buen día- su voz terminó de sacarme del estupor en el que me encontraba. Me volteé y sonreí.
-Me asustaste! Buen día..- rió.
-Lo siento, ¿cuánto tiempo llevas despierta?- miré el televisor. Las 11.40 am.
-Unos 40 minutos, más o menos.
-Ugh- se retorció, dolorido. Se incorporó y observó la posición en que se encontraba. -¿Cómo diablos terminamos así?- ambos reímos.
-No tengo ni idea pero ya no siento mis piernas- admití. Se levantó para que yo me pudiera incorporar. La cabeza me dio vueltas en cuanto me senté, nublándome la vista. Un hormigueo comenzó a correr por mis piernas, la sangre fluyendo nuevamente. Harry se dirigió a la cocina y comenzó a rebuscar en las alacenas.
-¿Qué haces?- pregunté.
-Um...no tengo nada para desayunar, me quedé sin café. Hay un Starbucks a unas cuadras, ¿quieres arreglarte un poco e ir a desayunar conmigo? Yo invito.- sonreí ampliamente.
-Claro.
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Strong | h.s
FanfictionSupongo que me di cuenta de lo especial que era el día que me encontró, o me salvó, quizá sería más apropiado decir. Pero no podía arruinarlo, si él no sentía lo mismo terminaría arruinando nuestra amistad. No podía arriesgarme a perderlo todo. Él e...