Narra Joanna
La tenue luz del sol ingresaba por la ventana frente a mi cama, dándome en el rostro de lleno. El verano cada vez se disipaba con más rapidez, destacándolo con sus heladas mañanas y acrecentadas nubes sobre el usual azul del cielo. El silencio en el ambiente era tan profundo que se sentía como estar bajo el agua, siendo ocasionalmente interrumpido por los lejanos ladridos de perros y el piar de pájaros en algún árbol cercano. Abrí los ojos y me incorporé en la cama lentamente, absorbiendo todo a mi alrededor curiosamente, decidida a aprovechar cada minuto que pudiera quedarme recostada antes de que mis músculos protestaran por ponerse en movimiento.
El cuarto de Gemma era de un simple y monótono blanco, siendo sólo interrumpido por el escaso inmueble y los viejos pósters de Take That y Busted pegados aquí y allá. Sólo había una pequeña ventana que permitía el paso del sol, lo que, contradictoriamente, proporcionaba tanta luminosidad al reflejarse sobre las paredes, que hasta un ciego hubiera sido capaz de ver. Una infinidad de perros, gatos, osos y elefantes de peluche parecían seguir cada uno de mis movimientos con sus ojos falsos y mirada inquietante desde el pequeño sofá individual en el cual los había colocado despreocupadamente siete noches atrás para adueñarme de su lecho. Seguramente por eso parecían acusarme de algo.
Media hora de vagancia y un cepillado de dientes más tarde, me encontraba bajando las escaleras hacia la cocina, donde encontré a Anne en la barra de desayuno junto a una chica de cabello castaño largo y lacio, y el par de característicos ojos verdes de la familia Cox; ambas sorbiendo de sus tazas casualmente mientras hablaban en murmuros animados.
Anne levantó la mirada y sonrió al notar mi presencia, aunque su mirada denotaba algo de sorpresa.-Buenos días, Jojo. ¿Qué haces levantada tan temprano?
Fruncí el ceño y lancé una mirada rápida al reloj sobre la pared; las 8,30am. Sí que era temprano.
-Oh, um, ya no podía dormir...-respondí simplemente.
Asintió despreocupada. -¿Café?
-Sí, por favor.
-Oh, por cierto, ella es mi hija; Gemma- dijo mientras se giraba hacia la alacena.
-Eso supuse- sonreí, acercándome a Gemma. -Ustedes son todos idénticos...
Gemma rió y me abrazó por los hombros, sorprendiéndome por completo. -Al fin te conozco, sé tanto sobre ti que era prácticamente vergonzoso no conocerte en persona!-. Sentí mis mejillas sonrojarse y le devolví el abrazo, sintiéndome más en confianza gracias a su gesto de aprobación.
Anne regresó junto a nosotras con mi taza de café, riéndose a la vez que Gemma me soltaba. -Ya, no la apabulles, acabas de conocerla...-regañó a su hija burlónamente. Gemma sólo le sacó la lengua y me guiñó un ojo.
-Ten, yo las hice..-sonrió a la vez que me acercaba un plato con tostadas aún tibias.
-Gracias-reí. -Así que, ¿hace cuánto llegaste?
-Umm- se fijó la hora es su móvil. -Media hora, más o menos.
Asentí. -Escucha, te devolveré tu cuarto en unos minutos y así podrás instalarte, lo prometo. Sólo debo mover mis cosas...
-Oh, no no-me interrumpió rápidamente. -Dormiré en el cuarto de Harry, no te preocupes..
-¿Qué? No, Gemma, es tu cuarto. En serio, está bien, yo dormiré en el sofá o algo.
-A Harry no le molestará. En serio, no es problema, quédate en mi cuarto..
Dudé por unos momentos, sintiéndome totalmente culpable por usar su cuarto ahora que ella había vuelto.
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Strong | h.s
FanficSupongo que me di cuenta de lo especial que era el día que me encontró, o me salvó, quizá sería más apropiado decir. Pero no podía arruinarlo, si él no sentía lo mismo terminaría arruinando nuestra amistad. No podía arriesgarme a perderlo todo. Él e...