VEINTIDÓS

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—¿Hija? —escuché al otro lado de la línea.

—¡Mamá! —respondí alegre. —¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿y tú?

—Excelente, amando el trabajo... ¿Y Joel? —preguntó.

—Está muy bien, esperándome... Iremos a la piscina ahora pero quería llamarte antes. —comenté, regalándole una leve sonrisa a Joel. 

—Te iba a escribir más tarde, pero este es un hermoso gesto, pequeña cascarrabias. —Reí por aquel ocurrente apodo.

—Te amo. —suspiré.

—Yo a ti, Zaphir... Cuídense mucho, Hasta luego. 

Cerré, escuchar la voz de Mamá me alegraba la vida... La amaba tanto.

Confirmé que Joel y yo tuviéramos todo listo para nuestro baño nocturno. Fuimos agarrados de mano a la piscina, casi no había nadie... Unas cuantas parejas, me podía sentir normal, fuera del ojo publico. Desde que conocí a Joel esa sensación había desvanecido, pero en momentos así —nosotros y nadie más, al aire libre— podía sentirme totalmente normal otra vez, junto a él.

—¿Esa sonrisa? —preguntó Joel, entrando al agua junto a mí. 

La cálida agua apenas cubría nuestros pechos, pegué mi espalda contra la pared de la piscina. Joel se aproximó a mí, pegando su cuerpo al mío, dejando un delicado beso en mi cuello.

—Me gusta esto... Estar aquí, contigo, ahora. —rodeé su cuello con mis brazos en un abrazo.

—A mí me encanta, me encantaría pasar todo mi tiempo contigo. —sus labios fueron a los míos.

—Te Quiero, Joel... Te quiero demasiado y eso me aterra.  —escondí mi rostro en su cuello, sus brazos fueron a mi cintura debajo del agua. 

—¿Tienes miedo a que te haga daño? —preguntó, conservando el privado tono de voz. 

—Sí... Mucho, en realidad. —Suspiré, sintiendo una pequeña nostalgia en mi alma. —Pero confío en ti, confío en que no me harás daño. —admití, sacando mi rostro de su escondite para besarle.

—Prometo no hacerte daño, aunque soy un humano y los errores se cometen hasta sin pensarlo... Lo intentaré, daré lo mejor de mí para hacerte feliz siempre. —prometió tomando mi mano y besándola en el proceso. 

Besé su mejilla antes de alejarlo de mí,  hundí mi cuerpo en el agua y escapé de su agarre. Cuando saqué mi cuerpo a flote y miré hacía todos lados no veía a mi novio.

—¿Joel? —murmuré. 

Sentí una manos alarme los pies, sofoqué un chillido y esperé a que Joel saliera del agua... O por lo menos esperaba que fuera él. Pero luego el agua detrás de mí se movió y unos brazos fueron a mis hombros, volteé y esta vez si era Joel.

—Pero... 

Volteé a esperar a quien sea que me haya asustado.

—Hola Zaphir. —Dijo saliendo sonriente del agua, todo pasó en fracción de segundos. 

—Damián, ¿Qué haces aquí? —pregunté casi por instinto, muy sorprendida. 

—Joel. —Saludó con un leve levantamiento de cabeza.

—Damián. —respondió mi novio abrazándome por la cintura, posesivo.

—Vine de vacaciones con unos amigos... No esperaba verte aquí, pero te vi cuando venían por el pasillo y quise sorprenderte. 

Joel bufó casi inaudible a mis oídos, podía sentir la tensión en su cuerpo.

—Oh... Me alegro. —respondí, aún sorprendida. 

—¿Estarás aquí por mucho tiempo? —preguntó, sonriendo, ignorando totalmente la presencia de Joel.

—No, unos cuantos días. 

—Podríamos salir antes de que te marches, yo estaré en otro hotel en una semana. —me informó. —Aún faltan algunas personas de mi grupo de amigos... Caitlyn, creo que la conocen. —Miró a Joel.

—¿Caitlyn? —preguntó Joel, sorprendido. —Sí, la conozco... Me dijo que vendría a México con unos amigos... No sabía que se conocían.

—Nos conocimos hace poco, ella es hermana de una de las chicas del grupo y vendrán entonces comentó que te conocía o algo así.

Me removí incomoda en los brazos de Joel, yo aún no conocía a Caitlyn y el sólo mencionar su nombre me traía una masa de celos. Saber que aquella chica tenía casi la misma atención que yo en Joel... No lo aceptaba, simplemente no podía.

—Ha sido un placer Damián, Joel y yo volveremos a la habitación... Pasa una hermosa noche. —me despedí, y antes de que pudieran decir cualquier otra cosa... Me marché.

Joel no tardó en llegar junto a mí, llegamos a la habitación y no dije una sola palabra. Tomé una ducha para eliminar los químicos que limpiaban constantemente el agua de la piscina. Para relajarme un poco más, lavé mi pelo... Salí únicamente con la toalla envuelta en mi cuerpo, Joel imitó mi acción y se marchó a ducharse, me acosté con pocos ánimos... 

¿Por qué me comportaba así?, Ahora no sabía si mi novio estaba enojado o no. Joel no tardó en salir, lo observé acostarse a mi lado. Me paré y verifiqué que nuestra puerta estuviera bien cerrada.

—¿Quieres cenar? —habló finalmente Joel cuando me acosté a su lado.

—¿Tienes hambre? —le pregunté, noté que estaba muy calmado.

—No, y tú tampoco. —aseguró, teniendo toda la razón. —Ven acá. —abrió los brazos.

Me acerqué y me acosté en su pecho.

—¿Confías en mí? —cuestionó tranquilo.

—Sí. —respondí, sencilla.

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HOLAAAAAAAAAAAAAAAAA 😍

Tu luz (Joel Pimentel, CNCO). >EN EDICIÓN<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora