Capitulo 3

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Pegué un salto ante la voz masculina que se encontraba detrás mío. Me limité a mirarlo, incrédula. Era un chico, no más grande que yo, con cabello alborotado y de mediana estatura. Estaba completamente empapado, y con cada gota que caía sobre él, su pelo se iba desarmando lentamente. Mucho más no pude distinguir debido a la oscuridad de la noche.

-¿Acaso luzco "bien"?- contesté bruscamente.

-Uh, yo, lo siento...-su voz era dulce y a la vez un poco ronca, armonizando peculiarmente para formar un sonido hermoso. -Lo siento, sólo quería ayudar- contestó torpemente. Mi actitud lo había tomado por sorpresa, y yo me arrepentí en el momento en que las palabras salieron de mis labios. El chico comenzó a alejarse, camino a la calle -Mejor me voy...-

-No!- me levanté del banco para seguirlo, pero rápidamente me detuve, obligándome a calmarme antes de asustarlo- Es decir no, no te vayas. Lo siento, tenías razón. Sólo estoy molesta...pero no contigo.-Intenté arreglarme un poco a medida que hablaba, secándome las lágrimas de mis mejillas con el dorso de la mano, aunque mucho sentido ya no tenía al confundirse con la lluvia que me pegaba en la cara.

Se quedó en el lugar, dudando si quedarse o irse. Se limitó a observarme con ojos entrecerrados. Lentamente fue acercándose nuevamente, hasta llegar a mi lado. Me empujó suavemente de los hombros, haciéndome sentar, y luego él se sentó junto a mí.

Narra Harry

No sabía por qué, pero sentía que debía consolarla, saber lo que le sucedía. A pesar de estar llorando, pude distinguir que era hermosa, incluso triste y en la oscuridad. Se veía que llevaba bastante rato bajo la lluvia, ya que su pelo se encontraba separado en irregulares mechones de largos rulos castaño oscuro que parecían despedir agua al igual que una manguera. Me limité a observarla a observarla por unos segundos, dándole tiempo para calmarse, y a su vez, también lo hizo la lluvia, que fue aminorando hasta convertirse en una fina llovizna. Esbocé una pequeña sonrisa y le ofrecí mi mano.

-Soy Harry...Styles- sonrió levemente y tomó mi mano.

-Joanna Tomlinson

-Un gusto en conocerte, Joanna- ella lanzó un resoplido.- ¿Qué?- pregunté

-¿En serio lo crees? Estoy hecha un desastre- admitió. Su afirmación me hizo reír.

-Sí, bueno, todos tenemos nuestros días...- su móvil comenzó a sonar, interrumpiéndome. Al parecer no se había percatado de que lo llevaba consigo, ya que me dirigió una mirada confundida antes de comenzar a hurgar su chaqueta. Observó la pantalla del móvil, se levantó, acercándose al río y lo arrojó tan fuerte como pudo. Esto me tomó por sorpresa, lo que esperaba como máximo era que ignorara la llamada; me puse a pensar si lo que le había sucedido no era aún peor que lo que yo imaginaba. Aún estaba de espaldas a mí, de cara al río, una de sus manos se dirigió a su rostro y supe que estaba limpiando las lágrimas que caían nuevamente por su rostro. Luego de un momento volvió al banco y se sentó junto a mí.

-¿Mejor?- me atreví a preguntar.

-Un poco- asintió. Me quedé observándola por un instante, sus mejillas estaban recobrando un poco de color y sus ojos ya no lucían tan hinchados de haber llorado, pero temblaba de frío.

-Vamos, dentro de poco comenzará a helas, debes secarte...Y yo igual- comenté observando mi ropa con una mueca. Rió levemente al mirarme. -Ya sabía que no costaría demasiado- sonreí ampliamente.

-¿El qué?- arqueó las cejas.

-Conocer tu sonrisa

Unos minutos más tarde ya nos encontrábamos en mi apartamento. El tráfico había sido leve debido a la hora y a que era día de semana.

Strong | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora